Apuntes de clases

Clases de filosofía y ciencias bíblicas del Instituto de Humanidades Luis Campino, y la Parroquia de Guadalupe de Quinta Normal.


martes, 27 de enero de 2015

23).-Definición de Filosofía. a

 Clases de Filosofía, en el Instituto de Humanidades Luis Campino, del profesor de filosofía don Oscar Santos Peralta, generación 1992.
Oscar Santos Peralta


Scherezada Jacqueline Alvear Godoy



Esteban Aguilar Orellana; Giovani Barbatos Epple;Ismael Barrenechea Samaniego; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí;Alfredo Francisco Eloy Barra ;Rodrigo Farias Picon; Franco Antonio González Fortunatti;Patricio Ernesto Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda;Jaime Jamet Rojas;Gustavo Morales Guajardo;Francisco Moreno Gallardo; Boris Ormeño Rojas;José Oyarzún Villa;Rodrigo Palacios Marambio;Demetrio Protopsaltis Palma;Cristian Quezada Moreno;Edison Reyes Aramburu; Rodrigo Rivera Hernández;Jorge Rojas Bustos; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala;Marcelo Yañez Garin;Katherine Alejandra del Carmen  Lafoy Guzmán;Paula Flores Vargas; 

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

Diccionario de Autoridades - Tomo V (1737)

PHILOSOPHIA. s. f. Ciencia que trata de la essencia, propriedades, causas y efectos de las cosas naturales. Es voz Griega y compuesta de philos amor, y sophia ciencia. Latín. Philosophia. TORR. Philos. lib. 6. cap. 8. Será bien imponer a nuestro Príncipe en lo más grave, más necessario y más provechoso, que es el estudio de la Philosophía. NIEREMB. Var. Ilustr. Vid. del P. Francisco Suarez. Como vió que en la Philosophía había aprovechado menos de lo que quisiera, tornó a estudiarla, mientras estudiaba Theología.

Diccionario de Autoridades - Tomo V (1737)

PHILOSOPHIA. Por extensión se llama la opinión particular, o modo de aprehender o discurrir en alguna determinada qüestión o punto desta ciencia. Latín. Philosophia particularis. TEJAD. León Prodig. part. 1. Apolog. 28. Tambien Antistenes ... fue inventor de la Philosophía Cínica, que heredó Diógenes y sus sequaces.

Diccionario de Autoridades - Tomo V (1737)

PHILOSOPHIA MORAL. La ciencia que trata de la bondad o malicia de las acciones humanas, enseñando las que se deben abrazar, y las que se deben huir, y explicando la naturaleza de las virtudes y vicios. Latín. Moralis philosophia. TORR. Philos. lib. 6. cap. 8. Esta Philosophía moral trata de las quatro virtudes, que llamamos Cardinales, en que se funda todo el peso de la vida humana.

DICCIONARIO SOVIÉTICO

Filosofía (Del griego: “filo”, amor; “sofos”, sabiduría). Según el materialismo dialéctico, la filosofía es la ciencia sobre las leyes más generales que rigen el desarrollo de la Naturaleza, de la Sociedad humana y del pensamiento. El problema fundamental de la filosofía es el de la relación entre el ser y el pensar. Según la solución que den a este problema, todas los corrientes filosóficas se dividen en dos campos: el materialista (ver: Materialismo) y el idealista (ver: Idealismo). Ya en los tiempos antiguos existía la filosofía en la China y la India. En Europa, la filosofía nació en el siglo VI antes de nuestra era en la Grecia Antigua, donde alcanzó un brillante desarrollo. En la Edad Media, la filosofía, dejó de existir como ciencia autónoma, formando sólo parte de la teología. Con el comienzo del desarrollo de la ciencia burguesa, en los siglos XVII y XVIII, florece también la filosofía clásica burguesa (la llamada filosofía moderna). Después del idealismo clásico alemán (Kant, Hegel –fines del siglo XVIII, principios del XIX) la filosofía burguesa comienza a degenerar en sistemas idealistas hechos de retazos archirreaccionarios y exentos de valor científico. La única filosofía científica y progresista desde los tiempos de Marx y Engels es el materialismo dialéctico creado por ellos, la filosofía del proletariado. Durante un largo periodo, a consecuencia del escaso desarrollo de las diversas ciencias, la filosofía desempeñaba el papel de una “ciencia de las ciencias” original, que comprendía todas las ramas del conocimiento humano. El desarrollo de las ciencias naturales y sociales, a mediados del siglo XIX, al establecer una separación entre aquéllas y la filosofía, puso fin a semejante situación. En el materialismo dialéctico, la filosofía es la ciencia sobre las leyes más generales de la realidad. El método dialéctico marxista nos proporciona un método de estudio y de conocimiento de la Naturaleza. El materialismo filosófico marxista da una interpretación materialista de la Naturaleza y de las leyes que rigen su desarrollo. La teoría del materialismo histórico es la aplicación del materialismo dialéctico al estudio de la Sociedad humana. El materialismo dialéctico y el materialismo histórico son el fundamento teórico, filosófico, del comunismo científico, una parte integrante inalienable de la teoría marxista-leninista.

Diccionario filosófico marxista · 1946:115-116

Filosofía (del griego “filo”: amor, y “sofos”: sabiduría). En el materialismo dialéctico, ciencia de las leyes más generales de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento.
El problema fundamental de la filosofía es el de la relación entre la existencia y el pensamiento. De acuerdo a la solución que se dé a este problema, todas las tendencias filosóficas se dividen en dos campos: el materialista (ver Materialismo) y el idealista (ver Idealismo).

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:36

Filosofía (del griego, φιλος: amiga; σοφία: sabiduría). El objeto de la filosofía como ciencia, se ha modificado en el transcurso de la historia. Antes de la aparición del marxismo, la filosofía era considerada como la “ciencia de las ciencias” que englobaba todo el saber humano y reemplazaba a todas las ciencias. Este estado de cosas se explicaba debido al débil desarrollo de los conocimientos concretos acerca de la naturaleza y la sociedad, y debido a la diferenciación insuficiente de la ciencia. El progreso en los conocimientos concretos y la aparición del marxismo, pusieron fin a una filosofía de ese género. La diferenciación de las ciencias, la capacidad de las ciencias experimentales para descubrir los vínculos reales de los fenómenos de la naturaleza y para substituir las ficciones de la antigua filosofía, sobre todo la idealista, por un saber positivo y concreto, hicieron superflua la “ciencia de las ciencias” con su ambición de edificar sistemas universales donde las diversas ciencias sólo representaran eslabones subordinados a la filosofía. La filosofía de Hegel (ver) fue la última tentativa de ese género. El fin de la filosofía como “ciencia de las ciencias” fue un acontecimiento progresista tanto para las ciencias naturales y sociales como para la propia filosofía. A diferencia de los sistemas filosóficos anteriores, la filosofía marxista no constituye una ciencia por encima de las demás ciencias. La filosofía marxista tiene por objeto la demostración de la anterioridad de la materia respecto a la conciencia, el estudio de las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza de la sociedad y del pensamiento, y constituye el instrumento del conocimiento científico y de la transformación práctica revolucionaria del mundo.
La cuestión fundamental de la filosofía es la de las relaciones entre el ser y el pensamiento. De acuerdo con el modo de resolver este problema, todas las corrientes filosóficas se dividen en dos grandes campos: el materialismo y el idealismo.
La lucha entre el materialismo y el idealismo, la consolidación y el desarrollo, en el transcurso de esta lucha, de la tendencia progresista, materialista, representa una ley de la historia milenaria de la filosofía. La lucha del materialismo contra el idealismo refleja la lucha de las clases progresistas contra las clases reaccionarias.
Desde los tiempos más remotos, la filosofía se cultivaba en China y en la India. En los siglos VII y VI antes de nuestra era, la filosofía apareció en la Grecia antigua donde alcanzó un nivel elevado. En la Edad Media, la filosofía formaba parte de la teología y no existía como ciencia independiente. Los siglos XV y XVI señalan los comienzos de un viraje importante: el pasaje de la escolástica a la investigación experimental. Los progresos de las relaciones capitalistas, de la industria y el comercio, los grandes descubrimientos geográficos y astronómicos y las realizaciones de las otras ciencias de la naturaleza, engendran una nueva concepción del mundo basada en conocimientos adquiridos por la experiencia. Gracias a los descubrimientos de Copérnico (ver), de Galileo (ver), de Giordano Bruno (ver), la ciencia da un salto. El estudio de los fenómenos de la naturaleza favorece la aparición de sistemas filosóficos materialistas. Durante los siglos XVII y XVIII, la concepción materialista del mundo realiza rápidos progresos. Surgen las teorías materialistas de F. Bacon (ver), Hobbes (ver), Toland (ver), Priestley, en Inglaterra; de Spinoza (ver), en Holanda; de La Mettrie (ver), Holbach (ver), Helvecio (ver), Diderot (ver), en Francia; de Lomonósov (ver), Radishchev (ver), en Rusia. Los filósofos materialistas critican vigorosamente el idealismo filosófico, combaten la religión, defienden el principio de la materialidad del mundo, exaltan la razón y los sentimientos humanos. Lomonósov es el primero en descubrir la ley de la conservación de la materia y del movimiento cuya importancia es considerable para la justificación científica del materialismo. Radishchev se hace conocer no sólo como materialista, sino como partidario activo de la abolición de la servidumbre. En esa época, el materialismo estaba estrechamente ligado a los movimientos sociales progresistas, a la lucha del pueblo y de la burguesía revolucionaria contra el feudalismo. «A lo largo de toda la historia moderna de Europa, y especialmente a fines del siglo XVIII, en Francia, donde se libró la batalla decisiva contra toda la morralla medieval, contra la servidumbre en las instituciones y en las ideas, el materialismo se acreditó como la única filosofía consecuente, fiel a todas las teorías de las ciencias naturales, hostil a la superstición, a la beatería, &c. Por eso, los enemigos de la democracia trataban con todas sus fuerzas de “refutar”, minar, calumniar el materialismo, y defendían las diversas formas del idealismo filosófico, que se reduce siempre, de un modo u otro, a la defensa o al apoyo de la religión.» (Lenin, Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, en Obras Escogidas, t. I, p. 66, Ed. esp., Moscú, 1948). Pero el materialismo premarxista se veía limitado por su carácter metafísico y mecanicista, y en materia de vida social, sus posiciones eran idealistas. Sin embargo, para la época, representaba un fenómeno eminentemente progresista. (Ver Materialismo mecanicista; Metafísica).
Durante los siglos XVII y XVIII, el materialismo ve alzarse frente a él las teorías idealistas de Berkeley (ver), de Hume (ver), en Inglaterra, así como la filosofía alemana de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, ilustrada por los nombres de Kant (ver), Schelling (ver), Fichte (ver), Hegel (ver). Los idealistas tratan de destruir los resultados obtenidos por la filosofía materialista en estrecho vínculo con las ciencias naturales; se esfuerzan por restaurar las ideas religiosas de la prioridad del “espíritu absoluto”, de Dios, del “yo” subjetivo, &c. Una adquisición importante de la filosofía alemana, sobre todo de la hegeliana, fue el método dialéctico. Pero este método estaba edificado sobre principios erróneos, idealistas, y sólo el marxismo con la utilización de su médula racional, del elemento positivo de ese método, creó la dialéctica materialista revolucionaria.
Después de 1840 se produjo en la filosofía un viraje histórico. Como consecuencia de las últimas realizaciones de la ciencia, surgió la filosofía marxista, expresión teórica de los intereses de la clase más revolucionaria de la sociedad capitalista, el proletariado. Fue un verdadero salto revolucionario de la vieja a la nueva filosofía, la única que se había fundado en las ciencias de la naturaleza y en la historia de la sociedad humana. Ninguna escuela, ninguna corriente filosófica ha tenido jamás adeptos tan numerosos, ni ha ejercido jamás influencia sobre masas populares tan grandes. Los antiguos sistemas filosóficos eran profesados sobre todo por individuos aislados y sólo se dirigían a los iniciados. La filosofía marxista no es una escuela filosófica en el sentido corriente del término, no es simplemente otra escuela más en la filosofía, seguida por un puñado de discípulos; es la ideología de millones de trabajadores y, sobre todo, de la clase obrera, la clase más avanzada y revolucionaria. El marxismo-leninismo (ver) es la ideología del proletariado, la doctrina que indica el camino para derribar el capitalismo y edificar el socialismo y el comunismo. Es, pues, la filosofía de millones de seres humanos, su arma de lucha para su liberación. Ningún sistema o escuela filosófica ha tenido ni podía tener semejantes cualidades. El antiguo materialismo era contemplativo. La filosofía marxista ha proclamado como objetivo suyo la transformación revolucionaria del mundo.
El marxismo ha creado la forma superior del materialismo, el materialismo dialéctico (ver), que resuelve todos los problemas que planteaba, sin poderlos resolver, el pensamiento de vanguardia premarxista. La antigua filosofía, incluida la filosofía materialista, era incapaz de explicar científicamente los fenómenos sociales. Antes de Marx y de Engels, predominaba una concepción falsa, idealista de la historia. Los ideólogos del proletariado crearon una ciencia social tan precisa como las ciencias naturales. El materialismo histórico (ver) constituye una de las más bellas conquistas de la filosofía científica. Esta teoría ha revelado las verdaderas fuerzas motrices de la evolución social, ha señalado a las clases oprimidas, en lucha contra el capitalismo, las leyes del desarrollo social, lo que les permite actuar conscientemente y de perfecto acuerdo con la necesidad histórica, con las leyes objetivas del desarrollo social. Gracias al materialismo histórico, el socialismo, que no era más que un sueño utópico, se ha convertido en una ciencia verdadera. La filosofía marxista está vinculada indisolublemente al socialismo proletario del cual constituye su fundamento teórico.
En Rusia, a mediados del siglo XIX, en la época en que el campesinado se empeñaba en una lucha encarnizada contra la servidumbre, la filosofía materialista tuvo un desarrollo intenso. Una brillante pléyade de revolucionarios demócratas, portavoces de la revolución en ascenso contra la servidumbre de la gleba, se alzó contra el idealismo filosófico, instrumento del antiguo régimen, y elaboró la filosofía materialista más avanzada del período premarxista. (Belinski, ver, Herzen, ver, Chernishevski, ver, Dobroliúbov, ver). Los demócratas revolucionarios rusos, cuyo materialismo era militante y no contemplativo, comprendían la necesidad de una refundición radical de la sociedad, se inspiraban en la teoría del desarrollo y del cambio, y tenían conciencia del papel inmenso de las masas populares en la historia. Marx y Engels tenían la opinión más elevada de Chernishevski y de Dobroliúbov, a quienes consideraban como grandes conocedores y críticos del capitalismo. No obstante, las condiciones de Rusia sometida a la servidumbre, impidieron a los demócratas revolucionarios elevarse hasta el materialismo dialéctico e histórico, aunque avanzaron por ese camino.
A fines del siglo XIX, paralelamente al auge del capitalismo en Rusia, aumentaba rápidamente la clase obrera rusa llamada a transformarse –en la época del imperialismo, etapa suprema del capitalismo– en la vanguardia de todo el proletariado internacional. Por razones históricas, Rusia era en ese momento el nudo de todas las contradicciones del imperialismo. El centro del movimiento revolucionario se había trasladado a Rusia donde maduraba una grandiosa revolución popular, a cuya cabeza se encontraba el proletariado ruso, el más revolucionario del mundo. Tal es la razón por la cual Rusia se convirtió en el hogar del leninismo, etapa nueva y superior del marxismo, adecuada a la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias. Rusia fue la primera en romper las cadenas del imperialismo y en inaugurar la era del triunfo del socialismo. Fue en Rusia donde las ideas de Marx y de Engels triunfaron por primera vez. La victoria del socialismo en Rusia señala la victoria del marxismo, de la filosofía marxista. En los trabajos de Lenin, guía del proletariado ruso e internacional, han hallado un nuevo desarrollo todos los aspectos de la filosofía marxista. Lenin enriqueció todas las partes constitutivas de la filosofía marxista: el método dialéctico, la teoría materialista, el materialismo histórico. Defendió la filosofía marxista contra los ataques de los oportunistas de la II Internacional y perfeccionó todavía más ese poderoso instrumento del proletariado. El materialismo dialéctico y el materialismo histórico constituyen hoy el fundamento teórico de la lucha liberadora del proletariado de todos los países; es la base teórica de la edificación del socialismo en los países de democracia popular y de la edificación del comunismo en la U.R.S.S. El materialismo dialéctico es el único método valedero de las ciencias modernas, la única teoría científica que permite explicar y transformar la naturaleza y la sociedad.

Diccionario filosófico abreviado · 191-194

Filosofía (griego: φιλοσοφία: amor a la sabiduría). Ciencia sobre las leyes universales a que se hallan subordinados tanto el ser (es decir, la naturaleza y la sociedad) como el pensamiento del hombre, el proceso del conocimiento. La filosofía es una de las formas de la conciencia social y está determinada, en última instancia, por las relaciones económicas de la sociedad. La cuestión fundamental de la filosofía como ciencia especial estriba en el problema de la relación entre el pensar y el ser, entre la conciencia y la materia. Todo sistema filosófico constituye una solución concreta y desarrollada de dicho problema, incluso si la «cuestión fundamental» no se formula claramente en el sistema. El término «filosofía» se encuentra por primera vez en Pitágoras; en calidad de ciencia especial, lo introdujo por primera vez Platón. La filosofía surgió en la sociedad esclavista como ciencia que unía todos los conocimientos que el hombre poseía acerca del mundo objetivo y acerca de sí mismo, cosa perfectamente natural dado el bajo nivel de desarrollo del saber en las etapas primeras de la historia humana. En el curso del desarrollo de la práctica en el ámbito de la producción social, y a medida que se acumularon conocimientos científicos, ocurrió un proceso de «desprendimiento por gemación» de algunas ciencias respecto a la filosofía, a la vez que ésta se formaba como ciencia independiente. La filosofía como ciencia surge de la necesidad de estructurar una concepción general del mundo, de investigar los principios y leyes generales del mismo; surge de la exigencia de un método de pensamiento acerca de la realidad fundado en lo racional, en la lógica. Tal necesidad hace que el problema de la relación entre el pensar y el ser se sitúe en el primer plano de la filosofía, pues toda filosofía se apoya en una u otra solución de dicho problema, lo mismo que el método y la lógica del conocimiento. A ello se debe, también, la polarización de la filosofía en dos corrientes opuestas: materialismo e idealismo; entre ellos ocupa una posición intermedia el dualismo. La lucha entre el materialismo y el idealismo atraviesa, como un hilo rojo, toda la historia de la filosofía, es una de sus fuerzas motrices fundamentales. Esta lucha se encuentra estrechamente vinculada al desarrollo de la sociedad, a los intereses económicos, políticos e ideológicos de las clases. Al precisar la problemática específica de la ciencia filosófica, se fueron diferenciando en la propia filosofía distintas facetas en calidad de partes más o menos independientes, a veces con diferencias señaladísimas. Estas partes son: la ontología, la gnoseología, la lógica, la ética, la estética, la psicología, la sociología y la historia de la filosofía. Al mismo tiempo, ante la insuficiencia de conocimientos concretos, la filosofía intentaba sustituir las conexiones y leyes del mundo que faltaban por otras imaginarias, con lo cual se convertía en una «ciencia de las ciencias» especial, por encima de todas las demás ciencias. Respecto a la naturaleza, tal filosofía se presentaba como filosofía natural; ante la historia como filosofía de la historia. El último sistema de este género fue el de la filosofía de Hegel. Sin embargo, a medida que los conocimientos aumentaron y se diferenciaron, desaparecieron los motivos para que existiera la filosofía como «ciencia de las ciencias». La clara concepción de la necesidad social que da origen a la filosofía como ciencia especial, la clara idea del lugar que ésta ocupa y del papel que desempeña en el conjunto de la cultura espiritual así como, por ende, de cuál es el círculo de sus problemas (su objeto) se alcanzaron por primera vez en el marxismo-leninismo (Materialismo dialéctico, Materialismo histórico). El conocimiento teórico de los fenómenos del mundo circundante no puede darse sin el pensar desarrollado en el sentido lógico. Pero, en virtud de la división del trabajo entre las ciencias, que se formó históricamente, fue precisamente la filosofía la que elaboró las categorías y leyes lógicas. La filosofía marxista-leninista ha desarrollado y sostenido consecuentemente el principio materialista en la concepción del mundo objetivo y del pensar, principio que ha fecundado con la concepción dialéctica no como «ciencia de las formas externas del pensamiento, sino de las leyes que rigen el desarrollo de «todas las cosas materiales, naturales y espirituales», es decir, el desarrollo de todo el contenido concreto del mundo y del conocimiento del mismo, o sea, resultado, suma, conclusión de la historia del conocimiento del mundo» (V. I. Lenin, t. XXXVIII, págs. 80-81). La filosofía marxista, al considerar las formas y leyes lógicas como formas y leyes aprehendidas y comprobadas por toda la práctica humana del desarrollo de los procesos naturales, históricos y sociales, eliminó la diferenciación entre ontología, lógica y teoría del conocimiento. La coincidencia de la dialéctica, de la lógica y de la teoría del conocimiento constituye el principio cardinal de la filosofía del materialismo dialéctico. Con esto, la teoría filosófica del marxismo constituye la solución materialista dialéctica del problema fundamental de la filosofía, solución desarrollada de manera concreta, acabada en todos sus detalles. Las formas y leyes lógicas se presentan, en esta teoría, como formas y leyes universales reflejadas en la conciencia del hombre del decurso de todo proceso natural o histórico social, como grados de la reproducción teórica de los objetos en concordancia con el desarrollo real de los mismos. La filosofía, elaborada partiendo de la concepción indicada de su papel, de su objeto y de sus tareas verdaderas en el desenvolvimiento de la cultura humana, aparece como poderoso instrumento del conocer y obrar de las personas, como factor activo en el desarrollo ulterior del conocimiento y de la práctica. Así concebida la filosofía, sus partes la psicología, la sociología, la ética y la estética se convierten cada vez más en ciencias independientes, que se consideran ciencias filosóficas sólo por el peso de la tradición. Cierto es que dicha tradición tiene su fundamento, ya que las ciencias indicadas están relacionadas en alto grado con la problemática específicamente filosófica, en particular con el problema de la relación entre el sujeto y el objeto. La filosofía facilita el desarrollo de la autoconciencia del hombre, la comprensión del lugar y del papel de los descubrimientos científicos en el sistema del progreso general de la cultura humana; con esto, proporciona una medida para valorar dichos descubrimientos y enlazar los eslabones sueltos del conocimiento en la unidad de la concepción del mundo. A las teorías burguesas contemporáneas les son inherentes tendencias antifilosóficas. Dichas tendencias caracterizan, sobre todo, al neopositivismo, el cual declara que los problemas de la filosofía son seudoproblemas, pretende substituir el análisis filosófico del desarrollo de los conocimientos y de la práctica actuales por el análisis del «lenguaje de la ciencia», es decir, por el análisis lingüístico-semántico «de las formas externas del pensar», del idioma, de los sistemas de signos con que se expresa el pensamiento, &c. De este modo, la filosofía, en el fondo, se liquida como ciencia. De ahí que el único camino que queda para que la filosofía se desarrolle como ciencia es el del materialismo dialéctico continuador de las mejores tradiciones de la filosofía universal.

Diccionario filosófico · 1965:175-177

Filosofía (gr. phileo: me gusta, y sophia: sabiduría): ciencia sobre las regularidades universales, a las que se someten tanto el ser (es decir, la naturaleza y la sociedad) como el pensamiento del hombre, el proceso del conocimiento. La filosofía es una forma de la conciencia social y se determina, en última instancia, por las relaciones económicas de la sociedad. El término “filosofía” lo encontramos por vez primera en las obras de Pitágoras; el primero en destacarla como ciencia especial fue Platón. La filosofía surgió en la sociedad esclavista como ciencia que unifica todo el conjunto de conocimientos del hombre acerca del mundo objetivo y sobre sí mismo, lo cual era del todo lógico dado el bajo nivel de desarrollo de los conocimientos en las primeras etapas de la historia humana. En el curso del desarrollo de la práctica socio-productiva y la acumulación de conocimientos científicos, algunas ciencias se van desprendiendo de la filosofía y, a vez, esta última se va formando como ciencia independiente. La filosofía como ciencia surge de la necesidad de formular una opinión general sobre el mundo y de investigar sus principios y leyes generales, de la necesidad de un método racionalmente fundamentado de pensamiento sobre la realidad, de la necesidad de la lógica y la teoría del conocimiento. El problema fundamental de la filosofía como ciencia especial es la relación del pensamiento con el ser, de la conciencia con la materia. Todo sistema filosófico constituye una solución amplia y concreta de este problema hasta en el caso de que el “problema fundamental” no se formule directamente en el marco de este sistema. A ello está asociada también la polarización de la filosofía en dos comentes opuestas: el materialismo y el idealismo; ocupa un lugar intermedio entre ellos el dualismo. La lucha entre el materialismo y el idealismo preside toda la historia de la filosofía y constituye una de sus fuerzas motrices. Esta lucha está enlazada estrechamente con el desarrollo de la sociedad, con los intereses económicos, políticos e ideológicos de las clases. La precisión de la problemática específica de la ciencia filosófica condujo en el curso de su desarrollo a que en la filosofía misma se disociasen los diversos aspectos como secciones más o menos independientes y, a veces, diametralmente opuestas. Figuran entre estas últimas la ontología, la gnoseología (teoría del conocimiento), la lógica, la ética, la estética, la psicología, la sociología y la historia de la filosofía. Al mismo tiempo, debido a la insuficiencia de los conocimientos concretos, la filosofía trataba de poner en lugar de las concatenaciones y regularidades del mundo ausentes las imaginarias, convirtiéndose de este modo en una “ciencia de las ciencias” especial, superior a todas ellas. Tal filosofía era respecto a la naturaleza la filosofía de la naturaleza, y respecto a la historia, la filosofía de la historia. El último sistema de este género fue la filosofía de Hegel. Ahora bien, a medida del crecimiento y diferenciación de los conocimientos desaparecieron todos los fundamentos para la existencia de la filosofía como “ciencia de las ciencias”. El marxismo-leninismo (Materialismo dialéctico, Materialismo histórico) es la primera doctrina que estableció una clara concepción de la necesidad social que da vida a la filosofía como ciencia especial y la comprensión de su lugar y papel en la composición de la cultura espiritual y, por tanto, de la gama de sus problemas (su objeto). El conocimiento teórico de los fenómenos del mundo circundante es imposible sin un pensamiento desarrollado en el sentido lógico. Pero, en virtud de la división históricamente formada del trabajo entre las ciencias, era precisamente la filosofía la que estudiaba las categorías y leyes lógicas. La filosofía marxista-leninista desarrolló y aplicó consecuentemente el principio materialista a la comprensión del mundo objetivo y el pensamiento, fecundándolo con la concepción dialéctica y construyendo la lógica dialéctica. Al estudiar las formas y regularidades lógicas como formas y leyes del desarrollo de los procesos naturales y socio-históricos, concientizadas y comprobadas por toda la práctica humana, la filosofía marxista anuló la distinción entre la ontología, la lógica y la teoría del conocimiento. La coincidencia de la dialéctica, la lógica y la teoría del conocimiento es el principio fundamental de la filosofía del materialismo dialéctico. Por eso, la teoría filosófica del marxismo es una solución dialéctica materialista concreta y amplia del problema fundamental de la filosofía. Las formas y regularidades lógicas aparecen en ella como formas y regularidades universales –reflejadas en la conciencia del hombre– del curso de cualquier proceso natural y socio-histórico, como peldaños en la reproducción teórica de los objetos de acuerdo con su desarrollo real. La filosofía desarrollada sobre la base de tal comprensión de su papel, objeto y tareas efectivas en el progreso de la cultura humana, constituye un poderoso instrumento del saber y de la actividad de los hombres, y un activo factor del desarrollo del conocimiento y la práctica. De comprender así la filosofía, sus partes –psicología, ética y estética– se convierten cada vez más en ciencias independientes, que se consideran filosóficas sólo por tradición. Cierto es que esta tradición tiene su base, puesto que las ciencias mencionadas están enlazadas más que ningunas con la problemática específicamente filosófica, en particular con el problema de la relación entre el sujeto y el objeto. La filosofía contribuye al desarrollo de la autoconciencia del hombre y a la intelección del lugar y papel de los descubrimientos científicos en el sistema del desarrollo general de la cultura humana, ofreciendo de este modo un rasero para valorarlos y establecer las concatenaciones de los distintos eslabones del conocimiento en la unidad de la concepción del mundo. Son propias de las teorías burguesas modernas las tendencias antifilosóficas, particularmente características para el neopositivismo, que proclama pseudoproblemas los problemas de la filosofía, trata de suplantar el análisis filosófico del desarrollo del conocimiento y la práctica contemporáneos por el análisis del “lenguaje de la ciencia”, es decir, por el análisis semántico-lingüístico de las “formas externas del pensamiento”: del lenguaje, de los sistemas de signos para expresar el pensamiento, &c. De este modo la filosofía de hecho se suprime como ciencia. Por eso, la única vía de desarrollo de la filosofía como ciencia específica sigue siendo la del materialismo dialéctico, que continúa las mejores tradiciones de la filosofía mundial.

Diccionario de filosofía · 1984:168-170
puerta del infierno


sábado, 17 de enero de 2015

22).-Los 15 filósofos griegos.-a

 Clases de Filosofía, en el Instituto de Humanidades Luis Campino, del profesor de filosofía don Oscar Santos Peralta, generación 1992.
Oscar Santos Peralta



Esteban Aguilar Orellana; Giovani Barbatos Epple;Ismael Barrenechea Samaniego; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí;Alfredo Francisco Eloy Barra ;Rodrigo Farias Picon; Franco Antonio González Fortunatti;Patricio Ernesto Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda;Jaime Jamet Rojas;Gustavo Morales Guajardo;Francisco Moreno Gallardo; Boris Ormeño Rojas;José Oyarzún Villa;Rodrigo Palacios Marambio;Demetrio Protopsaltis Palma;Cristian Quezada Moreno;Edison Reyes Aramburu; Rodrigo Rivera Hernández;Jorge Rojas Bustos; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala;Marcelo Yañez Garin;Katherine Alejandra del Carmen  Lafoy Guzmán;Paula Flores Vargas; 

Scherezada Jacqueline Alvear Godoy


La Antigua Grecia fue un período especialmente prolífico para la cultura y la filosofía. De hecho, no en balde la historia del pensamiento occidental no se explica sin tener en cuenta a los grandes pensadores griegos.

Mayores filósofos de la Antigua Grecia

Cuando hablamos de Antigua Grecia nos referimos al período histórico que va desde desde el año 1200 a. C. hasta el año 146 a. C., momento en que se produjo la invasión dórica en la región helena.
La cultura griega fue tan influyente que hasta el Imperio romano adoptó gran parte del pensamiento que dejaron Platón, Sócrates, Heráclito, y otros tantos.
Estos pensadores lograron hacer de la sed por el conocimiento su modo de vida. Vamos a conocer cuáles fueron los 15 filósofos griegos más importantes. Dejamos fuera a pensadores que merecerían también una mención honorífica, como es el caso de Gorgias de Leontinos, Diógenes Laercio, Plutarco, Hipócrates, y otros tantos.

15. Heráclito de Éfeso (540 - 480 a. C.)

Conocido por su sobrenombre “El Oscuro de Éfeso”, Heráclito nació en una región de la actual Turquía. Su obra fue aforística en forma de poemas interminables, por lo que los conocimientos que desarrolló requirieron de un detallado estudio.
Aportó valiosos conocimientos al mundo de la física, teorizando acerca de un ‘principio natural’ y del cambio incesante de la materia. Sus postulados científicos fueron objeto de análisis en épocas posteriores.

14. Epicuro de Samos (341 - 270 a. C.)

Epicuro fue uno de los filósofos más famosos de la Antigua Grecia. Desarrolló el atomismo y su filosofía de vida fue el hedonismo racional. En busca del placer hedónico, trataba de abandonar cualquier forma de dolor en base a una vida frugal y desapegada.
Desgraciadamente, pocos de los escritos de Epicuro se conservaron tras su muerte, por lo que debemos su legado a las poesías de Lucrecio y a la correspondencia que mantuvo con otro filósofo: Diógenes Laercio.

13. Sófocles (496 - 406 a. C.)

Nacido en la ciudad de Colono, Sófocles fue un poeta trágico y pensador muy destacado. Aunque su ámbito de pensamiento fue más la literatura y la dramaturgia que la filosofía, sus obras estaban empapadas de reflexiones y conocimientos que otros filósofos desarrollarían posteriormente. Fue autor de los célebres Antígona y Edipo Rey, consideradas auténticas obras maestras del teatro trágico griego.
Aunque fue un escritor prolijo, solo se conservaron siete de sus tragedias griegas, que pasaron a ser referentes del género durante siglos.

12. Anaxágoras de Clazómenas (500 - 428 a. C.)

Anaxágoras fue un filósofo presocrático que fue el pionero en introducir la noción de nous (νοῦς, mente o pensamiento). Nacido en Clazómenas, en una región de la actual Turquía, vivió en Atenas a partir de su adolescencia.

Para este pensador griego, las ideas filosóficas que trabajaba siempre giraban en torno a la naturaleza misma. Nos dejó un enorme legado con sus descripciones sobre la naturaleza y el universo. En sus textos, argumentaba que todo elemento consistía o provenía de otro elemento, y a su vez pertenecían a un todo.

11. Diógenes de Sinope (404 - 323 a. C.)

Nacido en Sinope, junto al mar Negro, Diógenes el Cínico fue uno de los filósofos de la Antigua Grecia con un estilo más irónico y humorístico. Aunque nos llegaron pocos manuscritos de Diógenes, conocemos muchas de sus ideas gracias a sus fieles discípulos y alumnos.
Se prodigó en el arte de la discusión y la oratoria, y rechazó cualquier convencionalismo de su época refugiado en una vida frugal y austera, aunque no hizo ningún intento de reformar o cambiar aquello que impugnaba. Su discípulo Diógenes de Laercio fue quien dejó constancia de los conocimientos y teorías del maestro.

10. Empédocles de Agrigento (495 - 444 a. C.)

Político y filósofo, Empédocles ideó la teoría de las cuatro raíces: cuatro elementos básicos (agua, tierra, fuego y aire) que son los componentes esenciales de todo lo existente. Es también el autor de las dos “condiciones” o “fuerzas” del mundo, a partir de las cuales explicaba los problemas de su época, como la corrupción, el odio y el amor. La primera fuerza unía lo existente, mientras que la segunda lo separaba.
Su legado originó una ola de poetas y pensadores que, motivados por las teorías de Empédocles y sus cuatro elementos, iniciaron el campo de la física atómica.

9. Parménides de Elea (530 - 470 a. C.)

En una región meridional de la Magna Grecia nació Parménides, poeta y pensador que se cuestionó sobre la existencia misma. “¿Es o no es?”, una pregunta que intentó contestar y que fue objeto de análisis por la filosofía durante siglos, siendo una de las paradojas que más ríos de tinta ha hecho correr.
En palabras de Parménides, los signos de la vía de la verdad eran la concreción de lo que es y de lo que no es. A partir de este razonamiento expuso que una cosa que sí es nunca podrá dejar de ser más que por sí solo. Como vemos, se trata de una argumentación algo abstracta y extraña pero que dio pie a centenares de teorías y elucubraciones en épocas posteriores.

8. Pitágoras de Samos (569 - 475 a. C.)

Reconocido como el primer matemático puro de la historia, los aportes de Pitágoras han sido fundamentales en los ámbitos de la filosofía, la geometría y la aritmética. El conocido “teorema de Pitágoras” es todavía estudiado en los colegios de primaria, y nos explica que “en todo triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos”.
Este pensador no solo contribuyó al pensamiento abstracto y lógico, sino que también reflexionó acerca de las leyes morales de la vida, puesto que su escuela centró muchos esfuerzos en la promoción de una vida justa y equilibrada.


7. Zenón de Elea (490 - 430 a. C.)

Zenón de Elea fue especialmente reconocido por su teoría del infinito, una serie de razonamientos con los que trató de resolver las paradojas y dilemas sobre la pluralidad y el movimiento, conceptos que, desde un plano metafísico, cuestionó en base a sesudos argumentos lógicos que quedaron registrados en distintos manuscritos.
Este filósofo griego presocrático inició un recorrido del pensamiento que muchos de sus discípulos (entre los que constaban nombres destacados como Meliso, Demócrito y Anaxágoras) continuaron y ampliaron tras su fallecimiento.

6. Tales de Mileto (624 - 546 a. C.)

Maestro de otros grandes pensadores griegos, como Anaxímenes, y padre de la filosofía griega antigua, Tales de Mileto teorízó acerca de la filosofía natural, el origen de la materia y además aportó grandes conocimientos en ciencia, geografía y matemáticas, donde dejó como legado la conocida como 'teoría del cambio'.
Para este importante filósofo griego, el agua es el elemento principal y original en el mundo, inicio de todas las demás cosas. Esta idea se propagó a lo largo de la Antigua Grecia y decenas de filósofos posteriores desarrollaron estas nociones.

5. Demócrito (460 - 370 a. C.)

Científico y matemático único, Demócrito fue conocido como “el filósofo que ríe”, aportó grandes teorías y conocimientos al mundo de la matemática, la geometría y la astronomía.

A través de distintos experimentos y razonamientos fue capaz de trazar su teoría atómica del universo, argumentó que los átomos son partículas indivisibles, enteras, homogéneas y no visibles a simple vista. Una consideración que la ciencia demostró posteriormente.

4. Anaxímenes de Mileto (590 - 525 a. C.)

Anaxímenes de Mileto fue uno de los filósofos más importantes y famosos de la Antigua Grecia, aunque no solo fue uno de los primeros autores en filosofía sino que también aportó su sabiduría a ámbitos como la biología y la geografía. Es considerado uno de los primeros astrónomos de la historia, puesto que fue capaz de crear la primera imagen del universo.
Este conciudadano y discípulo de Tales de Mileto fue estudiado y analizado por filósofos posteriores. Una de sus nociones más importantes fue la que hacía referencia a que el principio de todas las cosas era infinito.

3. Aristóteles (384 - 322 a. C.)

Considerado el padre de la biología y de la lógica, Aristóteles funda la historia del conocimiento en Occidente. Su legado consta de más de 200 textos en los que teoriza y desarrolla ideas en torno a siete ámbitos del conocimiento distintos
La creatividad y profundidad de este filósofo, excelente en su escritura y en la complejidad de sus planteamientos, no solo supuso un paso adelante en el pensamiento de la Antigua Grecia sino que muchos pensadores posteriores basarían sus postulados en las ideas y experiencias que dejó el gran Aristóteles.

2. Sócrates (470 - 399 a. C.)

Sócrates, nacido en Atenas, fue uno de los filósofos griegos más importantes. A él se deben los cuestionamientos sobre el razonamiento mismo, además del método socrático, que permitía a los pensadores preguntarse sobre su propia conducta hasta llegar a planteamientos más ciertos y perdurables.
Fue maestro de Platón, quien siguió sus claves filosóficas y las desarrolló.

1. Platón (427 - 347 a. C.)

Discípulo de Sócrates, Platón desarrolló la teología de su maestro para entrelazarla con novedosos planteamientos metafísicos. Fundador de la Academia en Atenas, enseñó sus teorías éticas, además de dialéctica y física, donde también aportó grandes conocimientos.
A través de estas facetas científicas y filosóficas, Platón pretendía crear hombres mucho más instruidos y capaces de gobernarse a sí mismos.

puerta del infierno

jueves, 1 de enero de 2015

21).-¿Para qué sirve la filosofía? a

 Clases de Filosofía, en el Instituto de Humanidades Luis Campino, del profesor de filosofía don Oscar Santos Peralta, generación 1992.
Oscar Santos Peralta


Scherezada Jacqueline Alvear Godoy



Esteban Aguilar Orellana; Giovani Barbatos Epple;Ismael Barrenechea Samaniego; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí;Alfredo Francisco Eloy Barra ;Rodrigo Farias Picon; Franco Antonio González Fortunatti;Patricio Ernesto Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda;Jaime Jamet Rojas;Gustavo Morales Guajardo;Francisco Moreno Gallardo; Boris Ormeño Rojas;José Oyarzún Villa;Rodrigo Palacios Marambio;Demetrio Protopsaltis Palma;Cristian Quezada Moreno;Edison Reyes Aramburu; Rodrigo Rivera Hernández;Jorge Rojas Bustos; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala;Marcelo Yañez Garin;Katherine Alejandra del Carmen  Lafoy Guzmán;Paula Flores Vargas; 




“Puede parecer que hoy, cuando la ciencia ocupa la primacía en el conocimiento, la filosofía es algo superado; pero la filosofía toca lo esencial del ser humano y está constantemente actualizándose; la filosofía desarrolla el pensamiento crítico, reflexivo, analítico, con una visión ética y orientación moral que proporciona recursos para vivir mejor a título individual; pero también sirve para reunificar el conocimiento, porque el saber está cada vez más parcelado y especializado y la filosofía, por su carácter multidisciplinar, es como la madre de todas las ciencias, es la que aporta conceptos para fomentar el diálogo y los vínculos entre el arte, la religión, la biología, la tecnología, etcétera”, respondía a este diario hace algún Joan Méndez, profesor de filosofía en el colegio San Juan Bosco de Barcelona, asesor filosófico y miembro de la Asociación de Filosofía Práctica de Catalunya. Otros muchos filósofos, humanistas y científicos aseguran que la filosofía tiene un papel fundamental en la sociedad de hoy y muchísimo que aportar al avance de las investigaciones científicas, tanto por la vía de fundamentar el conocimiento como abriendo la puerta a determinadas formas de investigación y programas de tecnología como la inteligencia artificial.


A menudo se acostumbra a pensar que hablar de filosofía es hablar del ser, del alma, del sentido de la vida, del bien y del mal, de la moral...; en definitiva, de conceptos muy abstractos. Pero cuando se hojea el último libro de quien está considerado como el filósofo francés contemporáneo más relevante a escala europea uno ve que reflexiona sobre los domingos, la fiestas de Navidad o Semana Santa, la moda, las vacaciones, los padres, los celos, las estaciones o la inmigración. Los artículos de André Comte-Sponville recogidos en El placer de vivir (Paidós) versan en su mayoría sobre la vida cotidiana actual, pero en ellos no faltan referencias a Platón, Spinoza, Santo Tomás, Epicuro, Montaigne, Kant, Séneca... ¿Qué tienen que ver pensadores que vivieron hace cientos, cuando no miles, de años con los problemas o la visión del mundo de hoy? “De los filósofos clásicos podemos aprender, por ejemplo, que la vida es difícil; nos permiten entender que las dificultades que hoy afrontamos no son consecuencia de la crisis de la que tanto se habla; que desde que existe la humanidad la vida ha sido difícil y que la felicidad no es tener una vida fácil, sino que amar la vida es amar también sus dificultades”, responde Comte-Sponville. Y recuerda que Spinoza (1632-1677) dijo que no se desea algo porque se juzgue bueno, sino que se juzga bueno porque se desea “y nosotros no amamos la vida porque sea buena o fácil, la amamos porque la deseamos y juzgamos que es buena para nosotros”.

En cualquier momento y a cualquier edad 

Como Comte-Sponville, otros filósofos y especialistas en la materia enfatizan que una de las utilidades de la filosofía es contribuir a la reflexión sobre los grandes problemas de la actualidad, tanto en el ámbito individual como en el colectivo. Javier Echegoyen Olleta, profesor de Filosofía de la UNED, asegura que la filosofía tiene mucho que decir sobre la ecología, los derechos humanos, los derechos de los animales, los riesgos de la ingeniería genética, la interculturalidad, el sistema productivo o nuevas formas de participación ciudadana. Pero su contribución tampoco acaba ahí. Jorge Úbeda, que fue director académico de la Escuela de Filosofía de Madrid y ahora dirige la Fundación Promaestro, considera que hay tres grandes aportaciones que hacen que la filosofía tenga sentido en cualquier momento y pueda interesar a cualquier edad. “En primer lugar, sirve para entender fenómenos de la vida social, política y económica para los que las ciencias no tienen una respuesta clara; en segundo lugar, permite tomar distancia de la realidad para someterla a examen, a crítica, y pensar qué puede hacer uno, cómo puede ejercer su libertad y responsabilidad; y, por último, la filosofía nos enseña a hablar de otra manera, de forma racional y argumentada, a escuchar los argumentos del otro y a estar dispuestos a modificar el propio punto de vista si fuera necesario”, resume.


Sea por estas u otras razones, lo cierto es que la demanda de estudios y actividades relacionadas con el pensamiento filosófico no para de crecer. Según Úbeda, hay tres momentos del pensamiento filosófico que acostumbran a concentrar el interés: “De la filosofía griega interesa sobre todo la figura de Sócrates -sus diálogos sobre la democracia ateniense y cómo organizarse mejor políticamente-, el relativismo, los sofistas y Platón, porque nos proyectamos en esa época; pero también el hedonismo y el escepticismo; un segundo gran centro de interés es la Ilustración, porque es el inicio del estado moderno, del progreso de la humanidad y el momento en que surgen las ideas que han regido el mundo hasta hoy; y, por último, interesa la postmodernidad, el relativismo y el pensamiento débil”.

Y si en España, donde la filosofía ha sido siempre un saber bastante minoritario, algunos detectan un creciente interés por ella, en otros países como Francia hablan directamente de su resurgir o su resurrección. En palabras en André Comte-Sponville “en la sociedad actual hay un declive de las religiones y de las grandes ideologías; basta pensar en el peso que tenía el catolicismo en Francia o en España hace sólo unas décadas, o en el peso del marxismo en los años 60 y 70; y cuanto menos religión y menos ideología tenemos, más necesitamos de la filosofía, porque hay que buscar respuestas a las preguntas que todo ser humano se hace y que antes nos venían dadas desde la religión o la ideología; dar respuesta a esas preguntas es filosofar”.


¿Qué pensadores pueden aportar más? 

Los filósofos y profesores de filosofía consultados aseguran que encontrar qué pensadores, clásicos o actuales, pueden darnos mejor respuesta a la vida de hoy depende de cada persona, porque hay muchas corrientes distintas y cada uno ha de encontrar la filosofía que le pueda ayudar a entenderse mejor. Comte-Sponville apunta, no obstante, que para la sociedad actual son más interesantes los pensadores menos dogmáticos, los menos religiosos y los que están más cerca de la vida cotidiana y real. De ahí que él priorice la sabiduría griega del epicureísmo y el estoicismo, y a Montaigne –“que es la filosofía menos dogmática que existe”-, y se reconozca perteneciente a la corriente materialista, no religiosa, de Epicuro, Spinoza, Marx y Freud.

Echegoyen opina que quienes buscan en la filosofía una orientación para vivir y respuesta a asuntos tan universales como el sufrimiento, el respeto, el riesgo o el sentido de la vida, pueden resultar útiles pensadores que siempre se han ocupado de la filosofía práctica, como Marco Aurelio, Epicteto, Epicuro, Sócrates, Platón, Aristóteles, Nietzsche u Ortega y Gasset.

Llorenç Vallmajó Riera, profesor de Filosofía y creador de Filòpolis, una web de filosofía para no iniciados, explicaba hace algún tiempo que para sopesar la importancia que tiene la labor de los pensadores en nuestras vidas basta pensar qué nos habríamos perdido sin ella. “Sin la filosofía nos habríamos perdido lo que llamamos lógica (Aristóteles fue el primero en analizar las diferentes maneras de argumentar que tenemos los humanos, mostró las reglas de una buena deducción y nos dio las herramientas para poder construir argumentaciones con validez), y sin la lógica nos faltaría la luz racional necesaria para analizar los discursos y detectar las falacias, argumentos con sólo apariencia de validez”, ejemplificaba. Y añadía que, como toda teoría científica está guiada por procedimientos lógicos, la filosofía también ha resultado básica para el progreso científico. “Estoy pensando en el falsacionismo de Popper: nos dice que es factible demostrar que una teoría es falsa, pero nunca se puede demostrar que una teoría es verdadera; nos muestra que reconocer un error ya es un progreso, que el error puede ser fértil”, concretaba. Por otra parte, la epistemología o teoría del conocimiento ha permitido abrir nuevos caminos y esperanzas en momentos de crisis intelectual, como cuando se reconoció el error milenario de la teoría geocéntrica según la cual la Tierra era el centro y todos los astros giraban a su alrededor.


Para Vallmajó no menos importante es la aportación ética, que nos permite reflexionar sobre cómo hemos vivido. Él destaca las ideas de orden ético de Sócrates, Platón o Aristóteles, pero también de Kant, “a quien debemos la distinción entre legalidad y moralidad: la Revolución Francesa era ilegal, pero ¿era moral?”. Y tampoco en el ámbito de la política se estaría donde se está sin las aportaciones filosóficas. “Pensemos en lo que supuso afirmar, como lo hizo Thomas Hobbes, que el poder político no deriva de Dios, sino que es fruto de un pacto o contrato social; con este reconocimiento, las personas dejaban de ser súbditos y pasaba a se ciudadanos; o pensemos en las aportaciones de René Descartes: al afirmar que todos los hombres, por naturaleza, tienen la capacidad de razonar o de juzgar abrió o desbrozó el camino hacia la Revolución Francesa”, ilustraba en una entrevista con La Vanguardia el creador de Filòpolis.

puerta del infierno

Santa Juana de Arco.-a

Santa Juana de Arcos (Domrémy, Francia, 1412 - Ruán, id., 1431) Santa y heroína francesa. Nacida en el seno de una familia campesina acomoda...