Apuntes de clases

Clases de filosofía y ciencias bíblicas del Instituto de Humanidades Luis Campino, y la Parroquia de Guadalupe de Quinta Normal.


jueves, 28 de febrero de 2019

152).-Basílica mayor.-a

 Ornamentos heráldicos de la basílica mayor


(del latín: Basilica maior, Basilicae maiores en plural) es el título dado a los cuatro templos católicos de más alto rango:​ San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor. La basílica de San Pedro se encuentra en la Ciudad del Vaticano y las otras se encuentran en la ciudad de Roma, Italia, aunque formalmente pertenecen a la Santa Sede. San Juan de Letrán, sede del obispo de Roma (el papa), es la más antigua y primera en el orden establecido de las basílicas papales, antes que San Pedro.
Todas las otras iglesias que tienen el título de basílica son basílicas menores (en latín: basilica minor).

Historia
Antiguo trono papal en San Juan de Letrán.


El título de basílica mayor fue introducido en el año 1300 por el papa Bonifacio VIII. Con la promulgación de su bula "Antiquorum fida relatio", Bonifacio instituyó el Año Santo y estableció para las indulgencias. Bonifacio VIII concedió las "grandes remisiones e indulgencias por los pecados", que se obtenían "por visitar la ciudad de Roma y la venerable basílica del Príncipe de los Apóstoles". Llegando a detalles más precisos, reconoció "no sólo plena y abundantemente, sino el más completo perdón de todos los pecados", a aquellos que cumplieran determinadas condiciones. En primer lugar, los que verdaderamente hacían penitencia para confesar sus pecados, y en segundo lugar, los que visitaran las basílicas de San Pedro y de San Pablo, respectivos sitios de entierro de los apóstoles Pedro y Pablo.

En el segundo celebrado en 1350, el papa Clemente VI añadió una tercera gran basílica: San Juan de Letrán, catedral de Roma. En esta ocasión se exhortaba a visitar San Juan de Letrán, además de las basílicas de San Pedro y San Pablo Extramuros. Por último, en el jubileo de 1390, se añadió la Basílica de Santa María la Mayor, la iglesia más antigua dedicada a la Virgen María. La visita a estas cuatro iglesias se ha mantenido como una de las condiciones para ganar la indulgencia jubilar romana.


Basílica Papal de San Juan de Letrán, Archibasílica del Santísimo Salvador y de los santos Juan Bautista y Evangelista en Letrán, catedral de Roma

También conocida como Basílica Lateranense o Laterana, es la catedral del obispo de Roma, el papa.



Basílica Papal de San Pedro en el Vaticano

También llamada la Basílica Vaticana, es un sitio de peregrinación, construida sobre la tumba de san Pedro. Es tal vez la iglesia más grande del mundo, utilizada para la mayoría de las ceremonias religiosas principales en los que participa el papa.

Basílica Papal de San Pablo Extramuros

También conocida como la Basílica Ostiense ya que está situado en el camino que conducía a Ostia, está construida sobre la tumba de San Pablo.


Basílica Papal de Santa María la Mayor



También llamada Basílica Liberiana ya que la construcción del edificio original (no el actual) se le atribuye al papa Liberio, es la iglesia más grande en Roma dedicada a la Santísima Virgen María, de ahí su nombre de "la Mayor".

Privilegios y atributos


Estas cuatro basílicas mayores también se distinguen por poseer una puerta santa y que una visita a ésta es siempre prescrita como una de las condiciones para ganar el jubileo romano. Por otra parte, nadie puede celebrar la misa en el altar mayor, salvo el papa y los delegados especiales que actúan en lugar de éste. 

martes, 26 de febrero de 2019

151).-El vicariato apostólico.- a


Esteban Aguilar Orellana; Giovani Barbatos Epple;Ismael Barrenechea Samaniego; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí;Alfredo Francisco Eloy Barra ;Rodrigo Farias Picon; Franco Antonio González Fortunatti;Patricio Ernesto Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda;Jaime Jamet Rojas;Gustavo Morales Guajardo;Francisco Moreno Gallardo; Boris Ormeño Rojas;José Oyarzún Villa;Rodrigo Palacios Marambio;Demetrio Protopsaltis Palma;Cristian Quezada Moreno;Edison Reyes Aramburu; Rodrigo Rivera Hernández;Jorge Rojas Bustos; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala;Marcelo Yañez Garin;Katherine Alejandra del Carmen  Lafoy Guzmán;Paula Flores Vargas; 



Apostolicus Vicariatus Esmeralden(sis) (en latín)

Escudo de  Antonio_Crameri


El vicariato apostólico es un tipo de jurisdicción territorial (iglesia particular) de la Iglesia católica establecida en regiones de misión que aún no se han constituido como Prelatura. Es por tanto de naturaleza provisional, aunque puede durar más de un siglo, pero el objetivo último es que la región genere el suficiente número de católicos y la suficiente estabilidad para que la Iglesia la convierta en prelatura.

Canon 371-1: el vicariato apostólico o la prefectura apostólica es una determinada porción del pueblo de Dios que, por circunstancias peculiares, aún no se ha constituido como diócesis, y se encomienda a la atención pastoral de un Vicario apostólico o de un Prefecto apostólico para que las rijan en nombre del Sumo Pontífice.​

Funcionamiento

El vicariato apostólico es dirigido por un vicario apostólico, que hoy en día suele ser un obispo titular. Aunque ese territorio puede ser clasificado como Iglesia particular, según el canon 371.1 del Código de Derecho Canónico latino, la jurisdicción de un vicario apostólico es un ejercicio vicario de la jurisdicción del Papa, es decir, que el territorio está directamente bajo el Papa como "obispo universal", y éste ejerce su autoridad a través de un "vicario" o delegado. En esto difiere de un obispo diocesano, que deriva su jurisdicción directamente de su puesto.
Como cualquier otra jurisdicción territorial eclesiástica, un vicariato apostólico puede ser administrado por el obispo de una diócesis vecina e incluso por un sacerdote nombrado temporalmente administrador apostólico. Como en cualquier diócesis completamente desarrollada, el vicario apostólico puede nombrar sacerdotes como vicarios para que ejerzan jurisdicción limitada sobre el vicariado apostólico.
Hay que distinguir el vicariato apostólico de la prefectura apostólica, un tipo similar de territorio bajo la dirección de un prefecto apostólico (que es un sacerdote), que aún no está lo bastante organizado para ser siquiera un vicariato apostólico. También existe la misión pura y simple, bajo un superior. La secuencia de desarrollo normal es de misión a prefectura apostólica, a vicariato apostólico y, finalmente, a diócesis postmisionera.
También debe distinguirse de una prelatura territorial y una abadía territorial (o "abadía nullius"): una zona que aún no es diócesis y se encuentra bajo la dirección del abad de un monasterio o de un prelado.

De los 87 vicariatos apostólicos existentes actualmente (abril de 2013), casi la mitad se encuentra en América Latina, 1 en América del Norte, 1 en Grecia y el resto repartidos casi en partes iguales entre África y Asia.

martes, 19 de febrero de 2019

150).-La Custodia de Tierra Santa.-a


Esteban Aguilar Orellana; Giovani Barbatos Epple;Ismael Barrenechea Samaniego; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí;Alfredo Francisco Eloy Barra ;Rodrigo Farias Picon; Franco Antonio González Fortunatti;Patricio Ernesto Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda;Jaime Jamet Rojas;Gustavo Morales Guajardo;Francisco Moreno Gallardo; Boris Ormeño Rojas;José Oyarzún Villa;Rodrigo Palacios Marambio;Demetrio Protopsaltis Palma;Cristian Quezada Moreno;Edison Reyes Aramburu; Rodrigo Rivera Hernández;Jorge Rojas Bustos; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala;Marcelo Yañez Garin;Katherine Alejandra del Carmen  Lafoy Guzmán;Paula Flores Vargas; 

Antiguo escudo de la Custodia de Tierra Santa

 (en latín, Custodia Terræ Sanctæ), también conocida como Custodia franciscana de Tierra Santa, es una Provincia de la orden franciscana, administrada por la orden de Frailes Menores.

De entre todos los territorios en los cuales los franciscanos tienen actividad, la Custodia de Tierra Santa es, sin dudas, uno de los más significativos desde el punto de vista histórico y simbólico. Sus funciones son la animación de la liturgia en los Santos Lugares a través de la coordinación de las iglesias locales, la recepción de los peregrinos provenientes de todas partes del mundo para orar en ellos, la asistencia en el sostenimiento de las estructuras que allí se encuentran, como así también actividades ecuménicas, docentes y de investigación bíblica-arqueológica, cuyas instituciones académicas de referencia son el Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén​ y el Instituto Arqueológico Franciscano (Monte Nebo, Jordania).


La «Custodia de Tierra Santa» en sus inicios

En 1219-1220, Francisco de Asís viajó a Oriente tras las huellas de Jesús de Nazaret. Sin embargo, no pudo satisfacer su esperanza de poder visitar los Santos Lugares, en particular aquellos sitios geográficos asociados con la vida y el mensaje de Jesús. Sus seguidores consideraron Tierra Santa como un territorio emblemático donde se podrían conjugar la devoción que sentían por esas tierras, el espíritu de diálogo y comprensión que Francisco inculcó en su Regla y el carisma pacificador que lo caracterizó.
Ya en vida del santo de Asís, el Capítulo general de 1217 que estableció las distintas «Provincias» de la orden, instituyó como expresión de la voluntad de Francisco la «Provincia de Tierra Santa», que fue de cierta forma confirmada por el Capítulo general de Pisa en 1263. Sin embargo, en este capítulo se redujo la provincia a entidades más pequeñas, llamadas «Custodias», a fin de mejorar las actividades de los franciscanos. Así se originaron las Custodias de Chipre, Siria y Tierra Santa.
Con la ayuda de los reyes Roberto I de Nápoles y Sancha de Mallorca, los frailes menores adquirieron de los musulmanes el lugar del Cenáculo en el Monte Sion, a la vez que pagaron por el derecho a oficiar en la basílica del Santo Sepulcro. La presencia franciscana en Tierra Santa, que con diversas vicisitudes se mantuvo desde aquellos tiempos, adquirió estabilidad y carácter oficial de parte de la Iglesia católica en 1342, año en que el papa Clemente VI promulgó dos bulas papales: la Gratias agimus y la Nuper carissimae, en las que encomendó a la Orden Franciscana la «custodia de los Santos Lugares».

Presencia franciscana en los «Santos Lugares»


Con el tiempo, la presencia franciscana se extendió a pesar de los obstáculos y los peligros que caracterizaron los parajes de Tierra Santa. En 1333, los reyes de Nápoles Roberto I y Sancha de Mallorca compraron el Cenáculo al sultán de Egipto y lo regalaron a los franciscanos, quienes construyeron allí su primer convento en Tierra Santa. En 1347, los frailes se establecieron junto a la basílica de la Natividad, en Belén. En 1485 adquirieron el lugar que, según la tradición cristiana, habría constituido el sitio del nacimiento de Juan el Bautista, en Ain Karem. Pero en 1523, tras la conquista de Palestina por los turcos, el Cenáculo fue transformado en mezquita, y en 1552 Solimán el Magnífico obligó a los frailes a abandonar definitivamente el convento en la que se consideró la situación más humillante y gravosa que atravesó la Custodia.
A pesar del grave revés, los franciscanos consiguieron el lugar de la Anunciación de Nazaret (1620) y del Monte Tabor (1631). Comenzaron a tratar la adquisición de la zona del santuario de Caná de Galilea en 1641, la que concluiría siglos más tarde, en 1879.
A continuación, administrando las colectas de cristianos de todo el mundo, los franciscanos adquirieron la zona de Getsemaní (1661); la iglesia de la Visitación, en Ain Karem (1679); la iglesia de la Flagelación (1838); Emaús (1867) donde se reedificó la iglesia en 1901; Betfagé (1880), donde se construyó el actual santuario en 1883; el «Dominus Flevit» y la iglesia del Primado de Pedro junto al lago de Tiberíades (ambos en 1889); las ruinas de Cafarnaúm (1894); el «Campo y gruta de los pastores» junto a Belén (1909); el monte Nebo (1932). Inútilmente reclamaron los franciscanos el «Cenáculo» desde la expulsión de 1523, pero en 1936 consiguieron un lugar cercano al Cenáculo. En 1938, edificaron una capilla franciscana en el llamado «Monte de las bienaventuranzas». En 1950, completaron la adquisición del predio de «Betania», entre los muchos hitos que jalonaron la conservación de lugares considerados sagrados por la fe cristiana.

La «Custodia de Tierra Santa» en la actualidad


Actualmente la Custodia tiene su sede oficial en el convento de San Salvador en la misma Jerusalén, pero el Custodio sigue designándose con el título de «Guardián de Monte Sión». Desde el 15 de mayo de 2004 y durante 12 años, el custodio de Tierra Santa fue Pierbattista Pizzaballa, de nacionalidad italiana.6​ Fray Francesco Patton, quien fue ministro provincial de los franciscanos en la provincia italiana de Trento, fue nombrado nuevo custodio de Tierra Santa en mayo de 2016.7​ El custodio de Tierra Santa es nominado por el Definitorio General franciscano, con la aprobación definitiva de la Santa Sede.

Hoy, la «Custodia de Tierra Santa» es encargada:

de la guarda de 49 lugares considerados bíblicos: 19 en Galilea, 27 en Judea, 2 en Siria (Damasco) y en Jordania (Monte Nebo);
del ejercicio pastoral en 29 parroquias y 79 iglesias y capillas;
de la dirección de 16 escuelas con unos 10 000 alumnos —entre cristianos (60 %) y no cristianos—, y 400 profesores, 4 casas de hospedaje para peregrinos, 3 residencias de tercera edad y 2 orfanatos;
de la acción ecuménica, cultural y científica en Tierra Santa, promovida desde el Instituto Bíblico Franciscano, el Estudio Teológico Jerosolimitano, la casa editorial Franciscan Printing Press, el Centro de Estudios Orientales Cristianos, etc.

Desde el nombramiento del padre Pierbattista Pizzaballa como custodio en 2004, la Custodia comenzó a subsanar la lejanía que aún subsistía respecto de la sociedad israelí, ya que hasta entonces la mayoría de los frailes no hablaban el idioma hebreo.
 Pizzaballa domina el hebreo de forma fluida, después de haber asistido a cursos de hebreo en Jerusalén y a un programa de estudios en el departamento de Biblia en la Universidad Hebrea. Así, Pizzaballa prestó especial atención a la apertura de su comunidad a la sociedad en general, consciente del abismo cultural que separa ambas religiones.9​ Una de sus primeras iniciativas fue dar a los jóvenes religiosos la oportunidad de estudiar el idioma hebreo. Él animó los contactos con las instituciones israelíes con el fin de fomentar la cooperación en las áreas de turismo y peregrinación. Como ningún custodio antes que él, Pizzaballa ha tenido acceso a los ministros y altos funcionarios israelíes, desde el primer ministro al jefe de los Servicios de Seguridad General.
 Ha impartido una motivadora conferencia pública en idioma hebreo en la Universidad de Tel Aviv, reflexionando sobre la Iglesia católica y la Shoah.​ Plenamente consciente de la necesidad de vincularse con la opinión pública israelí, acogió a grupos judíos en la escuela monasterio de San Salvador, la sede de la Orden Franciscana en Jerusalén. También comenzó a integrar a los empleados árabes de la Custodia de Tierra Santa en el marco del Estado israelí. La Custodia, como empleador y sus trabajadores que son en su mayoría árabes, pagan regularmente sus respectivas cuotas de seguros nacionales y también abonan según el plan de jubilación sancionado por el Estado de Israel. Las escuelas administradas por la Custodia también han entrado en el sistema educativo financiado por el Estado.

Fray Pizzaballa se refirió a la Iglesia en Jerusalén en los siguientes términos:

No por casualidad la llamamos «Iglesia Madre», no sólo porque de ella nacieron las Iglesias esparcidas por el mundo, sino porque aún hoy custodia de forma única y especial el lugar que hace memoria de la muerte y resurrección de Cristo. En Jerusalén aún hoy se encuentran, juntas, si bien heridas en sus relaciones, todas las denominaciones cristianas. Todos, en definitiva, se encuentran aún hoy en la Ciudad Santa, que es un microcosmos de la vida de la Iglesia en el mundo. En este sentido la podemos definir «corazón palpitante», porque dona la vida a tantísimos creyentes en el mundo. En ella todavía hoy se concreta la profecía de Isaías, que habla de Jerusalén como la casa de oración para todas las gentes.
Pierbattista Pizzaballa

La presencia de la orden franciscana en Tierra Santa es hoy considerada clave en el diálogo interreligioso.

Santa Juana de Arco.-a

Santa Juana de Arcos (Domrémy, Francia, 1412 - Ruán, id., 1431) Santa y heroína francesa. Nacida en el seno de una familia campesina acomoda...