Apuntes de clases

Clases de filosofía y ciencias bíblicas del Instituto de Humanidades Luis Campino, y la Parroquia de Guadalupe de Quinta Normal.


Mostrando entradas con la etiqueta Curso de ciencias bíblicas en la parroquia de Guadalupe. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Curso de ciencias bíblicas en la parroquia de Guadalupe. Mostrar todas las entradas

domingo, 24 de diciembre de 2017

118).-Pensamientos de personas famosas en torno a la Biblia.-a




Curso de ciencias bíblicas en la parroquia de  Guadalupe de la comuna de Quinta Normal, años 2009

Esteban Aguilar Orellana; Giovani Barbatos Epple;Ismael Barrenechea Samaniego; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí;Alfredo Francisco Eloy Barra ;Rodrigo Farias Picon; Franco Antonio González Fortunatti;Patricio Ernesto Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda;Jaime Jamet Rojas;Gustavo Morales Guajardo;Francisco Moreno Gallardo; Boris Ormeño Rojas;José Oyarzún Villa;Rodrigo Palacios Marambio;Demetrio Protopsaltis Palma;Cristian Quezada Moreno;Edison Reyes Aramburu; Rodrigo Rivera Hernández;Jorge Rojas Bustos; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala;Marcelo Yañez Garin;Katherine Alejandra del Carmen  Lafoy Guzmán; Franco Natalino; 



1.   “¿Deseas que Dios te hable mucho, mucho, mucho? Abre tu Biblia y léela mucho, mucho, mucho.” Justin Peters

2. “A la mayoría de las personas le preocupan los pasajes de las Escrituras que no comprenden, pero los que me preocupan a mí son los que sí comprendo.” Mark Twain

3.   “A través de la Palabra, Dios se traslada al corazón.” Elena White

4.  “Aferraos a vuestra Biblia, a lo que dice, y terminad con vuestra crítica en cuanto a su validez, y obedeced la Palabra, y ninguno de vosotros se perderá.” Elena White

5.   “Algunas veces nos ha sucedido que durante quince días, y aun tres o cuatro semanas, hemos buscado una sola palabra, e inquirido su verdadero sentido, y tal vez no lo hemos encontrado. Como ahora está en alemán y en lengua fácil, cualquiera puede leer y entender la Biblia, y recorrer pronto con sus ojos tres o cuatro hojas, sin apercibirse de las piedras y tropiezos que antes había en el camino.” Martín Lutero

6.  “Apelar a la Escritura sin la completa dependencia del Espíritu Santo es presunción. Y esperar que el Espíritu Santo nos enseñe sin la Escritura es fanatismo subcristiano”. Clark Pinnock

7.   “Creo que la Biblia es el mejor don que Dios jamás haya dado a los hombres.” Abraham Lincoln

8.   “Cuando lees la Biblia debes decirte constantemente a ti mismo: El esta hablándome a mí y acerca de mí.” Soren Kierkegaard

9.   “Cuanto más cavamos en las Escrituras, más nos parecen una mina inagotable de verdad.” Charles H. Spurgeon

10.   “Desconocer Las Escrituras es desconocer a Cristo.” San Jerónimo

11.   “Después de mas de sesenta años de lectura casi diaria de la Biblia, nunca dejo de encontrarla nueva y en sintonía maravillosa con las cambiantes necesidades de cada día.”Cecil B. DeMille

12.  “Dichosos lo que oyen la Palabra de Dios y la ponen en práctica.” Lucas

13.  “Dios nos ha dado dos libros para que la humanidad los lea: La Naturaleza y la Biblia. El es el autor de ambos y los dos concuerdan perfectamente.” Luisa Jeter de Walker

14. “Edificar una teología sobre la experiencia es edificar sobre la arena, pero edificar una teología sobre la Palabra inspirada y revelada es edificar sobre la roca.” John MacArthur

15.   “El Espíritu no hará nada por los creyentes sin la Palabra, y ellos a su vez no pueden hacer nada sin el Espíritu.”  William Gurnall

16.   “El Nuevo testamento es el mejor libro que el mundo ha conocido o conocerá.” Charles Dickens

17.   “El pecado te aleja de la Biblia, la Biblia te alejara del pecado.” Dwight L. Moody

18.   “El primero y casi el único libro que merece atención universal es la Biblia.” Anónimo

19.   “El primero y casi el único libro que merece atención universal es la Biblia. Hablo como un hombre de mundo....y te aconsejo: Escudriña las Escrituras.” John Quincy Adams

20. “El propósito de la Palabra de Dios no es solamente proporcionarnos conocimiento sino obediencia.” John MacArthur

21.  “El propósito primordial de la Biblia es el de cambiar nuestras vidas y no solo el de aumentar nuestros conocimientos.” Walter A. Henrichsen

22.   “El santo Libro del Dios viviente sufre más ahora de sus expositores que de sus opositores.” Leonard Ravenhill

23.   “El vigor de nuestra vida espiritual será en exacta proporción al lugar que la Biblia ocupa en nuestras vidas y pensamientos.” George Muller

24.   “En la Biblia hayamos justamente la clase de alimento que necesita el cristiano a fin de crecer con fortaleza espiritual e intelectual.”Elena White

25. “En su inescrutable sabiduría, Dios ha escogido revelarse a sí mismo en el tiempo, el espacio y el lenguaje por medio de su Hijo en un libro llamado la Biblia.” Stephen F. Olford

26. “Encuentro más indicios de autenticidad en la Biblia que en cualquier historia profana.”Isaac Newton

27.  “Es imposible gobernar rectamente al mundo sin Dios y sin la Biblia.” George Washington

28.  “Es más fácil y mucho menos doloroso criticar la Biblia que permitir que la Biblia nos critique a nosotros.” R.C. Sproul

29.   “Escudriñad la Biblia porque ella os habla de Jesús.” Elena White

30. “Este gran libro... es el mejor regalo que Dios ha dado a los hombres.. Si no fuera por el no podríamos distinguir el bien del mal.”Abraham Lincoln

31. “Estoy ventajosamente ocupado en la lectura de la Biblia. Del contenido total de este libro razona lo que puedas y el resto acéptalo por fe, y vivirás y morirás siendo un hombre mejor.” Abraham Lincoln

32.   “Hay santos ángeles que tienen la misión de influir en los corazones para que comprendan la Palabra de Dios, de suerte que la belleza de ésta nos embelese, sus advertencias nos amonesten y sus promesas nos animen y vigoricen.” Elena White

33.  “He conocido noventa y cinco grandes hombres en mi vida, y de ellos, ochenta y siete eran seguidores de la Biblia.” William E. Gladstone

34.   “La Biblia es clara para todos aquellos que la estudian con espíritu de oración.  Toda alma verdaderamente sincera alcanzará la luz de la verdad.” Elena White

35.   “La Biblia es como el paracaídas, sino lo abres no sirve.” Anónimo

36.   “La Biblia es el ancla mayor de nuestras libertades.” Ulisses S. Grant

37.   “La Biblia es el libro más precioso en el mundo.” Elena White

38.   “La Biblia es el mejor regalo que Dios ha dado al hombre. Todo el bien que el Salvador del mundo nos proporcionó se nos comunica en este libro y si no fuera por él, no sabríamos la diferencia entre el bien y el mal. Toda cosa provechosa al hombre se contiene en la Biblia.” Abraham Lincoln

39.   “La Biblia es el prisma que descompone la luz de Jesucristo en sus muchos y hermosos colores.” John Stott

40.   “La Biblia es la única ventana en este mundo por la cual podemos ver la eternidad.” Anónimo

41.  “La Biblia es la voz de Dios hablándonos tan ciertamente como si pudiéramos oírlo con nuestros oídos.” Elena White

42.   “La Biblia es más científica que la evolución cuando explica que un ser supremo de suma inteligencia y sabiduría estructuró las leyes de la naturaleza en la misma creación.” Luisa Jeter de Walker

43.   “La Biblia es para mí el libro. No veo como puede alguien vivir sin ella.” Gabriela Mistral

44.   “La Biblia es para mí una profunda y reconfortante sensación de que "las cosas que se pueden ver son temporales y las cosas invisibles son eternas". Helen Keller

45.   “La Biblia es un libro que hace aparecer a todos los demás, en mi opinión, como de menor importancia; en todas mis perplejidades y ansiedades nunca ha dejado de ofrecerme luz y fuerza.”  Robert Lee

46.   “La Biblia es un tesoro que nunca se termina. Mientras más la uses más te dará.”Anónimo

47.  “La Biblia fue escrita con lágrimas y a las lágrimas entregará su mejor tesoro. Dios no tiene nada que decir al hombre frívolo.” W. Tozer

48. “La Biblia no es difícil de entender, simplemente es difícil de aceptar.” Steve Lawson

49.   “La Biblia no es simplemente un libro que se lee para informarse, se lee para transformarse.” John MacArthur

50.   “La Biblia no es un mero libro, sino una creación viviente, con un poder que vence a todo cuanto se le opone.” Napoleón Bonaparte

51.  “La Biblia puede guiar cada paso del camino hasta la ciudad de Dios.” Elena White

52.   “La existencia de la Biblia como texto para el pueblo es el más valioso bien que posee el género humano. Todo intento de menospreciarla constituye un crimen contra la humanidad.” Immanuel Kant

53. “La lectura de la Biblia dota las facultades con nuevo vigor, incrementa los poderes de comprensión.” Elena White

54.   “La lectura de la Biblia echó los cimientos de la educación popular que ha cambiado la faz de las naciones que la poseen.” Domingo Sarmiento

55. “La lectura de la Biblia es una educación por sí sola.” Lord Tennyson

56.  “La más grande norma de la literatura, en cuanto a pureza y exactitud de estilo se halla en la Biblia.” Hugh Blair

57.  “La Palabra de Dios es de por sí eficiente y dinámica, tiende a la realización y si promete, da; si expone, ilumina; si corrige, santifica; si perdona, devuelve la gracia.” Alfonso Milagro

58.   “La Palabra de Dios es la norma infalible.”Elena White

59.   “La Palabra de Dios es solo difícil de obedecer cuando la belleza de Dios es difícil de valorar.” John Piper

60.   “La Palabra de Dios es una Palabra sin sonido, pero con eficiencia. Palabra que no se percibe con el oído, pero que se capta con el corazón. Palabra que no se grita, pero que se siente en la intimidad más recóndita de nuestro ser.” Alfonso Milagro

61.   “La Palabra de Dios no solamente dice, sino que también realiza. Dice lo que hace y hace lo que dice.” Alfonso Milagro

62.   “La Palabra tiene que encarnarse en nosotros antes de que pueda ser poder a través de nosotros” E. Stanley Jones

63.   “La razón por la que algunos de nosotros no entendemos más la Biblia, es porque no hemos estado viviendo conforme a la luz que Dios ya nos ha dado. Si usted desea entender esa parte de la Biblia que no entiende, empiece a obedecer la parte que sí entiende y entonces entenderá aquello que no entendía. ¿entendió?” Adrián Rogers

64.   “La única forma de interpretar las palabras de la Biblia es en clave de fe, abandonándose y dispuestos a la admiración.”  Autor desconocido

65.   “La única forma de interpretar las palabras de la Biblia es en clave de Fe, abandonándose y dispuestos a la admiración.” Anónimo

66.   “La vida del cristiano es la Biblia del mundo.” Autor desconocido

67.   “Lámpara es a mis pies tu Palabra y lumbrera a mi camino.” David

68.   “Las Escrituras nos enseñan la mejor forma de vivir; la forma más noble de sufrir; y la forma más confortable de morir”. John Flavel

69.   “Las mejores riquezas de la Biblia son para aquellos que trabajan con empeño para entender todo que ella contiene.” John Piper

70.   “Las Sagradas Escrituras son cartas desde casa.”  Agustín

71. “Las Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación infalible de su voluntad.” Elena White

72.   “Las verdades de la Palabra de Dios son la expresión del Altísimo.”  Elena White

73.   “Lo que necesitamos hoy son hombres que crean en la Biblia, desde la corona de sus cabezas hasta las plantas de sus pies; que crean en toda ella, las cosas que entiendan y las que no entiendan.” D.L. Moody

74.   “Los escritos de hombres mortales nunca podrán compararse con lo divinamente inspirado. Debemos ceder el lugar de honor a los profetas y apóstoles, manteniéndonos en actitud humilde a sus pies al escuchar sus enseñanzas. En esta época tempestuosa no quisiera que los que leen mis libros les dedicaran los momentos que de otra manera usarían para la lectura bíblica.” Martin Lutero

75. “Los que rechazan la Biblia no lo hacen por las aparentes contradicciones que ella tiene, sino por que los contradice a ellos.” John Stott

76.   “Mi conciencia está cautiva a la Palabra de Dios.” Martín Lutero

77.   “Nadie envejece nunca por la Biblia, este libro se hace más amplio y profundo con los años.” Charles H. Spurgeon

78.  “No hay filosofía más sublime que la conocida con el nombre de Sagrada Escritura.” Isaac Newton

79.  “No hay filosofía más sublime que la conocida con el nombre de Sagrada Escritura.” Isaac Newton

80.  “No hay gozo que se compare con recibir la palabra de Dios en nuestras vidas.” Steven Lawson

81.  “No hay mejor libro con el que defender a la Biblia que la Biblia misma.” Dwight Lyman Moody

82.   “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que salga de los labios de Dios.”Mateo

83.   “No te preocupes por lo que no entiendas de la Biblia. Preocúpate por aquello que entiendes y no aplicas en tu vida.” Corrie Boom

84.   “Para el que se ha aburrido de leer la Biblia: si una persona ciega no puede ver el sol, no es culpa del sol.” John Piper

85.  “Por medio del Espíritu Santo actuando en la Palabra de Dios, Jesús viene a nosotros como una presencia permanente.” Elena White

86.   “Satanás conoce bien la Biblia. No cabe duda de que pasaría con calificaciones de sobresalientes cualquier examen de teología que se le hiciera rendir.” Walter A. Henrichsen

87.   “Sé que la Biblia es inspiradora porque me inspira.” Dwight Lyman Moody

88.   “Si algo de la Biblia no me gusta, el problema no está en ella. El problema está en mí.” R.C. Sproul

89.   “Si Dios me da vida extra, antes de que pasen muchos años, haré que un joven que conduzca el arado conozca más de las Escrituras que tú”. William Tyndale

90. “Si leyeran la Biblia los hombres tendrían una amplitud de opiniones, una nobleza de carácter y una estabilidad de propósito que rara vez se ve en estos tiempos.” Elena White

91.   “Si queremos conocer la gloria de Dios, si queremos experimentar la belleza de Dios, y si queremos que nos use la mano de Dios, debemos vivir según la Palabra de Dios.”  David Platt

92.   “Si un creyente deja de estudiar la Biblia, porque piensa que Dios le habla directamente, o si un predicador dice en su mensaje lo que -según cree- Dios le ha dicho, sin atenerse a una fiel exposición de la Biblia, se están abriendo de par en par las puertas no sólo al subjetivismo, sino a cualquier error, pues de hecho se anula la autoridad de la Biblia, único depósito fiable de la Palabra de Dios.” José M. Martinez

93.  “Siempre he dicho y diré que el estudio de la Biblia hará mejores ciudadanos, mejores padres y mejores esposos.” Tomás Jefferson

94. “Siempre he dicho, y siempre diré que la lectura cuidadosa y diligente del Libro Sagrado produce mejores ciudadanos. La Biblia produce las mejores personas del mundo.” Thomas Jefferson

95. “Todo descubrimiento humano parece hecho tan solamente para confirmar mas y mas las verdades que contienen las Sagradas Escrituras”. Sir William Herschel

96.  “Todo lo que soy lo debo a Jesucristo, que se me ha revelado en su libro divino.” David Livingstone

97.  “Todos los días antes de la cena y antes de ir a los servicios en la iglesia, mi abuela leía la Biblia para mí, y mi abuelo oraba. Incluso teníamos devocionales antes de ir a recoger algodón en los campos. La oración y la Biblia, se convirtieron en una parte de mis pensamientos cotidianos y creencias. Aprendí a poner mi confianza en Dios y a buscarlo con toda mi fuerza.” Rosa Parks

98. “Tu Palabra no muere, nunca muere, porque vive. No muere tu Palabra Omnipotente, Porque es la vida misma, y la vida no vive, vivifica.”  Miguel de Unamuno

99. “Un conocimiento profundo de la Biblia vale mas que una educación universitaria.”Theodore Roosevelt

100. “Una Biblia gastada, usualmente pertenece a alguien que no lo está.” Charles H. Spurgeon


101. “Es la Biblia la más preciosa dádiva que Dios ha podido enviar al mundo.” Montesquieu

Scherezada  Alvear Godoy



FILÓSOFOS:

-   Deseo que aun la mujer más débil lea los Evangelios, que lea las Epístolas de Pablo. Anhelo que el labrador cante porcio­nes de las Escrituras mientras sigue el arado, que el segador las entone al compás de la música de su lanzadera y que el viajero aligere con estas historias la pesadez de su viaje.

Erasmo de Rotterdam

-   La existencia de la Biblia como un libro para el pueblo es el mayor beneficio que ha experimentado la raza humana.

Emanuel Kant

-   Es el Evangelio la más preciosa dádiva que Dios ha podido enviar al mundo.

Carlos Montesquieu

-   No hay filosofía más sublime que la conocida con el nombre de Sagrada Escritura.

Isaac Newton

-  La majestad de las Escrituras me asombra: la santidad del Evangelio habla a mi corazón. Ved los libros de los filósofos con toda su pompa; ¡qué pequeños son en comparación a la Biblia! ¿Podrá creerse que este libro, a un tiempo tan sublime y tan sabio, sea obra de hombres?

Juan Jacobo Rousseau

-   Tu Palabra no muere, nunca muere, porque vive.
No muere tu Palabra Omnipotente porque es la vida misma, y la vida no vive, vivifica.

Miguel de Unamuno

ESCRITORES:

-   La Biblia ocupa en mi pensamiento todo el espacio que debe ocupar un libro en que están los reales fundamentos de las cosas, sin las cuales no existiría la civilización. Su mensaje que es uno solo y uno mismo para todos los pueblos, o sea múltiple mensaje de la libertad, de la justicia y del amor, como principio de toda organización social, puede y debe resultar particularmente fecundo en esta América de tan bellas tradiciones de democracia y confra­ternidad.

Arturo Capdevilla

-   Libro prodigioso aquel, señores, en que el género humano comenzó a leer, treinta y tres siglos ya, y con leer en él todos los días, todas las noches y todas las horas, aún no ha acabado su lectura.

Juan Donoso Cortés

-   Estoy leyendo el Libro de Job y me ha producido un éxtasis extraño. Dejé el libro a un lado y estuve paseando como un león enjaulado horas y horas casi sin poder contener las lágrimas. Este libro fue uno de los primeros que se apode­raron de mí y cuyo recuerdo no me ha abandonado durante el resto de mi vida.

Fedor Dostoiewsky

La Biblia es siempre para mí el enorme poema histórico que todas las noches necesito leer un rato antes de dormirme para que se me enriquezca de belleza y poesía mi mundo de fantasmas.

Juana de Ibarbourou

Como hombres y ciudadanos deseamos vivamente que se generalice la lectura de las Escrituras en la cual creemos que están interesadas la religión, la humanidad y la patria.

José María Luis Mora

Libro mío, libro en cualquier tiempo y en cualquier hora, bueno y amigo para mi corazón, fuerte, poderoso compa­ñero... ¿Cuándo acudí a ti en vano, libro de los hombres, único libro de los hombres? Por David amé el canto, mere­cedor de la amargura humana. En Eclesiastés hallé mi viejo gemido de la vanidad de la vida y, tan mío ha llegado a ser vuestro acento que ya ni sé cuándo digo mi queja y cuándo repito solamente la de vuestros dolores. Nunca me fatigaste, como los poemas de los hombres. Siempre eres fresco, recién conocido, como la hierba de julio, y tu since­ridad es la única en que no hallo peligro, mancha disimu­lada de mentiras. Tu desnudez asusta a los hipócritas y tu pureza es odiosa a los libertinos. Yo te amo todo, desde el nardo de la parábola hasta el adjetivo crudo de los Núme­ros.

Gabriela Mistral

martes, 28 de noviembre de 2017

117).-Heurística Bíblica.-a

  Esteban Aguilar Orellana ; Giovani Barbatos Epple.; Ismael Barrenechea Samaniego ; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; -Rafael Díaz del Río Martí ; Alfredo Francisco Eloy Barra ; Rodrigo Farias Picon; -Franco González Fortunatti ; Patricio Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda ; Jaime Jamet Rojas ; Gustavo Morales Guajardo ; Francisco Moreno Gallardo ; Boris Ormeño Rojas ; José Oyarzún Villa ; Rodrigo Palacios Marambio; Demetrio Protopsaltis Palma ; Cristian Quezada Moreno ; Edison Reyes Aramburu ; Rodrigo Rivera Hernández; Jorge Rojas Bustos ; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba ; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala ; Marcelo Yañez Garin; 





Curso de ciencias bíblicas en la parroquia de  Guadalupe de la comuna de Quinta Normal, años 2009





Noción.

 Es aquella parte esencial de la Hermeneútica bíblica que estudia los principios que deben aplicarse para la adecuada interpretación de la Biblia. Deriva del griego heurískein=encontrar. Tiene un carácter de disciplina introductoria a la Exégesis bíblica.
      
Metodología.

 Según se desprende de la inspiración divina de la S. Escritura, ésta es efecto fundamental de dos acciones convergentes, de modo que el libro inspirado es todo él obra de Dios y, al mismo tiempo, todo él también obra del hagiógrafo, siendo ambos verdaderos autores (cfr. Vaticano II, Const. Dogm. Dei Verbum, n° 11). La H. bíblica no es, pues, una ciencia meramente histórica, sino netamente teológica. Por ello, ante la Biblia, el intérprete debe situarse como un dialogante al que no compete juzgar el texto de modo exclusivamente humano: de un lado está Dios, que le habla en el texto sagrado, que no es un documento arqueológico, sino vivo, plantado en la Tradición ininterrumpida de la Iglesia; de otro, está el propio intérprete, que debe ponerse cuidadosa y humildemente a la escucha de Dios, para entenderle; ese entendimiento es un acto de fe que exige la obediencia del intérprete.
 Tal actitud hermenéutica no exime, sin embargo, del esfuerzo intelectual de la razón informada por la fe. «Y como la Sagrada Escritura hay que leerla e interpretarla con el mismo Espíritu con que se escribió, para sacar el sentido exacto de los textos sagrados, hay que atender no menos diligentemente al contenido y a la unidad de toda la Sagrada Escritura, teniendo en cuenta la Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe. Es deber de los exegetas el trabajar según estas reglas... Porque todo lo que se refiere a la interpretación de la Sagrada Escritura está sometido en última instancia a la Iglesia, que tiene el mandato y el ministerio divino de conservar y de interpretar la palabra de Dios» (Dei Verbum, n° 12). 
Por su parte, H. Schlier sintetiza así la actitud hermenéutica: «Quien equipado con todas las técnicas del saber filológico e histórico se acerca a interpretar la S. E. y no se preocupa de añadir la experiencia fundamental, de la que nos habla el mismo N. T., es decir, la fe, ese tal jamás llegará a conocer la realidad que nos comunica en su mensaje el N. T.» (Über Sinn und Aufgabe einer Theologie des Neuen Testaments, Friburgo Br. 1964, 11).
      
De lo dicho se desprende la doble metodología que debe manejar el intérprete. De un lado, debe ayudarse de todos los auxilios racionales de crítica histórico-literaria: son los llamados principios, criterios o reglas racionales de interpretación, comunes en hermenéutica general. De otro lado están los principios o criterios dogmáticos o de fe, específicos de la interpretación bíblica. La distinción de ambas series de criterios es meto dológicamente correcta y útil, pero hay que. evitar, al hacer la exégesis bíblica, separar como dos mundos distintos ambas series, pues en tal caso se llegaría a una vivisección esterilizante, aun desde la propia perspectiva del saber. Es que la realidad del cristianismo, o quizá mejor dicho, de Cristo mismo, vivo y actuante en la Iglesia, y junto con pl la revelación del Padre y la misión del Espíritu Santo, desborda siempre la imagen fijada en un documento, aunque sea la propia Biblia.

 En ningún caso puede ser desligado el texto bíblico de la entera vida de la Iglesia, en cuyo seno adquirió su redacción literaria a impulsos de la divina inspiración, y ha sido custodiada e interpretada. Por consiguiente, el exegeta debe aplicar a cada texto los dos tipos de criterios hermenéuticos mencionados: la mejor técnica histórico-crítica y una actitud hermenéutica, que es la puesta en ejercicio de la fe, con todo su complejo dispositivo doctrinal y espiritual.
      
 Principios generales de interpretación. 

Suelen llamarse también -«reglas racionales de interpretación» , y son las comunes para todo estudio literario histórico-crítico de cualquier texto. Implican todas las cuestiones filológicas y lingüísticas, con su cortejo de disciplinas colindantes: lexicografía, semántica, semiología, etc., así como el instrumental para situar el texto en su marco histórico (Sitz im Leben) : historia, arqueología, circunstancias personales del autor y de su situación cultural, destinatarios inmediatos, fecha de composición del escrito, crítica histórico-literaria de sus fuentes, género literario al que pueda reducirse, etc. Desde este punto de vista, el estudio crítico de la Biblia utiliza, en cada época de la historia, los mismos recursos culturales que para cualquier monumento literario. Un mínimo de sintonización entre el lector y el mundo del autor es imprescindible para entender lo que se lee.
      
Por tanto, todas las disciplinas científicas que concurren en la interpretación de un texto cualquiera, pueden e incluso deben ser aplicadas a la interpretación de la Biblia siempre que haya presunción de su utilidad. A ello hay que sumar otros elementos más subjetivos, como la sensibilidad del lector, desigual desde su capacidad especulativa, artística, psicológica, espiritual, moral, etc. Las varias cualidades de los diversos intérpretes se complementan, y la historia de la exégesis bíblica ha ido adquiriendo una verdadera acumulación selectiva, como ha ocurrido con los grandes monumentos de la literatura universal.
      
La investigación escriturística contemporánea ha alcanzado un desarrollo considerable en cuanto a las técnicas de hermenéutica racional, en especial por lo que atañe a los auxilios suministrados por la filología, lingüística y algunos métodos hermenéuticos, como son el mejor conocimiento de los géneros literarios de la Biblia, el método histórico-formal (Formgeschichtliche Methode) y el histórico-redaccional (Redaktiongeschichtliche Methode) , que aunque con graves prejuicios y errores históricos, filosóficos y teológicos en sus principios, han ido siendo depurados por los críticos católicos, hasta ser empleados con utilidad para ahondar en el proceso de formación literaria de algunos libros o conjuntos de libros de la S. E. (especialmente el Pentateuco, los Salmos y los Evangelios Sinópticos) y en las peculiaridades del mensaje revelado de algunos de ellos (cfr. Instrucción Sancta Mater Ecclesia de la P.C.B., o. c. en bibl.). Sin embargo, el enorme esfuerzo de la investigación contemporánea en los dominios de la crítica racional no se ha visto coronado en general por un fruto paralelo desde el punto de vista de la profundización teológica. La causa de ello radica seguramente en el defecto de la actitud hermenéutica de fe: no pocos de los investigadores se han enfrentado con escasa sintonización de fe con la Biblia y con la Iglesia. Por esto se hace ahora especialmente necesario fijar de nuevo la atención en los criterios dogmáticos de hermenéutica.
      
Principios específicos de la hermenéutica bíblica. 

Son los criterios teológicos o dogmáticos. Tienen su fundamento y exigencia en la inspiración divina de la S. E. De ahí arrancan dos grupos de criterios, basados respectivamente en la condición de Dios como autor y de la Iglesia como intérprete auténtico de la Biblia. Podríamos resumirlos en el cuadro de pie de pág.
      
Unas breves explicaciones del cuadro expuesto se hacen necesarias: Por analogía de la fe bíblica se entiende la íntima coherencia de las verdades religiosas contenidas en la Revelación escrita. Este principio ofrece un aspecto positivo: merced a la unidad y continuidad de la Revelación, unos textos proyectan luz sobre otros y ayudan al lector a una más honda inteligencia. Ofrece, a su vez, un aspecto negativo: ningún texto de la S. E. puede verdaderamente contradecir a otro; cualquier apariencia de contradicción sería sólo eso, apariencia, como efecto de la limitación del lector. Puede la S. E. mostrar diversos acentos, subrayar aspectos diversos de un mismo objeto (sea éste un relato o un paso doctrinal), como consecuencia del desarrollo progresivo de la Revelación y de la distinta personalidad de sus respectivos autores humanos; se puede dar progreso, como, p. ej., de ciertas imperfecciones morales de las leyes del Pentateuco hasta la perfección suma de la moral evangélica, predicada y vivida por Cristo: pero progreso y crecimiento no significan contradicción.
      
      Conectado con el principio de la analogía de la fe bíblica está el del desarrollo progresivo y homogéneo de la Revelación: Dios no ha mostrado de una sola vez al hombre toda la verdad, sino que, usando de una divina pedagogía, ha ido desvelando nuevos contenidos, revelándose progresivamente a Sí mismo en acontecimientos de la historia bíblica y en palabras que explicaban el acontecimiento (cfr. Dei Verbum, n° 2), hasta llegar a su Revelación suprema, que es Jesucristo, el Verbo Encarnado. Existen, pues, textos más antiguos que pueden ser mejor entendidos a la luz de textos posteriores.
      
Del principio básico de que Dios es el autor de ambos Testamentos se desprende también el tercero de los criterios derivados: la interna armonía de los dos Testamentos, íntimamente conexo con el anterior y que fundamenta, a su vez, la «interpretación cristiana del A. T.» y los sentidos «pleno» y «típico» de la S. E.. Con arreglo a tal armonía, las nociones, acontecimientos, cosas y personas del A. T. tienen una cierta correlación o «cumplimiento» en el N. T., de modo que, según fórmula feliz de S. Agustín, «Novum Testamentum in Vetere latet et Vetus in Novo patet». Este modo de entender el A. T. fue ya iniciado por Jesucristo y los Apóstoles, a quienes «abrió la mente para que entendieran las Escrituras» (Lc 24,44-45), y fue intensamente cultivado por la exégesis tipológica de los Santos Padres.
.
      
Finalmente, «como la Sagrada Escritura hay que leerla o interpretarla con el mismo Espíritu con que se escribió... » (Dei Verbum, n° 12), lector e intérprete deben como «sintonizar» con ese Espíritu de Dios por medio de la práctica de la vida cristiana, especialmente de la oración, para que la gracia divina y la acción vivificante interna del Espíritu Santo abra el alma a la inteligencia de la S. E. Este criterio interpretativo debe ser usado, sin embargo, con especial humildad y prudencia, persuadido el intérprete de que sólo el Magisterio eclesiástico posee en última instancia el carisma del discernimiento de Espíritu, tanto para interpretar la S. E. como para enjuiciar las interpretaciones particulares de la misma. Sin caer, pues, en el error de la teoría protestante del «libre examen», el intérprete católico debe invocar la gracia divina para entender y profundizar lo que Dios dice en los sagrados libros.
      
El segundo gran principio es la consideración de la Iglesia como custodio e intérprete auténtico de la S. Escritura. Este principio supone una serie de criterios que hemos agrupado en cuatro, convencionalmente. En primer lugar se ha destacado el criterio de la interpretación auténtica de la Biblia que compete exclusivamente al Magisterio de la Iglesia (v.). Dicho Magisterio puede declarar infaliblemente el sentido auténtico de un texto de la S. E.; tales declaraciones solemnes se han dado pocas veces en la historia de la Iglesia y acerca de pocos textos; pueden reducirse a no muchos más de los siguientes: Mt 16,16-19; 26,26; Lc 22,19; lo 3,5; 21,15-17; Iac 5,14. Esta es la que se llama interpretación directa, que puede ser a su vez positiva, cuando se declara el sentido auténtico de un texto, o bien negativa, cuando se determina como errónea, temeraria, etc., alguna interpretación privada (p. ej., la condenación de la sentencia de J. L. Isenbihel, que negaba el sentido mesiánico de Is 7,14). La interpretación auténtica y directa del Magisterio es el primero y más concreto criterio específicode hermenéutica católica. Tales declaraciones se han dado normalmente ante determinadas circunstancias; por ello, el Magisterio no ha querido definir todas las perspectivas de un determinado texto, sino el sentido de éste respecto a la verdad de fe concreta (p. ej., presencia eucarística, primado de Pedro, mesianismo, sacramento de la unción de enfermos, etc.). Un texto, pues, declarado por el Magisterio puede contener aspectos que no entran en la definición: p. ej., respecto al mencionado texto de Is 7,14, el Magisterio ha definido su carácter mesiánico, pero no ha entrado en la cuestión de si ese carácter debe entenderse en sentido literal o en sentido típico.
      
Junto a la interpretación directa, existe la indirecta, cuando no es el texto mismo de la Biblia el que constituye el objeto formal de la declaración, sino que ésta se refiere formal y directamente a una verdad de fe, para cuya ilustración se trae a colación uno o varios textos de la S. E. Estos casos son numerosísimos en la Historia de la Iglesia y no siempre es fácil precisar de qué modo la declaración del Magisterio afecta a la interpretación de los textos bíblicos. La razón es que cuando el Magisterio define una verdad de fe, lo que queda definido es esa verdad misma; al lado de ella el Magisterio puede y suele dar ciertas razones de conveniencia, las cuales sólo indirecta y no formalmente entran en el alcance de la definición, salvo que expresamente se diga. Así, pues, el intérprete habrá de deducir del contexto de la definición magisterial hasta qué punto queda afectada la interpretación del pasaje. En cualquier caso está obligado a no contradecir el sentido en que el Magisterio ha utilizado el texto, y siempre será para él un criterio orientador en su interpretación personal.
      
Las verdades de la fe tienen entre sí una conexión, más o menos inmediata. Por ello, ante un texto concreto, el intérprete suele tener que poner en confrontación, de alguna manera, todo o parte del discurso general de la fe. En cualquier caso, debe mantener el criterio heurístico de la analogía de la fe católica, es decir, como es lógico, ninguna interpretación particular de la S. E. puede estar en oposición con la doctrina católica; si tal contradicción se produjese, sería indicio de error, y el intérprete deberá reandar el camino de su investigación.
      
En cierto modo, el principio de analogía de la f e católica puede englobar los otros dos criterios heurísticos de: el sentido de la S. Tradición de la Iglesia y el testimonio moralmente unánime de los Santos Padres. Ambos son por lo general más constatables documentalmente que el principio de analogía; o, dicho de otro modo, pueden constituir pasos previos para establecer tal analogía. Ambos criterios alertan al lector acerca de si su interpretación está en conformidad con lo que la Iglesia ha creído y enseñado a lo largo de su historia, o bien si su interpretación personal es coincidente con'la de los Santos Padres, testigos primeros de la fe cristiana.
      
El problema epistemológico en la hermenéutica bíblica. Como consecuencia del desarrollo poskantiano de la crítica del conocimiento, se fue introduciendo, en sectores de la intelectualidad, la exigencia de someter a una crítica radical de racionalidad toda afirmación. Así, fue sometido a análisis filosóficos el testimonio bíblico, de modo que, en las últimas décadas, la lectura epistemológica de la Biblia se ha acentuado por algunos pensadores, hasta constituir para ellos la más grave cuestión bíblica, de modo semejante a como a fines del s. xtx lo fue la inerrancia.
      
Se ha llegado a afirmar -con toda una gama de matices- que el contenido de la Revelación , de unaparte, y la manera de exponer de los autores sagrados -es decir, la representación o expresión lingüística y literaria de ese contenido-, de otra, no se identifican sin más. Incluso, que la identidad o adecuación de ambos aspectos no queda garantizada por la sola inspiración divina de la Biblia. En otras palabras, se ha planteado el problema de la separación entre contenido y representación -testimonio- de los escritos sagrados. Tal distinción tiene dimensiones legítimas (obviamente no son lo mismo la palabra y la realidad significada por ella); sin embargo, una extremada radicalización del problema ha conducido con rapidez en ciertos ambientes a la separación absolutizada de ambas cosas.
      
Tropezamos aquí con una cuestión en la que inciden temáticas gnoseológicas y eclesiológicas de fondo.

 a) Gnoseológicas, ya que el tema es diversamente enfocado según se haya alcanzado un realismo del conocimiento o se haya derivado hacia el agnosticismoo el idealismo. Desde una posición realista se advierte que el conocimiento  de cada persona es limitado, pero verdadero, es decir, versa auténticamente sobre la realidad extramental de la que capta su ser y sus cualidades, etc. El problema de la intercomunicación -y, por tanto, el de la hermenéutica- se presenta así como un problema a veces difícil (no siempre es fácil traducir de un lenguaje a otro, expresar y captar un pensamiento, etc.), pero no angustioso: el pensar y el hablar de los diversos hombres versa sobre la realidad y en ella comunican. Si, en cambio, se ha caído en una interpretación agnóstica o idealista del conocimiento se puede acabar sosteniendo que cada hombre está encerrado en el círculo de las propias ideas y condenado a la incomunicación. 

b) Eclesiológicas, ya que según se reconozca o no la presencia y la acción del Espíritu Santo en la Iglesia se estará en condiciones de advertir la íntima unidad que reina entre todos los momentos de la historia de la Iglesia, a la que el Espíritu Santo no ha dejado de asistir para que captara y trasmitiera la palabra revelada, o se estará expuesto a caer en un criticismo eclesiológico con la consiguiente pretensión de acceder a la S. E. por encima de la historia de la Iglesia y sin más garantías de verdad que las que ofrezca la personal inteligencia.
      
Una deformación en ambos puntos -tal y como se encuentra en la teología protestante liberal y movimientos similares- lleva a pensar que el «hombre bíblico» y el «hombre moderno» representan universos mentales incomunicables, lo que desemboca en una hipertrofia del problema hermenéutico y en intentos de «reinterpretación» del mensaje bíblico y cristiano que implican en realidad su transformación o su reducción arbitraria (como ocurre, p. ej., en la desmitologización, v., de R. Bultmann, v.; el método de la reducción henológica de H. Duméry, v.; la reinterpretación ontológica según el método de la correlación de P. Tillich, v., etc.). Una adecuada comprensión de los dos puntos señalados lleva, en cambio, a advertir que el «hombre antiguo» y el «hombre moderno» no están separados por un abismo y que el cristiano, en la medida en que está unido vitalmente a la Iglesia, ha estado siempre en comunión con la verdad de la palabra divina. Y, por consiguiente, a enfrentarse con la tarea exegética y hermenéutica con el interés y el afán de quien quiere penetrar en la comprensión de la palabra divina para poder así expresarla y difundirla cada vez con más fidelidad y eficacia, pero con la serenidad de quien sabe que esa palabra era ya poseída por él, aunque tal vez con menor hondura, y era ya susceptible de ser comunicada.
     
     

BIBL.: 1) Fuentes: CONC. TRIDENTINO, Sessio IV, 8: Denz.Sch. 1507; CONC. VATICANO I, Sessio 111, Const. «Dei Filius», cap. 2: Denz.Sch. 3007; CONO. VATICANO II, Const. «Dei Verbum», n° 2-13; LEóN XIII, Ene. Providentissimus Deus: Denz.Sch. 3281-3289; Pío IX, Ene. Qui pluribus: Denz.Sch. 2784; S. Pío X, Ene. Pascendi: Denz.Sch. 3490; S. Pío X, Motu proprio «Sacrorum antistitum»: ib. 3546; BENEDICTO XV, Ene. «Spiritus Paraclitus»: ib. 3652-3654; Pío XII, Ene. Divino Altlante Spiritu: ib. 3826-3831; íD, Ene. Humani Generis: ib. 3884,3886-3889; PAULO VI, Instrucción Sancta Mater Ecclesia de la Pont. Comisión Bíblica de 21 abr. 1964: ib. 3999.

lunes, 27 de noviembre de 2017

116).-La cosmovisión bíblica.-a

  Esteban Aguilar Orellana ; Giovani Barbatos Epple.; Ismael Barrenechea Samaniego ; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; -Rafael Díaz del Río Martí ; Alfredo Francisco Eloy Barra ; Rodrigo Farias Picon; -Franco González Fortunatti ; Patricio Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda ; Jaime Jamet Rojas ; Gustavo Morales Guajardo ; Francisco Moreno Gallardo ; Boris Ormeño Rojas ; José Oyarzún Villa ; Rodrigo Palacios Marambio; Demetrio Protopsaltis Palma ; Cristian Quezada Moreno ; Edison Reyes Aramburu ; Rodrigo Rivera Hernández; Jorge Rojas Bustos ; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba ; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala ; Marcelo Yañez Garin; 



Curso de ciencias bíblicas en la parroquia de  Guadalupe de la comuna de Quinta Normal, años 2009

Anllela hormazabal moya

La cosmovisión, es decir, la percepción del mundo y de los fenómenos de la naturaleza, se basa en la mitología en casi todas las religiones orientales. El mito y su forma de pensar les ayudaba a los pueblos desde la prehistoria a resumir sus percepciones, conocimientos e interpretaciones con respecto del mundo. La cos­movisión "mítica" no es una percepción equivocada o falsa acerca del mundo, sino un concepto muy diferente. Es la interpretación del mundo que refleja el desarrollo mental de la humanidad durante una larga época que precedió al pensamiento científico. 
Es una forma poco diferenciada del conocimiento del ser social. La humanidad siempre tuvo conocimientos, acordes con su nivel espiritual, sobre el mundo. Además, tuvo también experiencias. Pero la cosmovisión es más que la suma de éstos; es una generalización y la búsqueda de relaciones que están fuera del radio de la experiencia cotidiana. La cosmovisión mitológica se caracteriza por la generalización analógica, es decir, es un proceso en que el hombre intenta definir e interpretar el mundo por intermedio de deducciones surgidas de su propio ser, y a la luz de su propia experiencia. Con la generali­zación se pretende conocer los fenómenos o las cosas inalcanza­bles por la experiencia, se intenta agrandar la experiencia cotidiana al ámbito más amplio del propio cosmos. Si su propia experiencia es escasa, la transfiere al pasado, y para eso inventa a un ser humano, un hombre de tamaño y de calidades sobrenaturales.

Todas las culturas conocidas, hasta la llegada de la filosofía natural de los griegos, integraban sus conocimientos en una cosmovisión mitológica.

La experiencia y el conocimiento adquiridos con el tiempo aumentaban su saber, pero esto no era suficiente para cambiar su percepción del mundo. Todavía no se agudizaba la contradicción entre el conocimiento de la naturaleza y la cosmovisión mitológica. El conocimiento de la naturaleza no se transformó en cosmovisión científica hasta el siglo VII a.C.; para eso fue necesaria una revolu­ción intelectual realizada en la antigua Grecia.

Esta revolución tuvo cierta influencia en el Cercano Oriente, pero la cosmovisión mitológica sobreviviría durante mucho tiempo más, aunque incorporara algunos conocimientos más avanzados en ella, como ocurrió con la astronomía en Babilonia.

En Mesopotamia la observación de los astros alcanzó un alto nivel y se recopiló mucho material durante los últimos siglos del segundo milenio y en los primeros siglos del primer milenio a.C. Estas observaciones transformaron los conceptos religiosos. En su panteón, algunos de los dioses importantes cedieron su lugar a los dioses de las estrellas (Nabu, Ninurta), quienes más adelante se transformaron en los dioses de la ciencia. Las religiones quedaron dentro de la cosmovisión mitológica. Sin embargo, la elevación de estos dioses representaba una forma incipiente de búsqueda del conocimiento de la naturaleza.

La astrología no era bien recibida por los antiguos judíos. Isaías se burla de aquellos "quienes contemplan las estrellas para pronos­ticar lo que vendrá" (Cáp. 46.13); es una alusión peyorativa a los babilonios. La astrología babilónica se orientaba hacia la cosmolo­gía mitológica, pero los judíos la rechazaban. Para ellos la astrología babilónica era igual a su religión, lo que no excluía que hayan absorbido ciertos métodos y resultados de éstos (sistema del ca­lendario). El Deuteronomio prohíbe la astrología (Cáp. 4.19). El Libro de Job (Cáp. 38.31, etc.) demuestra, que tenían buenos conoci­mientos sobre las estrellas; el profeta Amos también lo menciona (Cáp. 5.8).

No sólo los resultados de la astrología de Babilonia enriquecie­ron la ciencia de los judíos, sino también la influencia de otras disciplinas (medicina, ciencias naturales, metalurgia, etc.), lo que se manifiesta en su visión más amplia del mundo percibida en la Biblia.

La Biblia no tiene mitología propia. Los grandes mitos del Oriente clásico, referentes a la creación, faltan en la Biblia. Cuando Milton escribió su epopeya, el Paraíso perdido, tuvo que inventar mitos. Tampoco hay teogonía (generación de los dioses) o teomaquía (lucha entre los dioses); todo eso es consecuencia del fuerte y rápido desarrollo del monoteísmo. El desarrollo monoteísta influía en las culturas orientales y contribuyó a la transformación o modifi­cación de la cosmovisión mitológica (Egipto en el siglo XIV a.C., o Mesopotamia en el primer milenio a.C.). Pero, sólo la religión judía llegó al monoteísmo y dio nacimiento también al cristianismo e islamismo.
 En las demás religiones había sólo tendencias monoteís­tas. Los elementos míticos que se encuentran en la Biblia se incor­poraron antes de la época de los profetas clásicos; en el desarrollo posterior de la religión ya no los permitieron, porque estaban en contradicción con el monoteísmo.

En algunos libros modernos, hay ilustraciones que quieren mostrar la percepción de los judíos o de los babilonios sobre el universo. Las figuras no son convincentes ni correctas. No nacieron en la Babilonia Antigua sino en los libros panbabilónicos, e inducen a error no sólo por su contenido sino también por su metodología equivocada.

En el Oriente Antiguo nunca se formó una cosmovisión explícita y ordenada. Todas las alusiones son ocasionales, parciales y sin sistema alguno. La cosmovisión mítica excluye lo sistemático o metódico. Los representantes de la línea panbabilónica prepararon un sistema sobre algo que no era sistemático y con eso falsearon la cosmogonía oriental. Es imposible encerrar la cosmogonía de la Biblia en las categorías de Aristóteles. Sin embargo, aunque la cosmovisión de la Biblia no sea estrictamente científica, tampoco puede decirse que no tenga bases racionales.

Es necesario comprender la naturaleza de la cosmogonía mís­tica para que podamos interpretar las alusiones de la Biblia en su historicidad. Las alusiones no forman una cosmología sistemática, son deducciones analógicas de experiencias cotidianas, generali­zan hasta el extremo y explican la naturaleza, antropomorfizándola.

Miremos algunos textos: "No te harás imagen ni ninguna seme­janza de lo que esté arriba en el cielo ni abajo en la tierra, ni en las aguas abajo de la tierra" (Éxodo 20.4). Esta división corresponde al concepto babilónico, en el cual "an-sar" es la parte superior (cielo), "ki-sar" la parte media (tierra) y "abzu" es el océano. No es casual que la Biblia no diga esto en la descripción de la creación, que podría ser una parte de su cosmogonía, sino en un pronunciamiento legal-ético, en que no es más que el lugar eventual de la morada de los dioses respetados en otras creencias. 
El primer capítulo del Génesis menciona sólo las aguas debajo de la bóveda y las aguas sobre la bóveda (Vers. 7). El Libro de Job menciona las columnas de la tierra (Vers. 9.6). En los Salmos leemos sobre los cimientos del mundo (Cáp. 18.15), o los montes que se derrumban en el corazón del mar (Cáp. 46.2). Ezequiel menciona el "ombligo de la tierra" (Cáp. 38.12). Todo eso y las demás expresiones menciona­das, no son cosmología. Podríamos aludir al capítulo 38 de Job que nos presenta el cosmos en forma poética. Pero éste es un poema filosófico de alto valor espiritual, que demuestra que el cosmos, como teoría, no les interesaba mucho.

En el primer capítulo del Génesis, podemos reconocer la mito­logía oriental, pero difiere de ésta. En ella no figura la creación de la nada sino mucho más el arreglo y ordenamiento de la materia desordenada del Caos. El primer versículo del Génesis, según la interpretación de los textos orientales, se traduciría así: Cuando Elohim (Dios) hubo formado los cielos y la tierra, la tierra era desordenada, encima de los mares había oscuridad, encima de las aguas soplaba un viento fuerte y en ese momento dijo Dios: que haya luz... (Gen. 1.1-3). Los primeros tres versículos forman uno solo y no describen las fases de la creación, sino - como la introducción de las epopeyas orientales- presentan el caos ancestral, el punto de partida.
 Los elementos del caos son: el mar "tehom"; el viento fuerte "ruaj Elohim"; éstos son conocidos en las cosmogonías orientales, sin embargo son diferentes. Miremos la palabra "tehom". En hebreo el mar es "yam". Desde el punto de vista lingüístico y también en su función en aquella descripción, la palabra "tehom" es igual a la diosa Tiamat en la mitología babilónica, que es la deificación del mar en la epopeya Enuma-elis. Pero en esta epopeya Tiamat desempeña un papel importante; en su personificación podemos reconocer la especulación filosófica acerca del papel del agua y del mar en aquella cosmogonía. En el Génesis la palabra "tehom" está privada de toda marca mitológica, por eso su traduc­ción es sólo "mar".

Lo mismo se refiere a la expresión "ruaj Elohim" (su traducción es "el alma o el espíritu de Elohim") que se transforma en "viento fuerte". Los conceptos mitológicos sufren una reinterpretación y el resultado es un concepto más abstracto sobre la creación del mundo. Esta transformación está más cerca, no sólo en el tiempo sino también en el contenido, de la gran revolución que significó la visión científica de la naturaleza, promovida por los griegos alrede­dor del siglo V a.C. La Biblia, en esta época, ya había abandonado las bases primitivas y se acercaba a la visión científica, si no en todos los aspectos, por lo menos hizo sus primeros pasos.

La transformación de la visión judía significa un acercamiento a la filosofía naturista de los griegos. Pero mientras ésta se dirigió hacia el materialismo, el judaísmo buscaba un nuevo camino hacia la fe en el Dios Creador, lo que significaba que la divinidad abando­naba su envoltura mitológica y se transformaba en trascendental. La cosmogonía en la cosmovisión mitológica es la lucha de las fuerzas deificadas de la naturaleza, mientras en la Biblia es una sustancia autónoma que está encima del Cosmos.
 La filosofía griega quitó lo divino de la cosmogonía, mientras la Biblia lo considera como origen de toda la existencia. Como consecuencia de esta transformación, poco a poco dejó de influir en la religión la fe en los poderes sobrenaturales (hasta cierto punto esta fe se incorporó en la religión popular), y todo se puso bajo el poder, sin restricción, de Dios; la religión pura se oponía y se opone a todo poder que no sea sometido a la Voluntad Divina.

domingo, 26 de noviembre de 2017

115).-La critica científica de la biblia.-a



 Curso de ciencias bíblicas en la parroquia de  Guadalupe de la comuna de Quinta Normal, años 2009

Esteban Aguilar Orellana; Giovani Barbatos Epple;Ismael Barrenechea Samaniego; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí;Alfredo Francisco Eloy Barra ;Rodrigo Farias Picon; Franco Antonio González Fortunatti;Patricio Ernesto Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda;Jaime Jamet Rojas;Gustavo Morales Guajardo;Francisco Moreno Gallardo; Boris Ormeño Rojas;José Oyarzún Villa;Rodrigo Palacios Marambio;Demetrio Protopsaltis Palma;Cristian Quezada Moreno;Edison Reyes Aramburu; Rodrigo Rivera Hernández;Jorge Rojas Bustos; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala;Marcelo Yañez Garin;Katherine Alejandra del Carmen  Lafoy Guzmán; Franco Natalino; 

Scherezada Jacqueline Alvear Godoy


Anllela camila Hormazabal moya


La crítica bíblica es una rama de la ciencia que ha posibilitado el entendimiento de la Biblia, como parte de la cultura del Cercano Oriente y de la universal. Era conocida en las épocas antiguas y medievales e incluso, se practicaba dentro de la misma Biblia y con respecto a la Biblia. Así fueron criticados versículos partiendo de otros versículos que son contradictorios o incongruentes o incom­prensibles entre sí por otras razones.

La mente racional de los antiguos hebreos, lectores y estudio­sos de la Biblia, no podía pasar por alto comprobaciones de con­tradicciones, incertidumbres, versículos truncos, gramática oscura, palabras o expresiones incomprensibles que suelen darse en toda literatura antigua. La literatura talmúdica fue la primera que quiso encarar estos temas y buscarles solución. A veces la encontraron, otras optaron por una solución alusiva y muchas veces reinterpretaron los textos desde el punto de vista teológico y humano. A veces se quedaron sólo en el planteamiento de los problemas.
Los gnósticos cristianos censuraban y juzgaban al Antiguo Testamento, mientras los enemigos paganos del cristianismo ha­cían lo mismo con el Nuevo. Había quienes ponían en duda el origen divino o el carácter sagrado o inspirado de estos Libros, pero no tanto con argumentos científicos, sino para debilitar los conceptos de las otras denominaciones y demostrar la prioridad de la religión propia. En el siglo IX, Khivi al Balkhi redactó un documento de 200 preguntas que se refieren a la Biblia, a fin de comprobar la supe­rioridad del Corán.

La crítica científica de la Biblia, libre de propaganda denominacional, comenzó con Abraham Ibn Ezra, científico prestigiado entre los judíos de España en el siglo XI. El llegó a la conclusión de que en los Cinco Libros de Moisés, hay algunas partes que fueron redactadas más tarde que la mayoría de las demás.
Al seguir este mismo camino, Baruj Spinoza (Siglo XVII) en su Tratado Teológico Político, llegó a la conclusión de que la Biblia es un documento literario de cierta época, cierto espíritu, ciertas per­sonas, con intereses naturales específicos. Por lo tanto, hay que interpretarla con los mismos métodos naturales y racionales (natu-raliter et rationaliter) que cualquier otro libro heredado de épocas anteriores. La Biblia, además, no quiere indicar cuáles son las normas de la fe, sino inculcar la obediencia.
El padre de la crítica científica de la Biblia fue Jean Astruk, médico cristiano de Francia, quien se dedicó a analizar el Pentateu­co, atribuido a Moisés, que contiene las normas básicas, incluso también para las religiones monoteístas posteriores. Aceptaba la autoría de Moisés, pero creía demostrar que Moisés había realizado su obra tomando diversas fuentes literarias preexistentes y compa­ginaba su libro, en parte, de éstas. De esta manera resuelve el problema de textos contradictorios dentro de las Escrituras, afir­mando que no son contradicciones entre sí, sino compaginaciones de distintas fuentes.

Quien condujo todos estos descubrimientos a la cumbre de la organización teórica y sistematización analítica, fue Julius Wellhausen en Alemania, a fines del siglo XIX. Al aceptar y evaluar la existencia de varias fuentes, Wellhausen definió el origen histórico del orden de la sucesión de esas fuentes y, también, el motivo ideológico de su aparición.
A consecuencia de la fuerte oposición de la Iglesia, el Nuevo Testamento se transformó sólo más tarde en objeto de análisis científico. El pionero en este campo fue Samuel Reimarus, profesor de Hamburgo, quien, por temor de publicar su libro, mandó el manuscrito a Lessing, ilustre escritor y crítico de la época. Reimarus creía demostrar que los Evangelios presentan la actuación de Jesús en forma premeditada. Según su opinión, los Apóstoles entendían e interpretaban mal las actividades y las palabras de Jesús.

Durante el siglo XIX surgieron muchos científicos, incluso teó­logos y religiosos, quienes reconocieron que los libros del Nuevo Testamento deben ser interpretados con los mismos métodos cien­tíficos que cualquier obra profana de la misma época. Al seguir este criterio, D.F. Strauss separó los elementos míticos de la historia de Jesús e intentó reconstruir su vida real. F.Ch. Baur, fundador de la línea teológica de Tuebingen, demostró que los libros del Nuevo Testamento se redactaron a base de diferentes fuentes y que éstas confirman la existencia de diferentes tendencias religiosas, a veces opuestas, dentro del cristianismo primitivo.

A fines del siglo XIX y a comienzos del siglo XX, se llevaron a cabo, con ímpetu creciente, los descubrimientos arqueológicos en el Cercano Oriente, que ayudaron a dilucidar los textos bíblicos y enriquecieron algunos aspectos de la ciencia bíblica.
Se ha comprobado que varias culturas influyeron en la redac­ción de las Escrituras. Es notable la investigación de Hermann Gunkel, publicada como "Schoepfung und Chaos" (Creación y Caos) en 1895, así como el aporte científico del profesor israelí, M.D. Casutto en este campo.
En nuestro siglo los investigadores están alejándose de la pasión analítica de Wellhausen, que fragmentaba los textos para armar con ellos probables mosaicos reconstruidos, y en cambio aplican más la lectura de la Biblia desde dentro, evaluando su contenido con profundidad literaria, filosófica y filológica y con criterio constructivo.

El descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto y de otros hallazgos en Israel son de suma importancia, pues facilitan una aproximación científica a la Palabra.
Algunos sostienen que los descubrimientos no ayudan tanto a las investigaciones del Nuevo Testamento como a las del Antiguo. Yo, personalmente, no estoy de acuerdo con esta opinión. Los Rollos del Mar Muerto, el hallazgo de datos gnóstico-cristianos en Nag Hamaddi y los nuevos descubrimientos de epigrafía romana, hicieron posible que algunos personajes del Nuevo Testamento (Gallio, Quirinio, Poncio Pilato y otras más) salieran del círculo de las "personas bíblicas" y se transformaran en "personas históricas". Todos estos hallazgos permiten comprobar, completar y modificar las narraciones históricas de los libros bíblicos. Dan posibilidad de conocer mejor los movimientos religiosos del mundo helenista y favorecen las investigaciones comparadas, también en los libros del Nuevo Testamento.

El redescubrimiento de las religiones de misterio en la historia religiosa del helenismo, las nuevas investigaciones de los dioses redentores (quienes mueren y resucitan), colocan la formación del cristianismo en un contexto contemporáneo más generalizado, más universal. Además, las nuevas investigaciones referentes al helenismo han dado mayor relieve a la investigación de los elemen­tos míticos de las narraciones del Nuevo Testamento, lo que ha traído consigo la formación de la "escuela mitológica" en la teología cristiana. Esta calificó como míticas las narraciones de los Evange­lios casi en su totalidad, mientras la "escuela histórica" llamó la atención a la importancia de los datos históricos que estaban escondidos entre los míticos. 
La escuela mitológica ha cometido exageraciones. Sin embargo, cumplió una importante tarea cientí­fica al señalar los rasgos míticos de la presentación de Jesús en los Evangelios, y con esto abrió el camino a la formación de una tendencia teológica, cuyo mayor exponente es R. Bultmann. 
Sus seguidores, sabiendo que es imposible definir el curso "histórico" de la vida de Jesús, ponen como objetivo principal de sus inves­tigaciones nuevo testaméntales, conocer y evaluar las ideas forma­das con respecto a Jesús y a sus enseñanzas en las comunidades cristianas primitivas (kerygma). Esta escuela se ha transformado en un nuevo modo de ver teológico, discutido por algunos, que ha influido mucho en la teología cristiana de nuestra época.

domingo, 12 de noviembre de 2017

112).-Parroquia Nuestra Señora De Guadalupe - Quinta Normal.-a


Esteban Aguilar Orellana; Giovani Barbatos Epple;Ismael Barrenechea Samaniego; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí;Alfredo Francisco Eloy Barra ;Rodrigo Farias Picon; Franco Antonio González Fortunatti;Patricio Ernesto Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda;Jaime Jamet Rojas;Gustavo Morales Guajardo;Francisco Moreno Gallardo; Boris Ormeño Rojas;José Oyarzún Villa;Rodrigo Palacios Marambio;Demetrio Protopsaltis Palma;Cristian Quezada Moreno;Edison Reyes Aramburu; Rodrigo Rivera Hernández;Jorge Rojas Bustos; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala;Marcelo Yañez Garin;Katherine Alejandra del Carmen  Lafoy Guzmán; Franco Natalino; 


Nuestra Señora de Guadalupe es una aparición mariana de la Iglesia católica de origen mexicano, cuya imagen tiene su principal centro de culto en la Basílica de Guadalupe, ubicada en las faldas del cerro del Tepeyac, en el norte de la Ciudad de México.










Iglesia parroquial




Iglesia parroquia perteneciente a la Archidiócesis de Santiago de Chile (Archidiœcesis Sancti Iacobi in Chile), ubicada en  avenida San Pablo Nº 5.137 en la comuna de Quinta Normal, ciudad de Santiago. Se ubica en la misma manzana, donde está la estación del metro Blanqueado, en la misma avenida San Pablo Nº 5199, esquina con la avenida Sergio Valdovinos.

Santa Juana de Arco.-a

Santa Juana de Arcos (Domrémy, Francia, 1412 - Ruán, id., 1431) Santa y heroína francesa. Nacida en el seno de una familia campesina acomoda...