Esteban Aguilar Orellana; Giovani Barbatos Epple;Ismael Barrenechea Samaniego; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí;Alfredo Francisco Eloy Barra ;Rodrigo Farias Picon; Franco Antonio González Fortunatti;Patricio Ernesto Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda;Jaime Jamet Rojas;Gustavo Morales Guajardo;Francisco Moreno Gallardo; Boris Ormeño Rojas;José Oyarzún Villa;Rodrigo Palacios Marambio;Demetrio Protopsaltis Palma;Cristian Quezada Moreno;Edison Reyes Aramburu; Rodrigo Rivera Hernández;Jorge Rojas Bustos; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala;Marcelo Yañez Garin;Katherine Alejandra del Carmen Lafoy Guzmán; Franco Natalino;
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2.-El Codex Vaticanus;
(Bibl. Vat., Vat. gr. 1209; Gregory-Aland no. B/03) es uno de los más antiguos manuscritos conservados de la Biblia, ligeramente anterior al Codex Sinaiticus, y probablemente copiado, como aquél, durante el siglo IV. Está escrito en griego, en pergamino, con letras unciales en formato scriptio continua, y se conserva en la Biblioteca Vaticana. Se llama Códice Vaticano, como es evidente, por el lugar en que se conserva, aunque nadie sabe cómo llegó ahí.
Descripción
Contenía originalmente una copia completa de la Biblia de los Setenta y del Nuevo Testamento, pero las páginas 1519 - 1536 (desde Hebreos 9,14 hasta el Apocalipsis) se perdieron y fueron reemplazadas por un minúsculo suplemento del siglo XV (No. 1957). Consta de 759 hojas. Faltan una parte importante del Génesis y algunos Salmos. El estilo de la escritura es sencillo y elegante. El pergamino es muy fino y delgado; posiblemente se realizó en piel de antílope. Se ha datado paleográficamente en el siglo IV.
El texto griego de este códice es una representación del tipo textual alejandrino. Kurt Aland lo ubicó en la Categoría I.
El manuscrito ha estado en la Biblioteca Vaticana (fundada por el Papa Nicolás V en 1448) desde que se tiene noticia de él, y aparece en el catálogo más antiguo de la biblioteca, elaborado en 1475.
Su historia anterior es desconocida, pero se ha especulado que pudo haber pertenecido al cardenal bizantino Bessarion, ya que el suplemento minúsculo contiene un texto similar al de los manuscritos de Bessarion. El paleógrafo del Museo Británico T.C. Skeat, ha afirmado que el Codex Vaticanus fue una de las 50 biblias que el emperador Constantino I le encargó escribir a Eusebio de Cesarea. Sin embargo, otros autores se oponen a esta hipótesis, ya que consideran que los manuscritos de Constantino eran del tipo textual bizantino y no alejandrino, lo que eliminaría dicha posibilidad.
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Scherezada Jacqueline Alvear Godoy
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Historia posterior
Desde principios del siglo XVI, los eruditos reconocieron la importancia de este manuscrito en lengua griega. origen del Códice es desconocido aunque se especula pudiera haber sido creado en Roma, Alejandría o Caesarea. Se especula que pudiera haber pertenecido al famoso Cardenal Bessarion a causa del minúsculo suplemento con un texto similar a otros manuscritos del Cardenal. De acuerdo con Paul Canart, las iniciales decoradas que fueron añadidas posteriormente en la Edad Media son reminiscencias de la decoración Bizantina del siglo X pero la pobre ejecución de esta provoca la impresión de haber sido añadida en el siglo XI o XII (pero no en fecha posterior pro la forma en que aparecen conectadas con notas que aparecen al principio del Libro de Daniel).
El paleógrafo del Museo Británico T.C. Skeat, ha afirmado que el Codex Vaticanus fue una de las 50 biblias que el emperador Constantino I le encargó escribir a Eusebio de Cesarea. Sin embargo, otros autores se oponen a esta hipótesis, ya que consideran que los manuscritos de Constantino eran del tipo textual bizantino y no alejandrino, lo que eliminaría dicha posibilidad.
El manuscrito está datado en la primera mitad del siglo IV y es ligeramente anterior al Codex Sinaiticus que pertenece al mismo siglo. El argumento que apoya esto es que el Sinaiticus ya incluía las tablas del Canon de Eusebio mientras que el Vaticano no las incluye. Además, el estilo del Vaticanus es algo más arcaico, sin ningún tipo de ornamentación.
Una teoría muy aceptada es que el manuscrito estuvo en Caesarea en el siglo VI junto con el Codex Sinaiticus y llegó a Italia (posiblemente desde Constantinopla) tras el Concilio de Florencia (1438-1445). El manuscrito ha estado en la Biblioteca Vaticana (fundada por el Papa Nicolás V en 1448) desde que se tiene noticia de él, y aparece en el catálogo más antiguo de la biblioteca, elaborado en 1475 (con el número de referncia 1209) así como en el catálogo de 1481 en la que es descrita como "Biblia in tribus columnis ex memb." (Biblia de 3 columnas en pergamino).
En cualquier caso el manuscrito pronto fue conocido por los estudiosos occidentales gracias a la correspondencia entre Erasmo y los prefectos de la Biblioteca Vaticana(Paulus Bombasius y Juan Ginés de Sepúlveda sucesivamente), sin embargo a pesar de que fue estudiada por distintos académicos, nadie pareció darse cuenta de su auténtico valor. Esto cambió en el siglo XIX cuando se completó la transcripción del texto completo. Hasta este momento además no se observó la diferencia existente con la Vulgata Latina. Sin duda, junto con el Codex Sinaiticus se trata del mejor texto griego del Nuevo Testamento.
En 1669, la Biblioteca Vaticana preparó una comparación de porciones del códice, evidenciando su diferencia con la Vulgata y el 'Textus Receptus' (Textus Receptus es el nombre por el cual se alude al texto griego del Nuevo Testamento editado por Erasmo de Rotterdam en el siglo dieciséis. Este texto representa a un conjunto de manuscritos en lengua griega del Nuevo Testamento, de los cuales los más antiguos datan aproximadamente del siglo X, y son la base de muchas traducciones clásicas de la Biblia tanto al español como a otros idiomas). El Textus Receptus puede ser encontrado en otros manuscrito griegos como el Codex Regius que se encuentra guardado en la Biblioteca Nacional Francesa.
Durante los siguientes 150 años no se sabe nada del manuscrito, que cayó en el olvido. En 1809, Napoleón, se apoderó de Roma y se llevó el códice a París como botín de guerra, donde sería examinado por el erudito Leonhard Hug. Al caer Napoleón, en 1815, el códice fue devuelto a Roma a la Biblioteca Vaticana.
Aunque en 1843 a Tischendorf se le permitió hacer un facsímil de unos pocos versículos, sería el Cardenal Angelo Mai preparó el primer facsímil entre 1828 y 1838 aunque no aparecería hasta 3 años después de su muerte en 1857. Se editó en 5 volúmenes conteniendo 4 de ellos el Antiguo Testamento y el último, el Nuevo Testamento, aunque contenía muchos errores. Una edición mejorada vio la luz en 1859. A esta siguieron otras ediciones como la de 1861 de la mano de Henry Alford, labor continuada por su secretario en 1862.
Por razones desconocidas las autoridades de la Biblioteca Vaticana pusieron múltiples trabas a todos los que querían estudiarlo con detalle. No sería así hasta 1867 cuando Tischendorf publicó la primera edición perfecta del manuscrito, conteniendo el Nuevo Testamento.
A continuación entre 1868 y 1881 C. Vercellone, Giuseppe Cozza-Luzi, y G. Sergio lo publicaron completo en 6 volúmenes y en 1889 Cozza Luzi publica un facsímil fotográfico del mismo. Finalmente, le seguiría otro del Nuevo Testamento entre 1904-1907. Por fin, el Codex Vaticanus fue conocido mundialmente.
Más recientemente, el Istituto Poligrafico e Zecca della Stato in Rome ha publicado una edición limitada a todo color, que es una réplica exacta del Códice original.
Importancia para la crítica textual
El Codex Vaticanus es uno de los manuscritos de más importancia para la crítica textual y es uno de los ejemplos más destacados del tipo textual alejandrino. Fue ampliamente utilizado por Brooke Foss Westcott y Fenton John Anthony Hort para su edición del Nuevo Testamento griego de 1881.
El manuscrito contiene misteriosas diéresis (en alemán: umlaut) en los márgenes del Nuevo Testamento, lo que parece indicar posiciones de variantes textuales. La fecha de estos signos es objeto de discusión entre los expertos.
Basilio Besarión.
Nace en el año 1400 aproximadamente. Educado en Constantinopla, en 1423 se trasladó a Mistra, en Morea, para acudir a las clases de Jorge Gemisto Pletón. Frente a acusaciones del aristotélico Jorge de Trebisonda que presentaba a Platón como incompatible con el cristianismo, como de vida descuidada y como poco sabio, escribió en su defensa In calumniatorem Platonis, sin atacar la figura de Aristóteles, a quien mostró un gran respeto, pero defendiendo a Platón y mostrando por él su predilección.
En 1423 también entró en la Orden de San Basilio adoptando el nombre monástico de Besarión (un antiguo anacoreta egipcio). Ordenado presbítero en 1431, ya en 1436 fue nombrado abad de un monasterio basiliano, y al año siguiente el emperador Juan VIII Paleólogo le nombró arzobispo de Nicea. Acompañó al Emperador a Italia en su intento de reunir a las Iglesias Ortodoxa y Romana y poner fin al Cisma de 1054. Fue redactor, junto a Ambrosio Traversario, del decreto de Florencia y Ferrara por el que se estableció en fin del cisma.
Propuesto para Papa a la muerte de Nicolás V en 1455, no resultó elegido. Fue Obispo Administrador de la Diócesis de Pamplona (1458–1462), encargándose de la gestión su Vicario General, Juan de Michaelis.
En 1463 fue nombrado Patriarca de la Iglesia Católica en Constantinopla, por nombramiento del Papa Pío II, sucediendo al anterior Patriarca, Isidoro de Kiev (1458–1462), ya fallecido.
Enciclopedia
(Códice B), un manuscrito griego, el más importante de todos los manuscritos de la Sagrada Escritura. Se le llama así porque pertenece a la Biblioteca Vaticana (Códice Vaticano, 1209).
Este códice es un volumen en cuarto escrito con letras unciales del siglo IV, en folios de excelente pergamino encuadernados en cuadernos de cinco pliegos. Cada página está dividida en tres columnas de cuarenta líneas cada una, con 16 a 18 letras por línea, excepto en los libros poéticos en los que debido a las divisiones estequiométricas de las líneas, hay solo dos columnas por página. No hay letras mayúsculas, pero a veces la primera letra de una sección se extiende sobre el margen. Varias manos trabajaron en este manuscrito; el primer escritor no puso ni pausas ni acentos, y rara vez hizo uso de una puntuación elemental. Desafortunadamente, el códice está mutilado; en épocas posteriores se remplazaron los folios que faltaban. Así pues, faltan los primeros veinte folios originales, una parte del folio 178 y los diez folios que siguen al folio 348; también los quinternos finales, de número imposible de establecer; quedan en total 759 folios originales.
El Antiguo Testamento (Versión de los Setenta, excepto Daniel que está tomado de la versión de Teodoción) ocupa 617 folios. Debido a las antedichas lagunas, el Antiguo Testamento carece de los siguientes pasajes: Génesis 1 - 46,28; 2 Samuel 2,5-7, 10 - 13; Salmos 105,27 - 137,6. El orden de los libros del Antiguo Testamento es como sigue: Génesis a 2 Crónicas, 1 y 2 Esdras, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Job, Sabiduría, Eclesiástico, Ester, Judit, Tobías, los profetas menores de Oseas a Malaquías, Isaías, Jeremías, Baruc, Lamentaciones y Epístola de Jeremías, Ezequiel, Daniel. El Códice Vaticano no contiene la Oración de Manasés o los Libros de Macabeos.
El Nuevo Testamento comienza en el folio 618. Debido a la pérdida de los quinternos finales, falta una parte de las epístolas paulinas: Hebreos 9,14 - 13,25, las Cartas Pastorales, Epístola a Filemón y también el Apocalipsis. Es posible que falten también algunos escritos extra-canónicos, como la Epístola de Clemente. El orden de los libros del Nuevo Testamento es el siguiente: Evangelios, Hechos de los Apóstoles, Epístolas Católicas, Epístola a los Romanos, Corintios (1 y 2), Gálatas, Efesios, Filipenses, Tesalonicenses (1 y 2) y Hebreos.
En el Códice Vaticano no encontramos ni las Secciones Amonianas ni los Cánones de Eusebio. Sin embargo, está dividido en secciones, a la manera que se estila en el Codex Zacintio (Cod. "Zeta"), un manuscrito bíblico de San Lucas del siglo VIII. Los Hechos de los Apóstoles muestran una división especial en treinta y seis capítulos. Las Epístolas Católicas muestran rastros de una doble división, en la primera y más temprana de las cuales algunos creen que falta Segunda Epístola de Pedro. La división de las epístolas paulinas es muy peculiar: se las trata como un solo libro y están numeradas de forma continua. Resulta claro de esta enumeración que en la copia de las Escrituras reproducida por el Códice Vaticano la Epístola a los Hebreos estaba colocada entre la Epístola a los Gálatas y la Epístola a los Efesios.
El Códice Vaticano, a pesar de las opiniones de Tischendorf, que mantenía la prioridad del Códice Sinaítico descubierto por él, se considera correctamente la copia de la Biblia más antigua que existe. Al igual que el Códice Sinaítico, representa lo que Westcott y Hort llaman un “texto neutral”, es decir, un texto anterior a las modificaciones encontradas en todos los manuscritos posteriores, no sólo las modificaciones encontradas en las recensiones antioquenas menos antiguas, sino todos aquellos encontrados en las recensiones orientales y alejandrinas. Puede decirse que el Códice Vaticano, escrito en la primera mitad del siglo IV, representa el texto de una de esas recensiones de la Biblia que eran corrientes en el siglo III, y que pertenece a la familia de manuscritos que usó Orígenes en la composición de su Hexapla.
El lugar de origen del Códice Vaticano es incierto. Hort piensa que se escribió en Roma; Rendel Harris, Armitage Robinson y otros lo atribuyen a Asia Menor. Una opinión más común mantiene que fue escrito en Egipto. Armitage Robinson cree que ambos, el Vaticano y el Sinaítico, estuvieron originalmente juntos en alguna biblioteca antigua. Su opinión se basa en el hecho de que en los márgenes de ambos manuscritos se halla el mismo sistema especial de capítulos para los Hechos de los Apóstoles, tomado de la división de Eutalio, y encontrada en otros dos códices importantes (el Amiatino y el Fuldense) de la Vulgata latina.
Tischendorf creía que en la transcripción del Códice Vaticano habían trabajado tres manos. Identificaba (?) a la primera (B1) o transcriptor del Antiguo Testamento con el transcriptor de una parte del Antiguo Testamento y algunos folios del Nuevo Testamento en el Códice Sinaítico. Este texto primitivo fue revisado, poco después de su transcripción original, con la ayuda de un manuscrito nuevo, por un corrector (B2---para el Antiguo Testamento Swete cita a B2 como Ba). Seis siglos después (de acuerdo con algunos) una tercera mano (B3, Bb) sobrescribió las letras descoloridas, dejando intacto poco del original. Sin embargo, de acuerdo con Fabiani, el monje Clemente hizo este sobrescrito a principios del siglo XV (qui saeculo XV ineunte floruisse videtur). En tiempos modernos (siglos XV a XVI) se añadieron al códice los folios que faltaban, para prepararlo, como conjetura Tregelles, para usarlo en la Biblioteca Vaticana. Catálogos antiguos muestran que ya estaba allí en el siglo XV. La adición al Nuevo Testamento fue inscrita por Scrivener como Cod. 263 (en Gregorio, 293) para la Epístola a los Hebreos, y Cod. 91 para el Apocalipsis. Napoleón I hizo que llevaran el Códice a París (donde se autorizó a Hug a estudiarlo) pero más tarde se devolvió a la Santa Sede, con otros restos del botín romano, y se colocó de nuevo en la Biblioteca Vaticana.
Hay varias colaciones, ediciones y estudios del Códice Vaticano:
la de Bartolocci (Giulio di S. Anastasia), ex-bibliotecario del Vaticano; fue hecha en 1669 y se conserva en manuscrito---Gr Suppl.53 de la Bibliothèque Natonale---en París (se cita con la sigla: Blc);
La de Birch (Bch) publicada en Copenhague en 1798 para los Hechos de los Apóstoles y las Epístolas, en 1800 para el Apocalipsis y en 1801 para los Evangelios;
La que realizó el abate Mico para Bentley (Btly) alrededor de 1720 en el margen de una copia del Nuevo Testamento griego que Cephaleo publicó en Estrasburgo en 1524; esta copia está entre los libros de Bentley en la biblioteca del Trinity Collage, Cambridge---la colación misma fue publicada en el Apéndice de Ford a la edición de Woide del Códice Alejandrino en 1799;
una lista de las alteraciones realizadas por el copista original o por sus correctores, editada por el abate Rulotta a petición de Bentley con la ayuda del abate de Stosch (Rlt); se creyó que esta lista había desaparecido, pero está entre los papeles Bentley en la biblioteca del Trinity Collage de Cambridge, bajo la sigla: B. 17.20;
en 1860 Alford, y en 1862 Cure, examinaron un número selecto de las versiones del Códice Vaticano y publicaron los resultados de sus trabajos en el primer volumen del Testamento Griego de Alford.
Muchos otros estudiosos han hecho cotejos especiales para sus propios propósitos, por ejemplo, Tregelles, Tischendorf, Alford etc. Entre las obras escritas sobre el Códice Vaticano podemos indicar: Bourgon, Cartas de Roma" (Londres, 1861). En el segundo volumen del Catálogo de Manuscritos Griegos del Vaticano, realizados según los métodos científicos modernos para la catalogación de la Biblioteca Vaticana, hay una descripción del Códice Vaticano.
Respecto a las adiciones de este códice, la edición romana de los Setenta (1587) se basaba en el Vaticano. Así también la edición de Cambridge de Swete lo sigue regularmente y hace uso del Sinaítico y del Alejandrino sólo para las partes que faltan en el Vaticano. La primera edición romana apareció en 1858, bajo los nombre de Mai y Vercellone y, bajo los mismos nombres, una segunda edición romana en 1859. Ambas ediciones fueron severamente criticadas por Tischendorf en la edición que sacó en Leipzig en 1867 "Novum Testamentum Vaticanum, post A. Maii aliorumque imperfectos labores ex ipso codice editum", con un apéndice (1869). La tercera edición romana (Verc.) apareció con los nombres Vercellone (murió en 1869) y Cozza-Luzi (murió en 1905) en 1868-81; iba acompañada por una reproducción fotográfica del texto: "Bibliorum SS. Graecorum Cod. Vat. 1209, Cod. B, denou phototypice expressus, jussu et cura praesidum Bibliothecae Vaticanae" (Milán, 1904-6). Esta edición contiene una introducción anónima magistral (por Giovanni Mercati), en la que el escritor corrige muchas afirmaciones inexactas hechas por los escritores anteriores.
Hasta hace poco, el privilegio de consultar muy libre y minuciosamente este antiguo manuscrito no se les concedía a todos lo que lo pedían. La condición material del Códice Vaticano es mejor, en general, que la de sus contemporáneos; pero se prevé que, a no ser que se encuentre un medio eficaz de conservación, que se busca con mucho interés, dentro de un siglo se habrá roto en pedazos.