La Luz Sagrada es un milagro que ocurre cada año en la iglesia de Santo Sepulcro, Jerusalén en el Sábado Santo, un día antes de la Pascua ortodoxa. Se considera el mayor milagro anual. Este milagro está bien documentado desde el año 1106, las menciones anteriores son escasas. El ceremonial está siendo transmitido por la televisión en casi todos los países ortodoxos o con población ortodoxa importante. La Luz Sagrada es llevada en vuelos especiales hacia países como Rusia, Bielorrusia, Grecia, Chipre, Serbia, Montenegro, Georgia, Bulgaria, Rumanía, Moldavia, Ucrania, Siria, Líbano, Jordania y Armenia, siendo allí recibida con honores de grandes personalidades políticas y religiosas.
Descripción
El Sábado Santo, al mediodía, el Patriarca griego junto con su clero, seguido por el Patriarca armenio con su clero y con el Obispo copto, desfilan en una procesión solemne, cantando himnos, tres veces alrededor del Santo Sepulcro. Una vez acabada la procesión, el Patriarca de Jerusalén u otro Arzobispo lee una oración especial, se quita la túnica y entra solo en el Santo Sepulcro. Los prelados armenios y coptos se quedan en la pre-cámara donde se dice que se apareció el ángel [a María Magdalena] después de la Resurrección [de Jesús]. Después que el patriarca entrase en el Santo Sepulcro, los allí presentes cantan Piero Diaz [en griego] hasta que la Luz Sagrada baja y enciende las 33 velas atadas juntas por el patriarca mientras estaba solo en el Santo Sepulcro de Jesús.
Después de tener las velas encendidas el patriarca sale del Santo Sepulcro y comparte luz con otras 33 velas o 12 velas rezando.
Los peregrinos relatan que el Fuego Sagrado no les quema ni el cabello ni la piel ni la ropa en los primeros momentos después de encenderse como si estuviesen protegidos por su esperanza.
Las autoridades israelitas examinan al Patriarca antes de entrar en el Santo Sepulcro, para que no se lleve consigo nada que pueda encender un fuego. Históricamente, los soldados turcos realizaban este examen. Este examen era duro, ya que los turcos no creían en este milagro y deseaban que las velas no se encendieran, para que la gente perdiera su fe. Después de no haberse encontrado ningún utensilio que permitiera hacer fuego encima del Patriarca, pero él salió del Santo Sepulcro con las velas encendidas y al instante el soldado turco cayó arrodillado convirtiéndose al cristianismo.
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