Apuntes de clases

Clases de filosofía y ciencias bíblicas del Instituto de Humanidades Luis Campino, y la Parroquia de Guadalupe de Quinta Normal.


jueves, 13 de agosto de 2020

226).-Aristóteles II a

  Esteban Aguilar Orellana ; Giovani Barbatos Epple.; Ismael Barrenechea Samaniego ; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; -Rafael Díaz del Río Martí ; Alfredo Francisco Eloy Barra ; Rodrigo Farias Picon; -Franco González Fortunatti ; Patricio Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda ; Jaime Jamet Rojas ; Gustavo Morales Guajardo ; Francisco Moreno Gallardo ; Boris Ormeño Rojas ; José Oyarzún Villa ; Rodrigo Palacios Marambio; Demetrio Protopsaltis Palma ; Cristian Quezada Moreno ; Edison Reyes Aramburu ; Rodrigo Rivera Hernández; Jorge Rojas Bustos ; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba ; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala ; Marcelo Yañez Garin; 

Filosofía Teórica
Metafísica

La metafísica o, más propiamente dicho, la filosofía primera, es la ciencia del ente en cuanto tal. Es decir, aunque todas las ciencias giran en torno al ser, las otras ciencias se ocupan sólo de parte de la realidad, mientras que esta ciencia contempla toda la realidad; las otras ciencias buscan las causas próximas y particulares, mientras que esta ciencia busca la causa última y universal; las otras ciencias estudian el ser en su determinación inferior (cantidad, movimiento, etc.) mientras que esta ciencia estudia el ente en cuanto tal, es decir, en su más alta determinación (sustancia, causa, bondad, etc.). 
Los matemáticos afirman que un objeto entra dentro del campo de estudio de su ciencia si es circular o cuadrado, o provisto de cantidad de cualquier otra forma. De manera similar, el físico reclama para su ciencia todo aquello que esté dotado de movimiento. Para el metafísico es suficiente que el objeto en cuestión sea un ente. Como el alma humana o Dios, el objeto puede estar desprovisto de cantidad o de todo movimiento físico; sin embargo, en tanto que es, ya entra dentro del campo de la metafísica. Por tanto, la cuestión principal en la Filosofía Primera es:

 ¿Cuáles son los últimos principios del ser, o de la realidad en cuanto que es? 

Aquí, Aristóteles pasa revista a las opiniones de todos sus predecesores de la filosofía griega, desde Tales a Platón, mostrando cómo cada respuesta sucesiva a la pregunta anterior resulta en cierto modo defectuosa. Especial atención le dedica a la teoría platónica, según la cual las ideas eran los últimos principios del ente. El sostiene que dicha teoría fue formulada para explicar cómo son las cosas, y cómo se conocen las cosas; en ambos casos es inadecuada. 
Postular la existencia de las ideas separadas de las cosas es únicamente complicar el problema, ya que, a menos que las ideas tengan algún contacto definido con las cosas, no pueden explicar cómo las cosas llegan a ser, ni tampoco cómo llegan a ser conocidas por nosotros. Platón no mantiene un contacto entre ideas y fenómenos en una forma definida y científica, sino que sólo se refugia en expresiones como participación, imitación, que, si son algo más que metáforas vacías, implican una contradicción.
 En una palabra, Aristóteles opina que Platón, al postular la existencia de las ideas en un mundo separado al de los fenómenos, excluye la posibilidad de resolver mediante las ideas el problema de la naturaleza última de la realidad. ¿Cuáles son, por tanto, según Aristóteles, los principios del ente? En el orden metafísico las determinaciones más altas del ente son el acto (entelecheia) y la potencia (dynamis). El primero es perfección, realización, plenitud del ente; el segundo, imperfección, incompleto, perfectibilidad. El primero es el principio determinante, el segundo el determinable. Acto y potencia están por encima de todas las categorías; se encuentran en todos los entes, con excepción de la Causa Suprema, en la cual no hay imperfección y, por tanto, no hay potencia. El es en realidad Actus Purus.
 Todos los demás entes están compuestos de acto y potencia, un dualismo que es una fórmula metafísica general para el dualismo de materia y forma, cuerpo y mente, sustancia y accidente, el alma y sus facultades, el intelecto pasivo y el activo. En el orden físico, potencia y acto se convierten en materia y forma. A éstos hay que añadir el agente (causa eficiente) y el fin (causa final); pero como la eficiencia y la finalidad han de ser reducidas, en un último análisis, a la forma, nos encontramos con dos últimos principios del ente en el orden físico, a saber, la materia y la forma. Las cuatro causas genéricas - material, formal, eficiente y final - serían, en el caso, por ejemplo, de una estatua:

La causa material, aquella de la cual está hecha la estatua, es el mármol o el bronce.

La causa formal, aquella según la cual se ha hecho la estatua, es la idea que existe en primer lugar como modelo en la mente del escultor, y en segundo lugar como causa intrínseca, determinante, la expresada en la materia.
La causa eficiente, o agente, es el escultor.
La causa final es aquella por la cual se ha hecho la estatua (como, por ejemplo, el precio pagado al escultor, el deseo de agradar a un superior, etc.)
Todas ellas son causas verdaderas en tanto que el efecto depende de ellas para existir o para su modo de existir. La filosofía pre-aristotélica fracasó, bien al intentar discriminar entre los diferentes tipos de causas, confundiendo el principio material con el eficiente, bien al insistir en que sólo las causas formales eran los verdaderos principios del ente, o bien al reconocer que hay un principio de finalidad y dudar al aplicar ese principio a los detalles del proceso cósmico. 
La filosofía aristotélica, al discriminar entre las diferentes causas genéricas y retener al mismo tiempo todos los diferentes tipos de causas que intervenían en el pensamiento filosófico anterior, marca un verdadero desarrollo en la especulación metafísica y se presenta como una auténtica síntesis de las filosofías jónica, eleática, socrática, pitagórica y platónica.
 Un punto que se debería recalcar al exponer esta parte de la filosofía aristotélica es la doctrina de que toda acción consiste en poner en acto aquello que estaba contenido en potencia en el material sobre el que trabaja el agente. Esto es cierto no sólo en el mundo de las cosas animadas, en el que, por ejemplo, el roble está contenido en la bellota, sino también en el mundo inanimado en el que el calor, por ejemplo, está contenido en potencia en el agua, y sólo necesita como agente al fuego para ser puesto en acto. Ex nihilo nihil fit. Este es el principio del desarrollo de la filosofía aristotélica que es tan comentado en relación con la noción moderna de evolución. La mera potencialidad, sin ningún acto o realización - la denominada materia prima - no existe por si misma en ninguna parte, aunque entra en la composición de todas las cosas excepto en la Causa Suprema; está en un polo de la realidad, mientras que ésta última está en el otro. 
Ambas son reales. La materia prima posee lo que pudiera denominarse realidad más atenuada, dado que es pura indeterminación; Dios posee la más alta y completa realidad, ya que El es, en el más alto grado de determinación. Una de las tareas de la metafísica, la ciencia teológica, consiste en demostrar la existencia de una Causa Suprema. Y Aristóteles se embarca en esta tarea en muchas partes de su obra de la Filosofía Primera. En la "Física", adopta y mejora un argumento teleológico de Sócrates cuya premisa mayor es "Aquello que exista para un propósito útil debe ser la obra de una inteligencia". En el mismo tratado él argumenta que, aunque el movimiento es eterno, no puede haber una serie infinita de entes que mueven y entes que son movidos, y que, por tanto, debe haber uno, el primero de la serie, que es inmóvil, to proton kinoun akineton - primum movens immobile. 
En la "Metafísica" sostiene que el acto, por su naturaleza, precede a la potencia, y que, consecuentemente, previo a toda materia y a toda composición de materia y forma, de potencia y acto, debe haber existido un Ente que es acto puro, y cuya existencia consiste en el pensamiento sobre si mismo, que es pensamiento (noesis noeseos). El Ente Supremo imparte movimiento al universo al mover el Primer Cielo; sin embargo, el movimiento que emana de la Primera Causa es el deseo. En otras palabras, el Primer Cielo, atraído por el deseo hacia el Ente Supremo "como el alma es atraída por la belleza", se pone en movimiento e imparte su movimiento a las esferas inferiores, y así, en último lugar, a nuestro mundo terrestre. 
Según esta teoría, Dios nunca abandona el eterno reposo en que El consiste. Voluntad e intelecto son incompatibles con la eterna inmutabilidad de su existencia. Dado que la materia, el movimiento y el tiempo son eternos, el mundo es eterno. Pero ha tenido una causa. La manera en que se ha originado el mundo no está definida en la filosofía aristotélica. Parece aventurado afirmar que él enseñó la doctrina de la creación. Aunque sí se puede afirmar con seguridad que él estableció los principios que, llevados a su conclusión lógica, conducirían a la doctrina de que el mundo fue hecho de la nada.

Física

La física tiene por objeto de su estudio los "entes dotados intrínsecamente de movimiento", en otras palabras, el estudio de la naturaleza. La naturaleza difiere del arte en lo siguiente: la naturaleza esencialmente se determina a si misma desde dentro de ella misma, mientras que el arte permanece externo a los productos artísticos. En su autodeterminación, esto es, en sus procesos, la naturaleza sigue una forma inteligente e inteligible. "La naturaleza está siempre luchando por conseguir lo mejor". El movimiento es una característica del ente, esto es, la condición por la que un ente en potencia se convierte en un ente actual. 
Hay tres tipos de movimiento: cuantitativo (aumentar y disminuir), cualitativo (alteración) y espacial (locomoción). El espacio no es ni materia ni forma, sino "el límite primero e inmóvil del continente en contraste con el contenido". El tiempo es la medida de la sucesión del movimiento. Al tratar las nociones de movimiento, espacio y tiempo, Aristóteles refuta la doctrina eleática de que el movimiento real, el espacio real y la sucesión real implican una contradicción. De acuerdo con Empédocles, también Aristóteles enseña que todos los cuerpos terrestres están compuestos de cuatro elementos o principios radicales, a saber: fuego, aire, tierra y agua. Estos elementos determinan no sólo el calor natural y la humedad de los cuerpos, sino también su movimiento natural, hacia arriba o hacia abajo, según el predominio del aire o de la tierra. Los cuerpos celestes no están constituidos por los cuatro elementos, sino por el éter, cuyo movimiento natural es circular.
 La Tierra es el centro del sistema cósmico; es un cuerpo esférico, inmóvil y alrededor de él giran las esferas en las cuales están fijados los planetas. El Primer Cielo, que juega un papel tan importante en el sistema cosmogónico general aristotélico, es el cielo de las estrellas fijas. Está rodeando todas las demás esferas y, al estar dotado de inteligencia, se volvió hacia Dios como atraído por el deseo hacía El y así comunicó a todos los demás cuerpos celestiales el movimiento circular que les es natural. Estas doctrinas, al igual que el concepto general de naturaleza como dominada por el designio o el propósito, llegaron a darse por sentado en toda filosofía de la naturaleza hasta los tiempos de Newton y Galileo, y hasta el nacimiento de la ciencia física moderna.

La psicología en la filosofía aristotélica es considerada una rama de la ciencia física. Tiene como objeto el estudio del alma, es decir, del principio de la vida. La vida es la facultad de la automoción, o del movimiento desde el interior. Las plantas y los animales, al estar dotados de la facultad de adaptación, tienen almas, y el alma humana es peculiar únicamente en que, a las facultades vegetativas y sensitivas que caracterizan la vida vegetal y animal respectivamente se añade la facultad racional - la capacidad de adquirir conocimiento intelectual y universal. Debe por tanto tenerse en cuenta que, cuando Aristóteles habla del alma, no se refiere solamente al principio del pensamiento; alude al principio de la vida. El define el alma como la forma, realización o actualidad del cuerpo, “la entelequia primera del cuerpo organizado que posee la facultad de la vida". 
No es una sustancia distinta del cuerpo, como pensaba Platón, sino un principio consustancial al cuerpo, y ambos están unidos para formar la sustancia compuesta, el hombre. Las facultades o potencias del alma son cinco: nutritiva, sensorial, apetitiva, locomotiva y racional. La sensación es definida como la facultad "por la cual percibimos las formas de los objetos sensibles sin la materia, como la cera recibe la figura del sello sin el metal del que está compuesto el sello". 
Es "un movimiento del alma", y la "forma sin la materia" es el estímulo que provoca ese movimiento. El typos, como se denomina esta forma, aunque es análogo a los "espectros" sobre los que disertaron los atomistas, no es, como el espectro, un objeto disminuido, sino una forma de movimiento que media entre el objeto y la facultad. Aristóteles distingue entre los cinco sentidos externos y los internos, de los cuales los más importantes son el sentido central y la imaginación. El intelecto (nous) se diferencia de los sentidos en que se ocupa de lo abstracto y universal, mientras que éstos últimos tienen como objeto lo concreto y particular. 
La cualidad natural del intelecto no es el conocimiento en si, sino meramente la facultad de adquirir conocimiento. La mente "no tiene ideas al principio, es como una tabla rasa en la que nada está escrito". Todos nuestros conocimientos se adquieren, por tanto, mediante un proceso de elaboración o desarrollo a partir del conocimiento sensorial. 
En este proceso el intelecto exhibe una doble fase, activa y pasiva. Por ello es costumbre referirse al intelecto pasivo y al activo, aunque no está claro en absoluto lo que Aristóteles quería decir con estos conceptos. La corrupción del texto en algunos de los pasajes más críticos de la obra "De Anima" - la mezcla con el panteísmo estoico en las explicaciones de los primeros comentaristas, por no hablar de las adiciones posteriores de elementos ajenos por parte de los árabes, escolásticos y los modernos comentaristas trascendentalistas del texto - han vuelto imposible afirmar con precisión qué significado se debe atribuir a los términos de intelecto pasivo y activo. Es suficiente subrayar aquí que:

Según los escolásticos, Aristóteles entendía por intelecto activo y pasivo partes o fases de la mente individual.

Según los árabes y algunos de los primeros comentaristas, el primero de los cuales posiblemente haya sido Aristocles, el intelecto activo sería algo divino o, al menos, algo trascendental a la mente individual.
Según algunos intérpretes, el intelecto pasivo no es en ningún caso una facultad intelectual propiamente dicha, sino simplemente un agregado de sensaciones del cual se forman las ideas, como la estatua se elabora a partir del mármol.
A partir del hecho de que el alma alcanza, mediante sus operaciones intelectuales, un conocimiento de lo abstracto y universal, y así trasciende a la materia y a los condicionantes materiales, Aristóteles sostiene que el alma es inmaterial e inmortal. La voluntad, o facultad de elegir, es libre, como lo demuestra el reconocimiento de la voluntariedad de la virtud y la existencia de premios y castigos.

Matemáticas

Aristóteles consideró las matemáticas como una división de la filosofía, coordinada con la física y la metafísica, y la definió como la ciencia del ente inmóvil. Esto viene a significar que se centra en el ente cuantitativo, y no limita su atención, como la física, al ente dotado de movimiento.

Filosofía práctica

Incluye la ética y la política. El punto de partida de los interrogantes éticos es la pregunta: ¿En qué consiste la felicidad? Aristóteles responde que la felicidad del hombre está determinada por el fin o propósito de su existencia, o dicho de otro modo, que su felicidad consiste en "el bien propio de su naturaleza racional", ya que la prerrogativa del hombre es la razón. Su felicidad, por tanto, debe consistir en vivir conforme a la razón, es decir, en vivir una vida de virtud. La virtud es la perfección de la razón y tiene dos vertientes naturales, según consideremos la razón en relación con las facultades inferiores (virtud moral) o en relación a si misma (virtud intelectual o teorética). La virtud moral se define como "un determinado hábito de la facultad de elegir, que consiste en un medio adecuado a nuestra naturaleza y fijado por nuestra razón en la forma en que lo fijaría un hombre prudente". 
Está en la naturaleza de las virtudes morales, por tanto, el evitar todo exceso así como todo defecto; la timidez, por ejemplo, es tan contraria a la virtud de la modestia como el descaro. Las virtudes intelectuales (comprensión, ciencia, sabiduría, arte y conocimiento práctico) son perfecciones de la razón misma, sin relación con las facultades inferiores. Una peculiaridad del sistema ético aristotélico consiste en que sitúa las virtudes intelectuales por encima de las morales, lo teorético sobre lo práctico, lo contemplativo sobre lo activo, lo dianético sobre lo ético. Un constituyente importante de la felicidad, según Aristóteles, es la amistad, el lazo de unión entre el individuo y la agrupación social, entre el hombre y el Estado. 
El hombre es esencialmente, o por naturaleza, un "animal social", es decir, no puede alcanzar una felicidad completa más que en dependencia social y política de sus congéneres. Este es el punto de partida de la ciencia política. Que el Estado no es un absoluto, como enseñaba Platón; que no hay un Estado ideal, sino que nuestro conocimiento de la organización política debe ser adquirido mediante el estudio y la comparación de las diferentes constituciones de los Estados; que la mejor forma de gobierno es aquella que mejor concuerda con el carácter de la gente...son algunas de las doctrinas políticas más características de Aristóteles.

Filosofía poética

Bajo este apartado se encuentra la teoría aristotélica del arte y su análisis de la belleza. Cuando Aristóteles define que el fin del arte es "la imitación de la naturaleza" no quiere decir que las artes plásticas y la poesía deberían limitarse a copiar los productos naturales; él se refiere a que, al igual que la naturaleza da cuerpo a la idea, así mismo hace el arte, pero de forma más perfecta y elevada. De aquí su famosa afirmación que dice que la poesía "es más filosófica y elevada que la historia". De aquí proviene también su igualmente famosa doctrina de que el propósito del arte es calmar, purificar (katharsis) y ennoblecer los afectos. Por esta razón prefiere la música a todas las artes plásticas, ya que posee un valor ético superior.

El concepto de Aristóteles de la belleza es vago e indefinido. A veces considera el orden, la simetría y la limitación y otras meramente el orden y la grandiosidad como componentes de lo bello. Estas últimas cualidades las encuentra especialmente en la belleza moral. Resulta imposible hacer aquí una valoración del conjunto de la filosofía aristotélica o rastrear su influencia sobre los sistemas filosóficos que le siguieron. Bastaría con decir que, tomado como un sistema de conocimiento, es más científico que metafísico; su punto de partida es la observación, más que la intuición, y su objetivo es averiguar la causa última de las cosas, más que determinar el valor (ético o estético) de éstas. 
Su influencia se extendió, y todavía se extiende, más allá de los campos de la ciencia y de la filosofía. Nuestro pensamiento, incluso en asuntos muy lejanos de la ciencia y la filosofía, desemboca naturalmente en las categorías y las fórmulas del aristotelismo, y a menudo encuentra su expresión en términos que fueron inventados por Aristóteles, de forma que "las palabras de Aristóteles, entendidas a medias, se han convertido en leyes de pensamiento para otros tiempos".

puerta del infierno


lunes, 10 de agosto de 2020

225).-La ciudad vieja de Jerusalén V.-a


Esteban Aguilar Orellana; Giovani Barbatos Epple; Ismael Barrenechea Samaniego; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí; Alfredo Francisco Eloy Barra ;Rodrigo Farias Picon; Franco Antonio González Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda; Jaime Jamet Rojas; Gustavo Morales Guajardo; Francisco Moreno Gallardo; Boris Ormeño Rojas; José Oyarzún Villa; Rodrigo Palacios Marambio; Demetrio Protopsaltis Palma; Cristian Quezada Moreno; Edison Reyes Aramburu; Rodrigo Rivera Hernández; Jorge Rojas Bustos; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala; Marcelo Yañez Garin;Katherine Alejandra del Carmen  Lafoy Guzmán; Paula Flores Vargas; 

Antigua Jerusalén. 

La ciudad vieja es un área de aproximadamente 0,9 km² situada dentro de Jerusalén Este, constituyendo hasta la década de 1860 todo el entramado urbano. La ciudad vieja es el lugar donde se ubican sitios religiosos importantes tales como el Monte del Templo y el Muro de las Lamentaciones para la religión judía, el Santo Sepulcro para la religión cristiana, y la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa para la religión musulmana. == Tradicionalmente, la ciudad vieja ha estado dividida en cuatro barrios, aunque los actuales nombres sólo se introdujeron en el siglo XIX. Estos cuatro barrios son el Barrio Musulmán, el Barrio Judío, el Barrio Cristiano y el Barrio Armenio. La ciudad vieja fue incluida en 1981 dentro del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Historia

Jerusalén es una de las ciudades más antiguas en el mundo que ha estado habitada continuamente; los arqueólogos estiman su edad en aproximadamente 6.000 años.
La Ciudad Vieja, situada en el corazón de Jerusalén,  en su  primera impresión que se tiene cuando se entra en la ciudad es el aspecto y la arquitectura del Oriente Medio, con sus calles estrechas abarrotadas de gente y sus bazares únicos. Las macizas murallas presentes hasta hoy en la Ciudad Vieja se construyeron en 1537 bajo el dominio del sultán turco Suleiman el Magnífico. La situación de sus siete puertas (Herodes, Damasco, Nuevas en el norte, Puerta de Jafa en el Oeste, Sion y Dung en el Sur; y la de San Esteban en el Este) se cree que es la misma que en la antigüedad.
Dentro de las murallas de la Ciudad Vieja, se divide en cuatro barrios: cristiano en el noroeste agrupado alrededor de la iglesia del Santo Sepulcro; armenio en el suroeste; musulmán en el centro y noreste y judío en el sureste.




La Ciudad Vieja

Caminar por la Ciudad Vieja, que apenas posee un kilómetro de extensión, es una experiencia única. Es un laberinto de callejones y muros de más de 3 mil años de historia que guarda tesoros de múltiples culturas de la antigüedad.
La Jerusalén histórica se repliega sobre sí misma al abrigo de la magnífica muralla que el sultán otomano Suleimán mandó construir a mediados del siglo XVI, la cual cuentan con ocho puertas. Las cuatro principales: la Puerta de Yaffo, de Damasco, de los Leones y la Puerta de Sión, fueron construidas de acuerdo a los cuatro puntos cardinales, y se dirigen hacia las principales ciudades del país. La Puerta Dorada, la única que está sellada, es llamada en hebreo la Puerta de la Misericordia. De acuerdo a la tradición judía, es por esta puerta por donde el Mesías entrará a Jerusalem.
La Ciudad Vieja se encuentra dividida en cuatro barrios: el judío, el musulmán; el cristiano y el armenio.

Entre los sitios históricos y religiosos se encuentran:

     Muro de los Lamentos o Muro Occidental. 



De unos 15 metros de altura al nivel actual y formado por enormes piedras que datan de la época de Herodes, no formaba parte del Templo, sino que servía de muralla al mismo. Sin embargo, como es el último resto del complejo del Templo que sobrevivió al saqueo romano, ha sido reverenciado por los judíos durante casi 2000 años y es el sitio más sagrado para las plegarias judías.

Monte Sión.

 Ahí se encuentra la tumba del Rey David, la Abadía de la Dormición, que es donde se encuentran la tumba de María y el Cenáculo, sala donde celebró Jesús la última cena.

Museo de la Torre de David.

 La Ciudadela, denominada "Torre de David", domina la Ciudad Vieja desde el punto más elevado de la zona. Ya desde el siglo II a. C. sirvió para defender a la ciudad contra invasores. Todos los sucesivos gobernantes de la ciudad se preocuparon de fortificarla y reconstruirla. Desde 1983 funciona como museo y centro cultural y educativo donde los visitantes pueden aprender y vivenciar la historia de Jerusalén.

Los Túnes del Kotel.

 Son excavaciones que se han hecho a lo largo del Muro Occidental, por debajo del nivel actual y hasta llegar al nivel original de hace dos mil años, lo que ha permitido descubrir como era la construcción original del muro en la época de Herodes, así como muchos otros detalles de cómo era la Jerusalén de la época del Segundo templo.

El Cardo.

 Los restos de una elaborada calle bordeada de columnas - el Cardo - fueron encontrados en el centro del Barrio Judío. Una sección de 200 metros de la calle, cuatro metros debajo del nivel actual de la calle, quedó expuesto. Hoy en día, a lo largo de la parte reconstruida del Cardo se puede caminar, igual como lo hiciera la gente hace unos 1500 años atrás. En el siglo XII, los cruzados construyeron un bazar cubierto sobre una sección del Cardo; de esta sección han sido retirados los desechos de siglos y se construyeron modernas tiendas.

 La Vía Dolorosa.

 De acuerdo a la tradición cristiana, es parte del recorrido de Jesús a la crucifixión. En la misma se encuentran marcadas nueve de las 15 estaciones del Viacrucis. Las restantes estaciones se encuentran dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro.

Iglesia del Santo Sepulcro. 



Se alza sobre el Monte Gólgota, el lugar donde de acuerdo a la tradición cristiana se realizó la crucifixión, sepultura y resurrección de Jesús. Fue edificada por el Emperador Constantino en el siglo IV a petición de su madre, la reina Helena. Destaca en ésta el Santo Sepulcro, una lápida que cubre el banco de piedra sobre el que se cree fue depositado el cuerpo de Jesús. La iglesia fue destruida por los persas en el año 614 y poco tiempo después fue reconstruida parcialmente; en el año 1010 fue destruida por el Califa Hakim de Egipto y reconstruida en 1048 por el emperador bizantino Constantino Monómaco; en 1144 los cruzados reconstruyeron toda la iglesia, la colocaron bajo un solo techo e hicieron muchas alteraciones y adiciones. Durante los siglos siguientes la iglesia no fue reparada y en la década del 60, como parte de la restauración propuesta de la Iglesia del Santo Sepulcro, se llevó a cabo un comprehensivo estudio, incluyendo excavaciones debajo de los cimientos de la iglesia actual, que en gran medida sigue el plan de la iglesia cruzada.

Dominus Flevit.

 La Capilla Franciscana de Dominus Flevit (en latín, el Señor lloró) fue construida en 1955, cerca del lugar que los peregrinos medievales identificaran como el sitio desde el cual Jesús llorara por la ciudad. El lugar, adquirido por los franciscanos en 1881, se encontraba en el camino de las procesiones desde el Monte de los Olivos hasta la Iglesia del Santo Sepulcro.

Gruta Pater Noster.

 Cueva en la que Jesús predicó sobre el último conflicto del bien y el mal. La basílica Eleona original (o basílica de los Olivos), construida bajo la supervisión de Helena, la madre de Constantino, quedó destruida durante la invasión de los persas en el 614. El edificio que se levanta allí data de 1894, de cuando el lugar estuvo bajo el cuidado de monjas carmelitas.

 Getsemaní y la Basílica de la Agonía.

 Erigida en 1924 en el lugar tradicional del Jardín de Getsemaní, la Basílica de la Agonía conserva una sección de la base rocosa identificada como el lugar en el cual Jesús orara solo en el huerto la noche de su detención. La actual iglesia, planeada por el arquitecto Antonio Barluzzi se erige sobre los cimientos de dos santuarios anteriores: una capilla del siglo XII abandonada en 1345 y una basílica bizantina anterior del siglo IV, destruida por el terremoto de 746.
    
 Domo o Cúpula de la Roca. 



Construido en el siglo VII por el califa omeya Abd el Malik, la edificación corona el Haram esh-Sharif o la Explanada de las Mezquitas. La cúpula está cubierta con pan de oro y el edificio cuenta con un revestimiento de azulejos multicolor que adorna el exterior y que narra el Viaje nocturno de Mahoma. Es el más importante templo musulmán en Jerusalén. Se encuentra ubicado en el centro del Monte de Templo y es un santuario.

 Mezquita de Al Aksa 

– Construida en el siglo VII con una mezcla de estilos, es el más grande centro de oración musulmán. La estructura fue destruida debido a diversos terremotos, y reconstruida varias veces.

El monte de los Olivos.




El monte de los Olivos (en hebreo, הַר הַזֵּיתִים‎ [Har HaZeitim] y en árabe, جبل الزيتون‎ [Yabal al-Zaytun]), también denominado Monte Olivete, está ubicado en el valle de Cedrón, al este de Jerusalén. Según la Biblia, era el lugar donde Jesús realizaba frecuentemente sus oraciones, e incluso se encontraba allí el día que fue arrestado.
Es considerado uno de los lugares más sagrados de Tierra Santa. Allí están ubicadas las iglesias de Getsemaní, Pater Noster y Dominus Flevit. Toma su nombre de los olivos que pueblan sus laderas. En su falda se encuentran los Jardines de Getsemaní, donde Jesús se hospedó en Jerusalén.
Es el lugar de muchos eventos bíblicos importantes. Por ejemplo, en los Hechos de los apóstoles, se nombra como el lugar desde el que Jesús ascendió al cielo.​ Los soldados romanos de la Décima Legión acamparon en el monte durante el sitio a Jerusalén en el año 70 d. C., que llevó a la destrucción de la ciudad.
En el Libro de Zacarías, el monte de los Olivos aparece identificado como el lugar desde el que Dios comenzará a redimir a los muertos al final de los tiempos. Por esta razón, los judíos siempre han intentado ser enterrados en la montaña, y desde los tiempos bíblicos hasta hoy el monte se ha usado como cementerio para los judíos de Jerusalén. 
Hay aproximadamente 150.000 tumbas en el monte, incluyendo las de muchas figuras famosas como Zacarías (que profetizó allí), Yad Avshalom y muchos rabinos desde el siglo XV al XX, incluyendo a Abraham Isaac Kook, el primer rabino jefe asquenazí de Israel.

Cementerio judío.

Desde los tiempos bíblicos hasta el día de hoy, los judíos han sido enterrados en el Monte de los Olivos. Se calcula que hay unas 150 000 tumbas en el Monte, incluyendo tumbas asociadas tradicionalmente con Zacarías y Avshalom. Importantes rabinos de los siglos xv al xx están enterrados allí, entre ellos Abraham Isaac Kook, el primer gran rabino asquenazí de Israel. El primer ministro de Israel Menachem Begin pidió ser enterrado en el Monte de los Olivos en lugar del Monte Herzl.
El monte sufrió graves daños cuando fue ocupado por Jordania entre la guerra árabe-israelí de 1948 y 1967, cuando cerca de 50 000 lápidas del antiguo cementerio judío del Monte de los Olivos fueron retiradas y utilizadas para la construcción, así como para levantar letrinas, incluyendo lápidas de más de mil años de antigüedad.
​ En algunos sectores del camposanto se instalaron estacionamientos y estaciones de servicio.​ A partir de la reunificación de la ciudad, después de la guerra de los Seis Días en 1967, los israelíes repatriaron laboriosamente tantas lápidas como les fue posible, garantizando la libertad de culto y el respeto a los lugares sagrados de todas las religiones.​ El moderno vecindario de A-Tur se encuentra en la cumbre de la montaña.


Viajar a ciudad antigua. 

vista de Jerusalén desde monte olivos.

Desde el mirador situado en el bíblico Monte de los Olivos, frente al hotel Seven Arches, se contempla la estampa más bella de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Este laberinto de calles angostas, mercados, iglesias, mezquitas y sinagogas, parapetado por una muralla de la época otomana, está dominado por el brillo dorado de la Cúpula de la Roca, erigida en lo alto del monte Moriah, donde el rey Salomón emplazó su palacio y un magnífico templo.
Miremos hacia donde miremos, la religión es omnipresente en esta ciudad de piedras milenarias que rezuman una agitada historia y es sagrada para las tres confesiones monoteístas mayoritarias: judaísmo, cristianismo e islam. Cabe decir que no todo está repartido por igual, pues de los 870.000 habitantes de Jerusalén, la comunidad más numerosa es la judía, con un 62% frente al 36% de musulmanes y al 2% restante; sin embargo, en la Ciudad Vieja el barrio más extenso es el musulmán.

Resulta emotivo entrar en la Jerusalén amurallada desde el Monte de los Olivos. El recorrido pasa por templos que conmemoran momentos de la vida de Jesús y por un extenso cementerio judío donde los creyentes aseguran que empezará la resurrección cuando llegue el Mesías. La senda comienza en la iglesia de Betfagé, que se alza en el lugar en que Jesús de Nazaret, montado a lomos de un pollino, descendió hasta la Ciudad Vieja.

EL LUGAR DONDE APRESARON A CRISTO.

Casi al final del sendero se halla el Huerto de Getsemaní, el olivar donde los soldados romanos apresaron a Cristo tras la traición de Judas. La procesión cristiana del Domingo de Ramos sigue este camino hasta la Puerta de los Leones o de San Esteban, una de las ocho entradas de la muralla. Traspasándola se accede al barrio musulmán, que junto al cristiano, el judío y el armenio conforman el abigarrado casco antiguo.

Como para confirmar que Jerusalén es una rica amalgama de culturas y creencias, el barrio musulmán está atravesado por la Vía Dolorosa, la que recorrió Jesús cargado con la cruz hasta el monte del Calvario. El primer edificio que detiene el paseo del recién llegado es la iglesia románica de Santa Ana, del año 1030, erigida sobre la casa en la que posiblemente nació la Virgen María.

El Hospicio Austriaco, unos metros más adelante, ofrece un oasis de paz en medio del bullicio, así como vistas privilegiadas sobre la Cúpula de la Roca y los tejados de la Ciudad Vieja. Es uno de los hospedajes de peregrinos más tradicionales de Jerusalén. Su agradable jardín resulta ideal para descansar mientras se degusta el strudel que elaboran las monjas del hospicio.
Al salir a la Vía Dolorosa uno se lanza de pleno a un ovillo de calles entre las que surgen tiendas de artesanía y mercados que cautivan con sus colores, aromas y sabores. Religiosos, seculares, turistas y policías armados se confunden en estas vías cargadas de historia y también de vida. La Vía Dolorosa finaliza en la iglesia del Santo Sepulcro, ya en el barrio cristiano, donde se cree que fue enterrado Jesús. El emperador romano Constantino I mandó construir la iglesia, que alberga capillas de las diversas corrientes cristianas. Para evitar enfrentamientos entre ellas, una familia musulmana guarda la llave del templo desde hace siglos. Pero los protestantes y anglicanos consideran que el verdadero sepulcro de Cristo es la Tumba del Jardín, situada extramuros, a poca distancia de la Puerta de Damasco.
Tras la solemnidad del Santo Sepulcro perderse por el animado Muristán será un agradable cambio. En esta zona repleta de tiendas de artesanía se erigía el primer hospital de la Orden de Malta en Jerusalén. En pocos minutos se llega a la comercial calle del Rey David, que desemboca en la Puerta de Jaffa, de 1538. Allí se alza la Torre de David, la antigua ciudadela, acondicionada desde 1989 como un museo que muestra la evolución urbanística de Jerusalén desde la época del mítico David.

El barrio armenio es famoso por sus tiendas de cerámica fina y por su espléndida Catedral de Santiago, del siglo XII
A unos metros nace el barrio armenio. Famoso por sus tiendas de cerámica fina y por su espléndida Catedral de Santiago. Del siglo XII, aunque erigida sobre un templo bizantino anterior, está dedicada a los dos discípulos de Jesús que se llamaban Santiago: el Mayor (el compostelano) y el Menor. Hasta 350 lámparas de plata iluminan el amplio interior del templo catedralicio, decorado con marquetería, cortinajes y cruces esculpidas.
Cerca queda la Puerta de Sión, a través de la cual se alcanza la tumba del rey David, situada fuera de la muralla. Esta entrada es utilizada sobre todo como acceso al barrio judío, destruido durante la guerra de 1948 entre Israel y una coalición de países árabes y rehabilitado años después. Este sector alberga un pequeño foro romano, las Cuatro Sinagogas Sefardíes y una hermosa puerta, la de la Yeshiva de los Cabalistas, la escuela de cábala más antigua de Jerusalén.

EL MURO DE LAS LAMENTACIONES

El ambiente religioso se intensifica al entrar en la plaza del venerado Muro de las Lamentaciones. El Muro frente al que ahora rezan los judíos formaba parte del patio del Segundo Templo. Los visitantes pueden entrar en las zonas de oración, hombres y mujeres separados. El Muro de las Lamentaciones se emplaza bajo la Explanada de las Mezquitas, adonde se accede por una pasarela de madera. Para llegar hasta ella la mejor opción es salir de la plaza –y de la Ciudad Vieja– a través de la Puerta de Dung.

Antes de instalarse en la larga cola de la rampa, es recomendable caminar diez minutos para visitar los restos arqueológicos de la Ciudad de David. Desde allí se divisa el muro de hormigón que Israel levantó en Cisjordania –territorio palestino– a partir de 2002.

La Biblia cuenta que el rey David arrebató Jerusalén a la tribu cananea de los jebuseos, quienes la denominaban Jebús y cuyos restos han aparecido en la actual Ciudad de David. Existen vestigios que apuntan que estuvo habitada en la Edad del Cobre (IV milenio a.C.).
La Explanada de las Mezquitas (Haram al Sharif en árabe) compensa con un derroche de monumentalidad la espera en la rampa de acceso. Aquí se erigen la Mezquita de Al Aqsa, el tercer sitio más sagrado para el islam, y la Cúpula de la Roca. Esta última fue construida en el siglo VII y alberga una roca considerada sagrada tanto por musulmanes como por judíos. Los primeros creen que el profeta Mahoma ascendió a los cielos en su caballo alado desde esta roca.
Para los judíos es la Piedra Fundacional, el lugar más sagrado del Primer Templo, erigido por el rey Salomón y que custodiaba el Arca de la Alianza con las Tablas de la Ley. El Primer Templo fue destruido por los babilonios y el Segundo por los romanos el año 70. Los judíos denominan a la Explanada Har Habayit (Monte del Templo). La entrada al recinto es libre, pero solo los musulmanes pueden rezar allí.
La Explanada se deja por una salida que da al barrio musulmán. De nuevo el visitante se sumerge en el bullicioso mercadeo, entre puestos con especias, dátiles de Jericó, perfumes orientales, artesanía de cuero y kufiyas, el pañuelo palestino.
Al llegar a la Puerta de Damasco se aconseja subir a la parte más elevada de la muralla y recorrerla hasta la Puerta de Jaffa, por donde se abandona la Ciudad Vieja y se accede a la parte Oeste de Jerusalén. El municipio está dividido en Este y Oeste desde el armisticio de 1949, que puso fin a la primera guerra entre Israel y varios países árabes. Según la ley internacional, la parte oriental, que incluye la Ciudad Vieja, pertenece a los palestinos, y la occidental, a Israel. No obstante, la primera está ocupada desde 1967 por los israelíes, que se la anexionaron en 1980.

Dejando atrás la Puerta de Jaffa se llega a un paseo convertido en galería comercial dentro del antiguo barrio palestino de Mamilla. Esta avenida desemboca frente a un cementerio musulmán donde reposan los restos de emires, muftís, sufís, notables de Jerusalén y guerreros musulmanes y cristianos que se enfrentaron en las Cruzadas. Algunos lucharon junto a mitos como Saladino, sultán de Egipto y de Siria, y el rey de Inglaterra Ricardo Corazón de León. Gran parte del camposanto se arrasó a partir de 1948, cuando pasó a formar parte de Israel. Las tumbas se retiraron para construir calles, un parque, un aparcamiento y edificios.
La calle de Jaffa ofrece una nueva oportunidad de disfrutar del ambiente urbano de Jerusalén. Esta concurrida vía conduce al gran mercado cubierto de Mahane Yehuda, donde se puede probar la comida tradicional en locales antiguos o degustar cocina sofisticada en restaurantes de moda. Un corto paseo conduce al barrio judío ultraortodoxo de Mea Shaarim, fundado en 1874 por inmigrantes polacos y lituanos. Un cartel avisa que se debe vestir "de forma modesta", es decir, no dejar al descubierto las piernas, los brazos ni, en el caso de las mujeres, el cabello.

SABBAT, EL DÍA DE DESCANSO JUDÍO

En shabat (o sabbat), el día de descanso semanal judío, el transporte público deja de funcionar y no se puede circular en coche por los vecindarios ultraortodoxos. La vida en la parte israelí de Jerusalén se detiene, mientras que la palestina parece un hervidero. Al Jerusalén Este es fácil llegar desde Mea Shaarim con solo cruzar la carretera número 1. La calle Nablus conduce hasta el mítico hotel American Colony, donde se han alojado personajes tan legendarios como Lawrence de Arabia.
Adorada y glorificada, la espiritual Jerusalén –Yerushalayim en hebreo, Al Quds en árabe– no deja indiferente. Ceñida por su muralla y repleta de templos, la Ciudad Vieja condensa la magia que deslumbró a viajeros de tiempos pasados y que continúa despertando fascinación.


Fechas importantes demográficas

4500-3500 a. C.: primer asentamiento establecido cerca del manantial del Gihón (evidencia arqueológica más antigua).
c. 1550-1400 a. C.: Jerusalén se convierte en vasallo del Imperio Nuevo de Egipto.
c. 1000 a. C.: el rey David ataca y captura Jerusalén, que se convierte en capital del reino unido de Israel (solo fuentes bíblicas).
732 a. C.: Jerusalén se convierte en un vasallo del Imperio Neo-Asirio.
587-6 a. C.: Conquista de Jerusalén por los babilonios; Nabucodonosor II luchó contra intento del faraón Apries para invadir Judá. Jerusalén mayormente destruida incluyendo el Primer Templo, y los ciudadanos prominentes de la ciudad deportados a Babilonia (solo fuentes bíblicas).
539 a. C.: Ciro el Grande conquista Babilonia, permitiendo a los judíos regresar de la cautividad a Jerusalén y reconstruir el templo (solo fuentes bíblicas).
350 a. C.: Revueltas en Jerusalén contra Artajerjes III, que retoma la ciudad y la incendia en el proceso. Los judíos que apoyaron la revuelta son enviados a Hircania en el Mar Caspio.
332-200 a. C.: Jerusalén capitula ante Alejandro Magno, y más tarde se incorpora al reino de Ptolomeo (301 a. C.) y el Imperio seléucida (200 a. C.).
175 a. C.: Antíoco IV Epífanes acelera los esfuerzos seléucidas para erradicar la religión judía, proscribe el sábado y la circuncisión, saquea Jerusalén y erige un altar a Zeus en el Segundo Templo después de saquearlo.
164 a. C.: Los asmoneos tomar el control de una parte de Jerusalén, mientras que los seléucidas retienen el control del Acra en la ciudad y la mayoría de las áreas circundantes.
63 a. C.: El Imperio romano, bajo Pompeyo, toma la ciudad.

70 d. C.: Tito finaliza la parte principal de la Gran Revuelta Judía y destruye el templo de Herodes. El Sanedrín se trasladó a Yavne y los líderes cristianos de la ciudad se reubicaron en Pella.
136: Adriano restablece formalmente la ciudad como Aelia Capitolina, y prohíbe la presencia judía y cristiana en la ciudad. Las restricciones sobre la presencia cristiana en la ciudad fueron disminuidas dos años más tarde.
324-25: El emperador Constantino convoca el Primer Concilio de Nicea y confirma el estatus de Jerusalén como un patriarcado cristiano.46​ Una ola de inmigración cristiana a la ciudad comienza. La prohibición de los judíos de entrar en la ciudad sigue en vigor, pero se les permite ingresar una vez al año para rezar en el Muro de las Lamentaciones en Tisha B'Av.
c. 380: Tiranio Rufino y Melania la Vieja fundan el primer monasterio en Jerusalén en el Monte de los Olivos.
614: Jerusalén cae ante las fuerzas judías y persas, específicamente del Imperio sasánida de Cosroes II, hasta que es retomada en 629. Este fue el resultado de la revuelta judía contra Heraclio, una insurrección judía contra el Imperio bizantino en todo el Levante.​ La Iglesia del Santo Sepulcro es quemada y gran parte de la población cristiana es masacrada.

636-7: El califa Omar el Grande conquista Jerusalén. Según algunos reportes, el Patriarca Sofronio y Omar acurdan en el Pacto de Umar I, que garantiza a los cristianos la libertad de religión, pero prohíbe a los judíos vivir en la ciudad de acuerdo a Muhammad ibn Jarir al-Tabari. La Iglesia apostólica armenia comenzó a nombrar su propio obispo de Jerusalén.
797: Alianza abasí-carolingia: la Iglesia del Santo Sepulcro fue restaurada y el hospital latino fue ampliado, fomentando los viajes cristianos a la ciudad.50​
1009-30: El califa fatimí Al-Hákim ordena la destrucción de iglesias y sinagogas en el imperio, incluyendo la Iglesia del Santo Sepulcro. El califa Ali az-Zahir autoriza su reconstrucción 20 años después.
1077: Revueltas en Jerusalén contra el imperio del emir Atsiz ibd Uvaq, quien retoma la ciudad y masacra a la población local.
1099: Los primeros cruzados capturan Jerusalén y masacran a la mayoría de musulmanes y judíos habitantes de la ciudad. La Cúpula de la Roca se convierte en una iglesia.
1187: Saladino captura Jerusalén de los cruzados y permite la colonización judía y cristiana ortodoxa. La Cúpula de la Roca se convierte en un centro islámico de culto nuevamente.
1229: Un tratado de 10 años se firmó permitiendo a los cristianos la libertad de vivir en la ciudad fortificada. Los ayubíes retuvieron el control de los lugares sagrados musulmanes.
1244: El ejército mercenario de Jorezmitas asedió y destruyó la ciudad.
1260: Jerusalén es asaltada por los mongoles bajo el general cristiano nestoriano Kitbuqa. Hulagu Khan envía un mensaje a Luis IX de Francia que Jerusalén pertenece a los cristianos bajo la alianza franco-mongola.

1267: Najmánides va a Jerusalén y reza en el Muro Occidental. Informó haber encontrado solo dos familias judías en la ciudad.
1482: El visitante sacerdote dominico Felix Fabri describió a Jerusalén como «una colección de toda clase de abominaciones». Como «abominaciones» enumeró a los sarracenos, griegos, sirios, jacobitas, abisinios, nestorianos, armenios, gregorianos, maronitas, turcomanos, beduinos, asesinos (una secta, posiblemente), drusos, mamelucos, y «la más maldita de todos»: judíos. Solo los cristianos latinos «por mucho tiempo con todo su corazón para con los príncipes cristianos, para que vengan y sometan a todo el país a la autoridad de la Iglesia de Roma».
1517: El Imperio otomano captura Jerusalén bajo el sultán Selim I, que se proclama califa del mundo islámico.
1604: Primer Protectorado de las misiones acordado, en el que los súbditos cristianos de Enrique IV de Francia eran libres para visitar los Santos Lugares de Jerusalén. Los misioneros franceses comienzan a viajar a Jerusalén.
1700: Judá el Piadoso y 1.000 seguidores se instalan en Jerusalén.

1774: El Tratado de Kucuk Kaynarca se firma dando a Rusia el derecho de proteger a todos los cristianos en Jerusalén.
1821: Guerra de independencia de Grecia: la población cristiana de Jerusalén (en su mayoría ortodoxos griegos) se vio obligada por las autoridades otomanas a renunciar a sus armas, vestir de negro y ayudar a mejorar las fortificaciones de la ciudad.
1837: El terremoto de Galilea de 1837 afecta a las comunidades judías de Safed y Tiberíades reasentándose en Jerusalén.
1839-40: El rabí Judá Alkalai publica «Los Caminos agradables» y «La paz de Jerusalén», instando al regreso de los judíos europeos a Jerusalén y Palestina.
1853-4: Se firma un tratado entre Francia y la Iglesia católica, proclamándola como la autoridad suprema en la Tierra Santa con control de la Iglesia del Santo Sepulcro, contraviniendo el tratado de 1774 con Rusia y desencadenando la Guerra de Crimea.
1860: El primer barrio judío (Mishkenot Sha'ananim) es construido fuera de las murallas de la Ciudad Vieja, en una zona conocida más adelante como Yemin Moshe, por Moisés Montefiore y Judá Touro.52​53​
1862: Moses Hess publica «Roma y Jerusalén», argumentando a favor de una patria judía en Palestina centrada en Jerusalén
1873-1875: Mea Shearim se construye.
1882: La Primera Aliyá resulta en 35.000 inmigrantes judíos entrando en la región de Palestina.

1901: Las restricciones otomanas a la inmigración judía y la adquisición de tierras en el distrito de Jerusalén entran en vigor.
1901-14: La Segunda Aliyá resulta en 40.000 inmigrantes judíos entrando en la región de Palestina.
1917: Los otomanos son derrotados en la batalla de Jerusalén durante la Primera Guerra Mundial y el ejército británico toma el control. La Declaración Balfour se había emitido un mes antes.
1919-23: La Tercera Aliyá resulta en 35.000 inmigrantes judíos entrando en la región de la Palestina del Mandato.
1924-28: La Cuarta Aliyá resulta en 82.000 inmigrantes judíos entrando en la región de la Palestina del Mandato.
1929-39: La Quinta Aliyá resulta en 250.000 inmigrantes judíos entrando en la región de la Palestina del Mandato.

1947-49: La guerra de Palestina y la Guerra árabe-israelí de 1948 llevó al desplazamiento de las poblaciones árabes y judíos palestinos en la ciudad y su división. Todos los residentes judíos de la parte oriental de la ciudad fueron expulsados por las fuerzas árabes y todo el barrio judío fue destruido.54​ Se despoblaron aldeas árabes palestinas como Lifta, Al-Mahila, Ayn Karim y Deir Yassin.
1967: La guerra de los Seis Días resulta en Jerusalén Este siendo capturada por Israel y unas semanas más tarde, la expansión de Municipalidad de Jerusalén israelí en Jerusalén Este y algunas zonas circundantes. La Ciudad Vieja es capturada por el ejército israelí y el barrio marroquí, incluyendo 135 casas y la mezquita de Al-Buraq, se demolió, creando una plaza frente al Muro de las Lamentaciones. Israel declara a Jerusalén unificada y anuncia el libre acceso a los lugares sagrados de todas las religiones.
2010: Las tendencias demográficas se invierten totalmente: los judíos ahora tienen una tasa de fertilidad más alta que los árabes, debido principalmente a la alta tasa de natalidad entre los judíos jaredí.

Los jaredíes.


El judaísmo ultraortodoxo es una corriente interna del judaísmo ortodoxo. Los jaredíes, también son conocidos como judíos ultraortodoxos, o como aquellos que temen a Dios, son judíos ortodoxos cuya práctica religiosa es especialmente devota. Los jaredíes afirman, al igual que todo el judaísmo ortodoxo, que la Torá entregada en el Monte Sinaí por Dios, con sus respectivas leyes, constituye el "manual de instrucciones del mundo". En otras palabras, la Torá es el código que permite, en términos fundamentales, el comportamiento armónico de la Creación y los creados, la regulación de sus leyes y principios y los métodos que llevarán a cada individuo a unirse a Dios para disfrutar de deleite infinito, máximo objetivo de la creación del mundo.
Sin embargo, a pesar de que otros grupos judíos ortodoxos (ya sean jasídicos u ortodoxos modernos) aceptan esta afirmación, hay diferencias entre todos los grupos en cuanto al comportamiento en ámbitos no legales; es decir, en el ámbito de la cosmovisión individual y colectiva, que no está reglamentada por la Torá.
Los jaredíes suelen vivir al margen de las sociedades laicas que los rodean, incluyendo las judías, debido a que intentan poner en práctica los preceptos bíblicos en un ámbito no hostil. Hoy en día muestran una fuerte presencia en Israel, donde cuentan con sus propios barrios (e, incluso, sus ciudades), sus partidos políticos, sus comercios y sus escuelas. También existen grupos de jaredíes en muchas comunidades judías de la diáspora, particularmente en Estados Unidos y Europa Occidental. Los jaredíes tienen sus propios periódicos, el más importante de los cuales es Hamodia ("El Anunciador").
Desde finales del siglo xix, el sector israelí de los jaredíes rechaza parcialmente la «modernidad» occidental, tanto en lo que se refiere a costumbres como en lo que toca a la ideología. Sin embargo, esta postura no es unánime en el mundo jaredí. Por caso, aquellos oriundos de EE.UU. poseen una visión más inclusiva de la modernidad que la que prevalece entre los israelíes.
En Israel, las 3 comunidades principales son por orden decreciente de importancia:

La aglomeración de Jerusalén, con el barrio de Mea Shearim.
Bnei Brak, en la periferia de Tel Aviv.
Modi'in Illit, un asentamiento israelí de Cisjordania (Judea-Samaria), creada a mediados de los años 1990, situada a algunos kilómetros de la antigua Línea Verde, y que contaba a finales de 2005 con más de 30.000 habitantes.
Los jaredíes también son numerosos en las ciudades santas de Safed y Tiberíades.

Historia de Murallas.

Jerusalén ha estado rodeada por muros para su defensa desde la antigüedad. En la Edad del Bronce, un período también conocido como el período de los Patriarcas, una ciudad llamada Jebús (llamada así por los jebuseos, los primeros habitantes sedentarios de la región) fue construida alrededor del segundo milenio antes de Cristo en el sitio de la Jerusalén actual (al sureste de la ciudad vieja). Esta pequeña ciudad (50.000 metros cuadrados) ya estaba fortificada, los restos de las murallas se encuentran sobre el túnel de Ezequías.
Según la tradición judía, tal como se expresa en el Tanaj, Jerusalén siguió siendo una ciudad jebusea hasta el advenimiento de David, que conquistó la ciudad alrededor el 1004 a. C. y establece una nueva ciudad en el sitio de los jebuseos. Más tarde, el Rey David extiende la ciudad y las murallas fuera de la actual ciudad vieja. Salomón, hijo de David, construyó el Primer Templo y extiende las murallas de la ciudad para protegerlo.

Tughra de Solimán el Magnífico


Para los arqueólogos, el primer muro es obra del rey Ezequías a fines del siglo VIII a.c.. Las murallas son destruidas durante la conquista babilónica por Nabucodonosor II. Los aqueménidas derrotan a los babilonios y después de 70 años de cautiverio, Ciro el Grande permite a los judíos regresar a Judea; Ezra y Nehemías reconstruyen las murallas y reconstruyen un Segundo Templo alrededor del año 430 a. C..​
La segunda muralla es el trabajo de los asmoneos en la segunda mitad del siglo II a. C., que abarca la totalidad de los montes Sion y del Templo.

Entre los años 41 y 44, el rey de Judea, Herodes Agripa I, construyó nuevas murallas conocidas como la tercera muralla. En 135, después de la destrucción de Jerusalén por el emperador Adriano, la nueva ciudad romana de Aelia Capitolina se construye en el mismo lugar pero en dimensiones más pequeñas y está rodeada de nuevos muros. Posteriormente fueron desarrollados por orden de la emperatriz bizantina Elia Eudoxia.
En 1033, la mayoría de los muros construidos fueron destruidos por un terremoto y reconstruidos durante la conquista de los cruzados en 1099. La conquista trajo algo de destrucción seguida de reconstrucción, al igual que la reconquista de Saladino en 1187. En 1202 a 1212, el sobrino de Saladino, Al-Malik al-Mu'azzam 'Isa, ordenó la reconstrucción de las murallas de la ciudad, pero más tarde, en 1219, reconsideró la situación después de que se habían construido la mayoría de las torres de vigilancia y se habían derribado las murallas, principalmente porque temía que los cruzados se beneficiaran de las fortificaciones si conseguían reconquistar la ciudad. 

Las murallas actuales de Jerusalén.

Las murallas de Jerusalén


Las murallas de Jerusalén rodean la ciudad vieja de Jerusalén. Las murallas fueron construidas entre 1535 y 1538, cuando Jerusalén formaba parte del ImJerusalen2perio otomano, por orden de Suleiman I.
La longitud de la muralla es de 4018 metros, su altura promedio es de 12 metros y su espesor promedio es 2,5 metros. La muralla contiene 34 torres de vigilancia y 8 puertas.
En 1981, las murallas de Jerusalén fueron agregadas, junto con la ciudad vieja de Jerusalén, a la lista de Patrimonio de la Humanidad de Unesco.
Las murallas de Jerusalén, que fueron construidas originalmente para proteger las fronteras de la ciudad contra intrusiones, sirven principalmente como una atracción para los turistas, ya que dejaron de servir como un medio de protección para la ciudad.
En el siglo XVI, durante el reinado del Imperio Otomano en la región, el sultán Suleiman el Magnífico decidió reconstruir por completo las fortificaciones de la ciudad, en parte sobre los restos de las antiguas murallas. La construcción duró de 1535 a 1538.
Durante los acuerdos de armisticio árabe-israelí de 1949 que pusieron fin a la guerra de 1948, la frontera entre Israel y Jordania se estableció al pie de las murallas occidental y noroccidental, entre las puertas de Damasco y Sion.
Las murallas de la ciudad vieja y los jardines públicos circundantes han sido clasificadas por las autoridades israelíes como un parque nacional y dependen de la Autoridad de la Naturaleza y Parques de Israel.

Hoy en día, las murallas se elevan  altura y esplendor, después de haber sido retirados los escombros acumulados en el lugar durante siglos. Se construyó un “Paseo por las Murallas” que permite tener una incomparable vista de Jerusalén y sus alrededores. El área verde a lo largo de las murallas consiste en jardines floridos y paseos, así como parques arqueológicos. Las murallas de la ciudad cuentan con ocho puertas. Siete están abiertas y una permanece sellada.

 Las cuatro puertas principales – Puerta de Yafo, Puerta de Damasco, Puerta de los Leones y Puerta de Sión – fueron construidas de acuerdo a los cuatro puntos cardinales, y se dirigen hacia las principales ciudades del país.

La Puerta de Yafo tiene la inscripción del sultán Suleimán, que ordenó su construcclón en 1538/9. La Puerta de Yafo es la más conocida y visitada de las puertas de Jerusalén. Fue consrtuida mirando hacia el oeste, en dirección al puerto de Yafo.

La Puerta Nueva, mirando hacia el norte, es esencialmente una apertura en la muralla abierta en 1887 para permitir el acceso directo al barrio cristiano.

La Puerta de Damasco es la principal entrada al barrio musulmán. Su estrecha entrada y puente de madera fueron reemplazados por una plaza en forma de anfiteatro y un masivo puente de piedra. La puerta mira hacia el norte, en dirección a Damasco, Siria.

La Puerta de Herodes, asimismo mirando hacia el norte, es llamada también la Puerta de las Flores por los bajorrelieves con flores en su fachada.
La puerta leones


La Puerta de los Leones, adornada con heráldicos leones a ambos lados, fue restaurada, de acuerdo a su inscripción, por los otomanos en 1538/9. Es también conocida como la Puerta de San Esteban. Mira hacia el este, en dirección a Jericó.

Barrios.

Los cuatro barrios de ciudad vieja de Jerusalén:

 Barrio Cristiano
Santo Sepulcro

El Santo Sepulcro es uno de los lugares más sagrados del cristianismo ya que en su interior encontramos el sepulcro de Jesús, el Monte Calvario o Gólgota (donde lo crucificaron), la piedra donde fue ungido antes de ser sepultado y el aljibe donde fue encontrada su cruz.
Sin duda, es un proyecto que rompe con cualquier arquitectura utilizada por las distintas ramas del cristianismo. Tanto el ingreso como su estructura es de lo más curioso en relación con una iglesia o catedral.
El acceso, llegando por la Vía Dolorosa, está dado por una plaza donde se encuentra la fachada que no se asemeja en nada a un templo religioso. Ya en el interior se perciben sus dependencias irregulares que posee la planta debido a una complejidad arquitectónica y religiosa.
El edificio designa tres partes principales: la piedra de la unción, Gólgota o calvario (lugar exacto de la crucifixión de Jesucristo) y el Santo Sepulcro.

Barrio Armenio
Catedral de Santiago


En el barrio armenio, se encuentra la Torre de David. Ésta fue construida en el siglo II AC. con el objetivo de paliar uno de los puntos débiles de la defensa de la Ciudad Vieja. Hoy en día es un museo donde se han descubierto restos desde la época de los macabeos hasta el medievo.
Las calles de este barrio forman una intrincada estructura de naturaleza defensiva: las casas alineadas se caracterizan por lo alto que están situadas sus ventanas, protegidas por rejas de hierro, y por sus anónimas puertas de entrada, a las que solo es posible acceder a través de patios internos. Todo este estilo de arquitectura se debe a la larga y terrible historia de masacres que los armenios han sufrido a través de los tiempos.
El barrio armenio a su vez es famoso por su espléndida Catedral de Santiago del siglo XII, ésta fue erigida sobre un templo bizantino anterior y está dedicada a dos discípulos de Jesús. Hasta 350 lámparas de plata iluminan el amplio interior del templo catedralicio, decorado con marquetería, cortinajes y cruces esculpidas.

Barrio Musulmán

En una meseta el monumento de la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa, siendo el tercer sitio más sagrado para el islam, se encuentra el lugar desde donde supuestamente Mahoma ascendió a los cielos.
El edificio es un ejemplo muy claro de qubba islámica. Presenta una estructura de planta centralizada, en torno al elemento de culto, cubierto por una cúpula de media naranja. La cúpula debe relacionarse con un símbolo de poder o de fe ya que es el lugar exacto donde, según el islam, Mahoma ascendió a los cielos.
La planta es el resultado de dos cuadrados superpuestos y girados el uno sobre el otro formando ángulos de 45º, dando lugar a un octógono sobre el que se inscribe una circunferencia.
En el exterior, la cúpula se encuentra recubierta por unas chapas de cobre dorado que, al igual que las fachadas de los muros exteriores, proceden del siglo XI.
El exterior del octógono que conforma la planta de la Cúpula de la Roca está revestido de mármol hasta la altura de las ventanas. En la parte superior, el revestimiento actual es de cerámica turca, y se añadió en 1554 sobre un mosaico vidriado que cubría también el tambor de la cúpula. Estos mosaicos tienen fondo dorado y policromo, y que los dibujos representan árboles, plantas en flor y edificios; probablemente símbolos del Paraíso, como los que todavía se conservan en los riwak de la Gran Mezquita de Damasco.

Barrio Judío

Una vez en el barrio, la parte más sagrada y religiosa es al entrar a la plaza del Hakótel Hama'araví, más conocido como Muro de los Lamentos. Lugar donde acuden miles de judíos para rezar, se puede ingresar por la parte de las oraciones, mujeres y hombres por separado. Este formaba parte del segundo templo de Salomón, y se emplaza bajo el monte del templo, conocido por los musulmanes como la explanada de las mezquitas.

Santa Juana de Arco.-a

Santa Juana de Arcos (Domrémy, Francia, 1412 - Ruán, id., 1431) Santa y heroína francesa. Nacida en el seno de una familia campesina acomoda...