Apuntes de clases

Clases de filosofía y ciencias bíblicas del Instituto de Humanidades Luis Campino, y la Parroquia de Guadalupe de Quinta Normal.


jueves, 8 de febrero de 2018

122).-Clase de religión del Presbítero Marcial Umaña I a


Esteban Aguilar Orellana; Giovani Barbatos Epple;Ismael Barrenechea Samaniego; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí;Alfredo Francisco Eloy Barra ;Rodrigo Farias Picon; Franco Antonio González Fortunatti;Patricio Ernesto Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda;Jaime Jamet Rojas;Gustavo Morales Guajardo;Francisco Moreno Gallardo; Boris Ormeño Rojas;José Oyarzún Villa;Rodrigo Palacios Marambio;Demetrio Protopsaltis Palma;Cristian Quezada Moreno;Edison Reyes Aramburu; Rodrigo Rivera Hernández;Jorge Rojas Bustos; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala;Marcelo Yañez Garin;Katherine Alejandra del Carmen  Lafoy Guzmán;Paula Flores Vargas; 




 Clase de religión del Presbítero Marcial Umaña, en el Instituto de Humanidades Luis Campino, Años 1990 y 1991



Definición

El "Oxford Handbook of Biblical Studies" define este campo como el conjunto de varias, y en algunos casos independientes, disciplinas para el estudio del conjunto de textos antiguos generalmente conocidos como la Biblia. Entre estas disciplinas están, pero no se limitan solo a ellas, arqueología, egiptología, crítica textual, lingüística, historia, sociología y teología.

Crítica bíblica

La investigación de los académicos bíblicos es denominada con frecuencia crítica bíblica. No presupone, pero tampoco niega, la creencia en el origen sobrenatural de las escrituras. En vez de eso, aplica a la Biblia métodos de análisis textual utilizados en otras disciplinas de las ciencias sociales y humanísticas. Numerosos estudiosos bíblicos también interactúan con los intérpretes y métodos de interpretación tradicionales judíos y cristianos, que podrían denominarse exégesis bíblica o hermenéutica e historia de la interpretación o historia recibida.

Historia de la Biblia

La investigación histórica ha dominado con frecuencia el estudio bíblico moderno. Los estudiosos bíblicos han intentado habitualmente interpretar textos particulars dentro de su contexto histórico original y utilizar todo tipo de información disponible para reconstruir ese entorno. La alta crítica o crítica histórica persigue determinar el origen, autoría y proceso por medio del cual los textos antiguos fueron compuestos. Entre las teorías de crítica histórica más famosas se encuentran la hipótesis documentaria que sugiere que el Pentateuco fue compilado a partir de cuatro fuentes escritas diferentes, y diferentes reconstrucciones del "Jesús histórico" basadas principalmente en las diferencias entre los diferentes Evangelios Canónicos.

Idioma original

El estudio de los idiomas originales en los que la Biblia fue escrita suele considerarse imperativo para poder realizar una interpretración bíblica seria y profunda. La mayor parte de la Biblia Judía, el Tanaj, que es la base del Antiguo Testamento cristiano, fue escrito en Hebrero Bíblico, aunque algunos capítulos se escribieron en Arameo Bíblico
El Nuevo Testamento fue escrito en koiné griego, con posibles influencias arameas, de igual modo que la primera traducción de la Biblia Judía, conocida como Septuaginta o Antiguo Testamento Griego. Por lo tanto, el hebreo, el griego y en ocasiones el arameo siguen siendo enseñados en la mayoría de los programas universitarios de estudios bíblicos.

Disciplinas

Las ciencias bíblicas presentan una variedad de disciplinas que pueden agruparse en dos grandes áreas:

La Biblia y su contexto:

Historia.
Geografía.
Arqueología.
Canon.
Literatura.

La tarea de traducción:

Lingüística.
Técnicas de traducción.
Antropología.

CRITICA BÍBLICA

Visión general

La crítica bíblica en su más completa comprensión es el examen de los orígenes literarios y valores históricos de los libros que componen la Biblia, junto con el estado en que están en el presente.

Puesto que las sagradas escrituras no han llegado en gran variedad de copias y versiones antiguas, que muestras más o menos divergencias en los textos, la crítica bíblica, llamada textual o más baja, tiene como finalidad estudiar estos documentos para llegar al texto más puro posible de los libros sagrados.

El nombre “Alta Crítica” la empleó por primera vez el especialista bíblico alemán por Eichhorn, en la segunda edición de su “Einleitung” (Introducción) que apareció en 1787. No es, como supusieron algunos, una denominación arrogante, como si asumiera una sabiduría superior, pero ha llegado a usarse porque este tipo de crítica trata de los aspectos más universales de la Biblia, es decir, la autoría, fecha, composición y autoridad de libros completos o grandes secciones, para distinguirla de la discusión de minucias textuales que es el campo de la crítica baja o textual.

Tomada en este sentido limitado, la crítica bíblica, a la luz de las modernas ciencias filológicas, históricas y arqueológicas y de métodos de desarrollo reciente, somete a severas pruebas las posturas tradicionalmente aceptadas y tradicionales sobre la autoría humana, el tiempo y manera de la composición de los libros sagrados y hace distinciones sobre su valor histórico.

Para alcanzar los resultados da más valor a las pruebas internas de los libros que en las tradiciones externas o testimonios y su innegable efecto es en gran medida la depreciación de la tradición de manera que hay una clara línea divisoria entre los exégetas críticos y los de la escuela tradicional. En el proceso que lleva a los críticos a sus conclusiones hay divergencia de actitud hacia lo sobrenatural en las sagradas escrituras. Los del ala racionalista ignoran, y tácitamente niegan, la inspiración en el sentido teológico del término y si preocupaciones doctrinales, excepto animosidad hacia lo sobrenatural, proceden a aplicar los tests críticos a la Escritura de la misma manera que se aplica a las producciones humanas.

Los críticos moderados de procedencia protestante – escuela dominante en Gran Bretaña - mantiene la inspiración y revelación pero con una libertad incompatible con la ortodoxia católica. Los críticos bíblicos católicos mientras que admiten como postulados la inspiración plenaria y la inerrancia de la Sagrada Escritura, admiten en gran medida las conclusiones históricas y literarias a las que llegan los no-católicos que trabajan en estos campos y mantiene que no están excluidas por la fe católica.. Con excepción del Abbé Loisy y sus seguidores, ningún investigador católico ha reclamado autonomía o completa independencia para la crítica, porque todos tienen en cuenta el principio de que no se puede valida y puede que ni legalmente contradecir las enseñanzas dogmáticas establecidas en la doctrina de la Iglesia. Los investigadores cristianos insisten en que una crítica reverente entra dentro de su derecho está dentro de su derecho a comprobar los elementos que entran en los aspectos humanos de la Biblia, como medios para entender mejor la palabra escrita, puesto que las partes componentes recibieron su forma de hombres que vivían en ciertos ambientes históricos y bajo las limitaciones de su época y lugar y más aún, la inspiración no renuencia al esfuerzo de los métodos y conocimientos humanos de la composición literaria.

La Alta Critica puede ser llamada ciencia, aunque su proceso y resultados no admitan las sutilezas del control y demostración, ya que sus principios son más de orden moral-psicológico. De aquí que las conclusiones, hasta en las circunstancias más favorables, no tienen a más fuerza que la que surge de la convergencia de probabilidades, produciendo una convicción moral.

Mientras que se ha intentado para elaborar un sistema de normas para la alta crítica, no se ha definido, ni probablemente se haga, un código de principios y reglas estrictamente definido y generalmente aceptado. Algunos principios generales, sin embargo son aceptados por los críticos. Uno de los fundamentales es que la obra literaria siempre refleja la impronta de la edad y del ambiente en el que se produjo; otro, es que la pluralidad de autores se demuestra por las diferencias de dicción y estilo bien marcadas, al menos cuando coinciden con distinciones en los puntos de vista o discrepancias en el doble tratamiento del mismo tema; y un tercer principio mantiene la disimilitud radical entre los métodos semíticos de composición antiguos y los modernos occidentales o arios.


Historia
Antes del siglo XVIII

Los primeros escritores eclesiásticos no eran conscientes de casi ninguno de los problemas que ha suscitado la crítica. Su atención estaba concentrada en el contenido teológico y en la autoridad de la Escritura, mirando casi exclusivamente a la parte teológica, consideraban sin importancia las cuestiones sobre el autor, fecha de composición, aceptando sin reservas las tradiciones tales como fueron trasmitidas por el judaísmo y la iglesia, teniendo en cuenta que el mismo Cristo había dado a varias de estas tradiciones su confirmación suprema.

Respecto Nuevo Testamento, la tradición fue el factor determinante. Como excepciones podemos anotar que Orígenes excluyó, en parte por evidencia interna, que S. Pablo difícilmente pudo escribir la Epístola a los Hebreos y que su discípulo Dionisio aportó adujo bases lingüísticas para rechazar el Apocalipsis como obra de S. Juan.

Los Padres vieron en cada frase de la Escritura un preñado oráculo divino. Las aparentes contradicciones y otras dificultades se solucionaban teniendo en cuenta las posibles imperfecciones humanas. Solo unos pocos y asilados pasajes de S. Jerónimo, en cuanto tales, parecen apuntar en esa dirección, en conexión con la historia. Excepto sobre la conservación del texto sagrado nada permitía emitir una crítica sobre la Biblia en tiempos de los Padres y esto se aplica también al período escolástico.

Ni siquiera el espíritu humanista que precedió la Reforma dio impulso al espíritu crítico más allá de promover el estudio de la Escritura en los idiomas originales. Y no fue un reformador humanista, sino algo más errático, Carlstadio, quien rompió en primer lugar con la tradición sobre la autoría de un libro inspirado declarando que Moisés no pudo haber escrito el Pentateuco, porque la narración de su muerte es del mismo estilo que el resto del libro. Aunque Carlstadio adujo un argumento crítico, no puede ser considerado como crítico. Hobbes (1651), Pereyre (1655), Espinosa (1670) atacaron la autoría mosaica pero incidentalmente, en obras en las una crítica sistemática no tiene lugar.

Richard Simon (1638-1712), un cura francés, fue el primero en someter las preguntas generales sobre al Biblia a un tratamiento comprensivo y metódico. Simón es el adelantado de la crítica bíblica moderna. La ampliación de las oportunidades para estudiar las lenguas orientales, una aguda y metódica mente, y también probablemente una reacción contra las rígidas posturas que dominaban a católicos y protestantes de su época fueron los factores que llevaron a que Simón produjera su primera gran obra "Histoire critique du Vieux Testament”, publicada en 1678. En ella llama la atención a las dobles narrativas y a las variaciones en el estilo del Pentateuco de lo que dedujo que , aparte de la parte legal, que Moisés mismo habría puesto por escrito, mucho del resto era obra de varios analistas inspirados, un grupo al que se deben los últimos libros históricos y que en las generaciones siguientes añadieron toques a las historias inspiradas de sus predecesores.

La teoría no sobrevivió a su autor pero el uso de pruebas internas que Simón utilizó de merece el título de padre e la crítica bíblica moderna. Su novedosa visión de los sobros mosaicos excitó condenas solamente y su obra crítica, siendo un esfuerzo aislado que no tuvo el apoyo de una escuela, solamente fue apreciado mucho después. La Alta Critica no se iba a desarrollar hasta mediado el siglo XVIII.

Pero hay que hacer una distinción cuando se aplica al Antiguo y al Nuevo Testamento. En ambos casos han seguido diferentes caminos. La crítica del A.T. se ha desarrollado a lo largo de las líneas de las investigación lingüística –histórica. Los prejuicios filosófico –religiosos se han dejado en a un lado. Pero con respecto al N.T., la crítica comenzó como un resultado de especulaciones filosóficas de carácter anti-cristiano y cuando es ejercida por los protestantes racionalistas y liberales, aun no se ha librado de esos principios apriori, aunque haya tendido a ser más positiva – es decir más genuinamente crítica – en sus métodos

Desde el siglo dieciocho
Critica del Antiguo Testamento fuera de la Iglesia

En 1753 Jean Astruc, un médico francés muy notable publicó un librito "Conjectures sur les mémoires originaux dont il paraît que Moïse s'est servi pour composer le livre de la Genèse", en el que conjeturaba, por el uso alternativo de los nombres de Dios en el Génesis hebreo, que Moisés había incorporado allí dos documentos preexistentes, uno de los cuales empleaba Elohim y el otro Jehovah. La idea no llamó la atención hasta que la tomó un investigador alemán, que sin embargo, dice que se le ocurrió a él independientemente. Era Johann Gottfried Eichhorn, el autor de la Introducción al A.T. publicada en 1780-83, que se distinguió por su vigor y acumen científico. Eichorn debía no poco a su amigo Herder, el notable littérateur alemán y ambos conjuntamente dieron origen al hábito de mirar el A.T. como una colección de literatura oriental cuyas diferentes partes deben ser leídas como los productos del genio semítico. Eichhorn desarrollo ampliamente las hipótesis de Astruc observando que las secciones Elohim y Jehová del Génesis tienen otras características y extendiendo el análisis a todo el Pentateuco. Pero el sabio alemán no era tan ortodoxo y convencido de la autoría mosaica como Astruc, puesto que le dejó al legislador hebreo solo un parte incierta de la obra.

Cuando Eichorn compuso su “Introducción” estaba algo influido por las posturas del librepensamiento que después aún se acentuaron. Su crítica, por consiguiente, tiene sus antecedentes no solo en la fértil conjetura de Astruc y la visión poética de Herder sobre la literatura oriental sino también por el racionalismo alemán del siglo XVIII. Este era el terreno natural en el que crecía y consiguió mucha nutrición de las ideas de los Deístas ingleses y de los Escépticos que florecían a finales del siglo XVII y en la primera parte del XVIII. Autores como Blunt (1654-93) y de los escritos del A. T. El punto de vista del orientalista alemán Reimarus era el de los Deístas ingleses. Todo el significado de su "Wolfenbüttel Fragments", (1774-78) es el antagonismo contra lo sobrenatural.

Lessing (1729-81), sin separase tan ofensivamente del camino de la ortodoxia defendió la mayor libertad de discusión en las cuestiones teológicas. Contemporáneo de Lessing era J. S. Semler, que rechazaba la inspiración, atribuía un carácter mítico a los episodios de los libros históricos del A.T y en paralelo a la filosofía de la religión de Lessing distinguía en la Escritura elementos de valor permanente y otros de valor transitorio y poco importante. Eichhorn es el primer y típico representante de la moderna crítica bíblica, cuya hogar especial ha sido Alemania. El dio el primer impulso para el análisis literario de las Escrituras aplicándolo no solo al Pentateuco sino también a Isaías y otras partes del A.T. Fuera de Alemania los puntos de vista de Eichorn y su escuela no fueron muy seguidos.

Y sin embargo fue un cura católico de origen escocés, Alexander Geddes (1737-1802), quien introdujo una teoría sobre el origen del los Cinco Libros (a los que unió Josué) que excedía en atrevimiento tanto a Simón como a Eichorn. Fue la bien conocida hipótesis del “Fragmento”, que reducía el Pentateuco a una colección de secciones fragmentarias parte de origen mosaico, pero reunidos durante el reino de Salomón. La opinión de Geddes fue introducida en Alemania en 1805 por Vater. Para una información más extensa sobre el desarrollo de la crítica y el Pentateuco, ver arriba. La Crítica Histórica de la Biblia comenzó con algunos ensayos del joven De Wette, publicados en 1805 – 07. De Wette añadió a las pruebas proporcionadas por el vocabulario y el estilo (es decir, las de la crítica literaria) argumentos sacados de la historia, contenidas en las narraciones sagradas mismas y en los descubrimientos de la investigación de los anticuarios. Rehusó encontrar otra cosa que leyendas y poesía en el Pentateuco, aunque concedía que había en un plan unificador y un desarrollo de acuerdo con su concepción de la historia de Israel, con lo que puso los fundamentos de la hipótesis principal de su época. Las ideas de De Wette proporcionaron también la base para la Hipótesis Suplementaria, sistematizada más tarde por Bleek y otros. Fue el primero en atacar el carácter histórico del libro de los Paralipómenos o Crónicas. Bleek (1793-1859), Ewald (1803-75), y los “Catholic Movers” (1806-56), aunque que seguían métodos críticos, se oponían a la pura crítica negativa de De Wette y su escuela, buscando salvar la autenticidad de alguno libros mosaicos y salmos davídicos, sacrificando la de los otros. Bleek revivió y atrajo la atención sobre la conclusión de Geddes de que el libro de Josué está en una cercana conexión con los cinco primero libros de la Biblia y por consiguiente la idea de un Haxateuco, u obra de seis libros, ha sido mantenida por exégetas avanzados. Hupfeld en 1853 halló cuatro, en vez de tres documentos en el Pentateuco, es decir el primero el Elohista, que comprendía la ley sacerdotal, un segundo Elohista (hasta entonces no sospechado por nadie excepto por el investigador Ilgen), El Yahvista y el Deuteronomista. A ninguno de ellos les atribuía origen mosaico. Con los puntos de vista de Hupfeld, comenzó a tomar cuerpo la idea de una gran fuente o Grundschrift, suplementada por otras más pequeñas, es decir comenzó a dejar paso a la hipótesis del “Documento”. Mientras tanto , estas conclusiones tan subversivas de las antiguas tradiciones sobre los Cinco Libros hallaron la oposición contante de varios especialistas alemanes, entre los que sobresalen Ranke, Hävernick, Hengstenberg y Keil, entre los protestantes y Jahn, Hug, Herbst y Welte, entre los católicos. Estos al mismo tiempo que trataban de impedir que se desechara el testimonio de la tradición judía, se vieron obligados a usar los métodos de su adversarios pera defender los puntos de vista de la tradición. Estas cuestiones se agitaban solo en los países donde dominaba el protestantismo, entre ellos Inglaterra donde las tradiciones conservadores se habían atrincherado fuertemente.

La disección crítica de los libros se realiza entonces y ahora por la diversidad de vocabulario y estilo, por el fenómeno de las narraciones dobles sobre el mismo suceso que variaban unas de otras, se decía, hasta el punto de discrepar y por las diferencias de las concepciones religiosas. Los críticos apelaban para confirma este análisis literario a los libros históricos. Por ejemplo, Moisés no pudo crear una legislación ritual para un pueblo que vivía como nómada en el desierto, especialmente porque (dicen los críticos) no encontramos traza de su observancia en los primeros periodos de la vida de Israel ya asentado. Este y otros tests parecido se aplican a todos los libros del A, T y producen conclusiones que, si se siguen, modifican profundamente las creencias tradicionales sobre los autores e integridad de estas Escrituras y son incompatibles con cualquier noción estricta de su inerrancia. El principio hegeliano de la evolución ha influido sin duda en la crítica alemana e indirectamente en la crítica bíblica en general. Aplicado a la religión, ha ayudado poderosamente a crear la tendencia a mirar la religión de Israel como resultado evolutivo de procesos que no transcienden la naturaleza, desde una adoración politeísta de los elementos a un monoteísmo ético espiritual. Esta teoría fue elaborada por primera vez por Abram Kuenen, un teólogo holandés en su "Religion of Israel" (1869-70). Sin esencial, está en armonía con la crítica del Pentateuco, a veces llamada “Hipótesis del desarrollo “pero más conocida como “Grafian”, aceptada por la gran parte de los eruditos no católicos. Hace del Pentateuco algo que ha surgido formado por piezas e interrelaciones de documentos de distintas épocas, de las que la más antigua es la Jahvista o J, que data del siglo nueve a.C. ; E, de Elohista, compuesto más tarde. Estos elementos son proféticos en su espíritu en la narrativa y en la materia; D, el código Deuteronomista que fue el órgano de la reforma profética bajo Josías y que apareció en 621 a.C ; P el gran documento que contiene el código sacerdotal redactado después del Exilio de Babilonia y es el resultado del formalismo sacerdotal y ritual que distinguía a la comunidad judía restaurada; data del siglo quinto a.C. Esta ingeniosa y coherente hipótesis fue formulada por primera vez por E. Reuss de la universidad de Estrasburgo pero fue presentada en público muchos años después (1886) por su discípulo H. K. Graf. Fue hábilmente elaborada por Julius Wellhausen, profesor de Göttingen (en 1908) en obras publicadas en 1883 y 1889 ("Prolegómenos a la Historia de Israel y "Composición del Hexateuco y los libros Históricos del A. T”), y que durante mucho tiempo dominó el tratamiento crítico del Hexateuco.

El cambio del Código Sacerdotal (antes llamado Primer Elohista) desde los antiguos a los más modernos tiempos, una características del sistema de Grafian, ha tenido un notable influencia el curso de la crítica del A. T en general y sobre todo respecto a los Paralipómenos. Ha invertido el orden cronológico de los elementos sacerdotales y proféticos de la mayor parte del A.T.

En las tierras de habla inglesa la crítica ha tardado en progresar y eso ha sido posible por la moderación de su portavoz allí. Entre estos semi-ortodoxos críticos el más sobresaliente era el profesor Driver de Oxford cuya "Introduction to the Literature of the Old Testament" apareció en 1891. W. Robertson Smithen "The Old Testament and the Jewish Church" ya había presentado la hipótesis Grafian al mundo angloparlante. El resultado de la crítica británica conservadora se pueden ver en el “Diccionario e la Biblia “de Hastings, mientras que el ala radical está representada por la "Encyclopædia Biblica" editada por los profesores Cheyne y Black.

In America la mayoría de las conclusiones de la crítica alemana han tenido defensores en los profesores C.H. Briggs ("The Bible, the Church and Reason", 1892; "Higher Criticism of the Hexateuch", 1893), H.P. Smith, y C.H. Toy.

La crítica Alta afirma que ha logrado discernir grandes desigualdades en el valor de las partes de A.T. escritas en forma histórica. En el mismo libro podemos encontrar, dicen mitos leyendas y material de verdadero valor histórico, que abunda en Jueces, Reyes aunque hay que cribar muy fino. En partes del Hexateuco, especialmente en el documento sacerdotal y en Paralipómenos, la historia es idealizada libremente y las instituciones existentes en ese momento son proyectadas artificialmente al pasado remoto. Ester, Tobías, Judit, Jonás y partes de II Macabeos pertenecen a la clase de Haggadah judío, o ficciones moralizantes. Los Salmos tiene pocos, en caso de que haya alguno, compuesto por David: son la poesía religiosa de Israel. Isaías es una amalgama que contiene mensajes de los profetas muy separados en el tiempo y circunstancias. Los profetas hablaban y escribían en primer lugar a la vista de una situación contemporánea definida. Job es una obra épica y el Cantar un drama pastoral. El Libro de Daniel es un Apocalipsis del período Macabeo que describe la historia del pasado y presente bajo la semejanza de visón del futuro. Y para concluir esta exposición de los resultados de la crítica, al elemento humano en la Escritura se le da preeminencia y se representa vestido con olas limitaciones, imperfecciones y errores de los tiempos de su origen. Muchos libros se presentan como el resultado de acumulaciones literarias, excluyendo la unidad de autor. De hecho, para la mayoría de las historias los desconocidos autores se retiran a la sombra para dejar paso a los trabajos unificadores de los igualmente desconocidos “redactor” o “redactores”.

La reacción contra la Critica

Esta reacción ha recibido la ayuda de la antítesis entre las conclusiones de ciertos asiriólogos conocidos (como A. H. Sayce y F. Hommel) y la escuela principal de la crítica. Los descubrimientos en Egipto, Mesopotamia y Persia demuestran que existía una civilización desarrollada en Asia occidental en tiempos contemporáneos de Abraham y anteriores (Ver BABILONIA; ASIRIA.). La conclusión que sacan los científicos citados (Sayce, "Higher Criticism and the Verdict of the Monuments", 1895; Hommel, "Ancient Hebrew Tradition", tr., 1897) es que el elaborado ritual y código legal de los Israelitas pudo haber sido haber sido hecho por Moisés. Afirman que no se han tenido en cuenta suficientemente los descubrimientos orientales y arguyen que, puesto que los monumentos confirman la verdad sustancial de algunos de los libros históricos, se debe presumirse a favor de la veracidad de la literatura hebrea en general. El carácter histórico de las narraciones se mantiene por otras consideraciones de naturaleza más precisa y técnica. En América las antiguas posturas sobre la Biblia eran defendidas con gran celo y conocimiento por le Dr. William H. Green, de Princeton, autor de una serie de obras bíblicas que se extienden desde 1863 a 1899; también E.C. Bissel y W. L. Baxter. En gran Bretaña los conservadores estuvieron representados por Alfred Cave, J.J. Lias, y otros. En Alemania J. K. F. Keil, fallecido en 1888, exégeta de fama internacional que defendió la tradición sin compromisos. Pero un grupo de protestantes alemanes, teólogos y orientalistas han defendido las afirmaciones de que el Antiguo Testamento es literatura divinamente inspirada, cuyas narraciones, como un todo, son dignas de fe. Entre ellos sobresale el Dr. F. E. König de Bonn ("Neue Prinzipien der alttestamentlichen Kritik", 1902, "Bibel-Babel Frage und die wissenschaftliche Methode", 1904); Julius Böhm, pastor; Dr. Samuel Oettli, profesor en Greifswald.

La resistencia a la llamada crítica científica en Alemania fue estimulada por las posturas radicales de los asiriólogos, comenzando por una conferencia que dio en 1902 ante la corte alemana Friedrich Delitzsch. La discusión que provocó se conoce como la controversia Biblia-Babel. Delitzsch, Jensen, y sus seguidores defienden que las historias bíblicas de la creación, la Caída, el Diluvio etc., fueron copiadas por los hebreos de Babilonia donde existían en su forma pura y original. Esta escuela relega a todos los personajes y sucesos del Génesis a la región de los mitos y atribuye un origen caldeo a la concepción judía del Paraíso y el Sheol, Ángeles y demonios.

Aun son más extravagantes las teorías de los mitos astrales defendida por Stucken, Winckler y Jeremias, según la cual las narraciones no solo del Pentateuco sino de grandes partes de otros libros representan en forma humana la naturaleza y movimientos de los cuerpos celestes. En su réplica a los sistemas de crítica, los conservadores, tanto católicos como protestantes refuerzan sus argumentos con la tradición judía y cristiana y con métodos tomados de sus oponentes: a las distinciones lingüísticas oponen argumentos lingüísticos. Los tradicionalistas también emplean el proceso de comparación de datos de un libro con otro en un intento de armonizarlo todo.

No se está contra los métodos sino contra las concusiones. La diferencia está en la interpretación. Sin embargo los conservadores se quejan de que los críticos desechan arbitrariamente como interpolaciones o comentarios tardíos los pasajes que son desfavorables a sus hipótesis. Los defensores de la tradición también acusan a la escuela opuesta que se dejan llevar por imaginaciones puramente subjetivas y en el caso de críticas más avanzadas, por prejuicios filosófico –religiosos. Más aún afirman que la formación de un libro por sucesivos estratos, como se dice para muchas partes del A.T. no tiene parangón en la historia de la literatura. La crítica católica del A.T. se describirá en una sección separada de este artículo.

Critica del Nuevo Testamento fuera de la Iglesia

Antes del siglo dieciocho la crítica del Nuevo Testamento no iba más allá de los textos latinos y griegos, si exceptuamos las antiguas reticencias ya mencionadas sobre la autoria la Epístola a los Hebreos y el Apocalipsis. Cuando el racionalismo alemán del siglo dieciocho, imitando al Deísmo inglés del diecisiete, descartó lo sobrenatural, el Nuevo testamento se convirtió en objeto de ataque sistemático. Reimarus (1694-1768) atacó los motivos de sus autores y arrojó dudas sobre la honestidad del mismo Jesús. J.S. Semler (1725-91) usó la más grande libertad en discutir el origen y credibilidad de las Escrituras arguyendo que estos temas debieran ser tratados sin tener en cuenta ningún contenido divino Samler fue el primero en cuestionar la autenticidad de los libros del N.T. desde un punto de vista crítico. Si se admitían sus principios exegéticos, la autoridad de los Evangelios quedaría muy demolida. Paulus (1761-1851), profesor en Jena Heidelberg, concedió que los Evangelios eran genuinos y que el propósito de sus autores era honesto, pero enseñó que al narrar los episodios milagrosos, sobrenaturales, los Apóstoles y Evangelistas narraban sus fantasías y que todos los sucesos sobrehumanos deben ser explicados meramente por causas naturales. Eichhorn, el pionero de la moderna crítica alemana llevó sus investigaciones al terreno del Nuevo Testamento y , ya en 1794, propuso una teoría para explicar las similitudes uy diferencias de los Evangelios Sinópticos, es decir, de Mateo, Marcos y Lucas.


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