Beatriz Galindo
Beatriz Galindo, llamada la Latina (Salamanca, c. 1465-Madrid, 23 de noviembre de 1535), fue una escritora y humanista española, maestra de latín y gramática de la reina Isabel la Católica y preceptora de sus hijos.
Biografía
Natural de la ciudad de Salamanca, su fecha de nacimiento aún suscita algunas dudas: la mayoría de investigadores la sitúan en 1465, pero algunos en 1464.
Nació en el seno de una familia hidalga que había sido acaudalada, pero venida a menos. Era probablemente hermana de Gaspar de Gricio, que tuvo en la corte el cargo de secretario del príncipe Juan y que después lo fue de la reina Isabel. Parece que su baronía era Gricio, linaje hidalgo del reino de León, y que por algún costado provenía de los Galindos de la ciudad de Écija.
A causa de su inteligencia y afición a las letras, sus padres la eligieron entre las hijas del matrimonio para destinarla al claustro, y decidieron que tomase clases de gramática en una de las academias de la Universidad de Salamanca. Mostró grandes dotes para el latín: a los quince años de edad, no sólo leía y traducía bien los textos clásicos, sino que también era capaz de hablar y escribir en esta lengua con gran corrección y fluidez. Su fama se extendió primero por Salamanca y después por todo el reino y empezó a ser conocida como la Latina. También dominaba el griego, y gustaba especialmente de Aristóteles. En 1486, cuando se estaba preparando para ingresar en el convento como monja, fue llamada por la reina Isabel la Católica a la corte. El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo describió a Beatriz Galindo como:
...muy grande gramática y honesta y virtuosa doncella hijadalgo; y la Reina Católica, informada d'esto y deseando aprender la lengua latina, envío por ella y enseñó a la Reina latín, y fue ella tal persona que ninguna mujer le fue tan acepta de cuantas Su Alteza tuvo para sí.
Su presencia en la Corte no se limitó únicamente a sus labores como preceptora, sino que, como narra Lucio Marineo Sículo, la reina tenía en muy alta estima sus consejos.
Casada en diciembre de 1491 con el capitán artillero y consejero de los Reyes Católicos Francisco Ramírez de Madrid, boda para la que los Reyes Católicos le dieron una dote de 500.000 maravedíes, tuvo dos hijos, Fernán y Nuflo. Enviudó en 1501, retirándose de la corte y asentando su residencia en Madrid, en el que hoy es el Palacio de Viana, que está muy remodelado.
Se le debe la fundación del hospital de la Latina (1499-1507) y de los conventos o monasterios de la Concepción Francisca y la Concepción Jerónima (donde fue enterrada), en Madrid. Se le atribuyen poesías latinas y unos Comentarios a Aristóteles. Escribía poesía en latín y había estudiado teología y medicina.
Beatriz Galindo forma parte de este grupo de mujeres educadas desde su infancia en las lenguas clásicas, latín y griego, y a las que se instruyó con todo el saber del humanismo, exceptuando la retórica, que se suponía propio de los varones ya que preparaba para la política y la guerra. Formaron parte de las cortes renacentistas peninsulares durante los siglos XV y primera mitad del siglo XVI y tuvieron como impulsoras principalmente a la reina Isabel la Católica y a Doña María de Portugal. Isabel iba a favorecer la creación de la Casa de la Reina, espacio de encuentro de estas mujeres eruditas. Los libros fueron bienes muy estimados.
Son una de las varias respuestas peninsulares junto a Isabel de Villena, Teresa de Cartagena y otras a la Querella de las mujeres. Christine de Pisan fue ampliamente conocida en el mundo humanista peninsular. Ejemplo de ello es que la reina Isabel tenía un ejemplar en francés de La ciudad de las damas en su biblioteca. La lengua generalmente usada en sus escritos es el latín.
En España la lista es larga y especialmente ilustre. La encabezan cinco reinas que fueron discípulas de Beatriz Galindo: la propia reina Isabel I y sus cuatro hijas: Juana, reina de Castilla; Catalina, reina de Inglaterra, e Isabel y María, reinas ambas de Portugal. También cabe citar a Luisa de Medrano, primera profesora de una universidad hispánica; a Francisca de Nebrija, hija de Antonio de Nebrija, que colaboró con su padre en la Gramática castellana y le sucedió en la cátedra de retórica; a María Pacheco, hija del conde de Tendilla y mujer del comunero Padilla; a Ana de Cervatón, señora de Chucena, dama de honor de la reina Germana de Foix; a Juana de Contreras, que como la anterior fue discípula y corresponsal de Lucio Marineo Sículo; y a otras muchas como Ángela de Carlet o Isabel de Vergara.7 Todas fueron brillantes cultivadoras del género epistolar, pero no se conserva de ellas mucha obra escrita, salvo de Luisa Sigea.
Monumentos funerarios
La propia Beatriz Galindo encargó varios monumentos funerarios en memoria de su esposo y de ella misma, que fueron realizados al estilo renacentista plateresco, en el año 1531. Esos cenotafios, o sepulcros vacíos, fueron instalados en los dos monasterios que fundó: la Concepción Francisca y la Concepción Jerónima.
Retrato de Beatriz Galindo en su monumento funerario del año 1531. Este cenotafio se conserva en la iglesia del cuarto Monasterio de la Concepción Jerónima, en Madrid. |
Tras su muerte en 1535, fue enterrada en la iglesia del primer Monasterio de la Concepción Jerónima, pero no en ese sepulcro, sino bajo el altar del coro alto. En 1891 se trasladaron sus restos al nuevo convento de la calle de Lista, y de allí pasaron a la cripta de la iglesia del cuarto monasterio de la Concepción Jerónima, en El Goloso. Tanto sus restos como esos cenotafios han ido acompañando a la comunidad religiosa en sus sucesivas sedes.
En cambio, los otros cenotafios del antiguo convento de la Concepción Francisca, actualmente se encuentran en el Museo de San Isidro, o de los orígenes de Madrid. Estos sepulcros tienen motivos diferentes, aunque son del mismo estilo renacentista plateresco. Destaca la escultura yacente de Beatriz Galindo, en alabastro.
Reconocimientos
Madrid honra de varias maneras la memoria de esta ilustre vecina y benefactora de la villa: con el odónimo de la calle de Beatriz Galindo, en los jardines de Las Vistillas, y con los topónimos de dos divisiones del municipio, que aluden a ella por su apodo. El barrio de La Latina, en el casco antiguo, debe su nombre tradicional al antiguo hospital y convento fundados por Beatriz Galindo junto a la plaza de la Cebada.
Y además, en 1971 el ayuntamiento dio el nombre de Latina, a uno de los distritos resultantes de dividir en tres el de Carabanchel, surgido en 1948 por la anexión de los municipios de Carabanchel Alto y Bajo. El distrito de Latina, —que no se ha de confundir con el barrio de igual nombre, ni le es aledaño— erigió en 1999 un monumento a Beatriz Galindo en la plaza de la Puerta del Ángel: una estatua colosal de bronce, obra del escultor José Luis Parés, que representa a la docta dama sentada ante su escritorio.
Diversos centros de enseñanza llevan su nombre en España; así, al terminar la guerra civil española, en 1940, fue fundado el Instituto de Enseñanza Secundaria Beatriz Galindo, en el Palacio Villapadierna de la calle de Goya, núm. 10 de Madrid. Otros centros de enseñanza se encuentran en Motril, Marbella, Alcalá de Henares (donde también tiene una calle), Bollullos de la Mitación, Salamanca, y en el barrio de Aluche de Madrid.
También se le otorga la realización de varios escritos de los cuales no se ha conservado ninguno. Estas obras serían poemas escritos y dos documentos: Notas y comentarios sobre Aristóteles y Anotaciones sobre escritos clásicos
Elena Lucrezia Cornaro Piscopia
(5 de junio de 1646 – 26 de julio de 1684) fue una filósofo veneciana que en el año 1678 se convirtió en la primera mujer en recibir un doctorado en filosofía de una universidad.
Primeros años
Elena Cornaro Piscopia nació en el Palazzo Loredan, en Venecia, República de Venecia, el 5 de junio de 1646. Fue la tercera hija de Giovanni Battista Cornaro-Piscopia y de Zanetta Boni, campesina pobre que en ese momento no era legalmente su esposa y con quien tuvo cuatro hijos más.1 Giovanni Battista era procurador, un cargo muy alto en la república, lo que le permitía residir en la Plaza de San Marcos. Como hija ilegítima, según la ley veneciana estaba excluida de cualquier privilegio noble, aunque su padre la reconociera. Giovanni y Zanetta se casaron en 1654, pero la situación legal inferior de sus hijos no cambió, para irritación de Giovanni. En 1664, fue nombrado Procuratore di San Marco di Supra, el tesorero de San Marcos, un puesto codiciado y solo superado por el del propio Dux. Por ello, a pesar de su condición de ilegítima, Elena tuvo muchos pretendientes. La joven los rechazó a todos, pues había hecho un voto de castidad a los once años.
Al ver su aguda inteligencia, siguiendo el consejo de Giovanni Fabris, un sacerdote amigo de la familia, Elena comenzó a estudiar latín y griego bajo la tutela de distinguidos profesores, y pronto adquirió fluidez en ambos idiomas, a los siete años de edad. También aprendió hebreo, español, francés y árabe, lo que le valió el título de "Oraculum Septilingue". Años más tarde, estudió matemáticas, filosofía y teología. En 1665, tomó los hábitos de oblata benedictina, aunque sin convertirse en monja. En 1669, tradujo Colloquio di Cristo nostro Redentore all’anima devota, del monje cartujo Giovanni Laspergio, del español al italiano.3 Fue invitada a formar parte de numerosas sociedades de eruditos cuando su fama comenzó a extenderse, y en 1670 fue elegida presidenta de la sociedad veneciana Accademia dei Pacifici.
Al ver su aguda inteligencia, siguiendo el consejo de Giovanni Fabris, un sacerdote amigo de la familia, Elena comenzó a estudiar latín y griego bajo la tutela de distinguidos profesores, y pronto adquirió fluidez en ambos idiomas, a los siete años de edad. También aprendió hebreo, español, francés y árabe, lo que le valió el título de "Oraculum Septilingue". Años más tarde, estudió matemáticas, filosofía y teología. En 1665, tomó los hábitos de oblata benedictina, aunque sin convertirse en monja. En 1669, tradujo Colloquio di Cristo nostro Redentore all’anima devota, del monje cartujo Giovanni Laspergio, del español al italiano.3 Fue invitada a formar parte de numerosas sociedades de eruditos cuando su fama comenzó a extenderse, y en 1670 fue elegida presidenta de la sociedad veneciana Accademia dei Pacifici.
Universidad y graduación
Siguiendo las recomendaciones de Carlo Rinaldini, su tutor de filosofía, Felice Rotondi solicitó a la Universidad de Padua que le otorgase a Cornaro el título de doctora en teología.1 Cuando Gregorio Barbarigo, el obispo de Padua, recibió la noticia de que Elena estaba intentando obtener el doctorado en teología, se negó a otorgárselo, alegando que era mujer. Sin embargo, le permitió obtener el título de doctora en filosofía y, después de un curso brillante, obtuvo su título. El 25 de junio de 1678, Cornaro se graduó en la Catedral de Padua, ante la presencia de las autoridades de la universidad, los profesores de todas las facultades, los estudiantes y la mayoría de los senadores venecianos, junto con numerosos invitados de las universidades de Bolonia, Perugia, Roma y Nápoles.
Elena habló durante una hora en latín clásico, explicando pasajes complejos seleccionados al azar de un libro de Aristóteles. Su público la escuchó con gran atención, y cuando terminó, el profesor Rinaldini procedió a otorgarle la insignia de doctora y el libro de filosofía, y le colocó la corona de laurel correspondiente en la cabeza, el anillo en su dedo y la muceta de armiño sobre sus hombros. Esta escena fue plasmada luego en la Ventana Cornaro, ubicada en el ala oeste de la Biblioteca Thompson Memorial del Vassar College.
Elena habló durante una hora en latín clásico, explicando pasajes complejos seleccionados al azar de un libro de Aristóteles. Su público la escuchó con gran atención, y cuando terminó, el profesor Rinaldini procedió a otorgarle la insignia de doctora y el libro de filosofía, y le colocó la corona de laurel correspondiente en la cabeza, el anillo en su dedo y la muceta de armiño sobre sus hombros. Esta escena fue plasmada luego en la Ventana Cornaro, ubicada en el ala oeste de la Biblioteca Thompson Memorial del Vassar College.
Cornaro fue una de las primeras mujeres que recibió un título académico avanzado; otros ejemplos son Beatriz Galindo y Juliana Morell. Otras mujeres que recibieron doctorados en la era moderna fueron Sophie Kowalevski y la historiadora Stefania Wolicka, ambas alrededor del año 1875.
Elena fue miembro de varias academias y era bien considerada en toda Europa por sus logros y sus virtudes. Margaret Alic, en su libro Hypatia's Heritage, menciona que en 1678 ingresó a la Universidad de Padua como conferenciante en matemáticas. Dedicó los últimos siete años de su vida al estudio y la caridad. Falleció en Padua en 1684 de tuberculosis, y fue sepultada en la Basílica de Santa Justina. En la Universidad de Padua se erigió una estatua en su honor. Tras su muerte, se le realizaron servicios funerarios en Venecia, Padua, Siena y Roma. Sus escritos, publicados en Parma en 1688, constaron de discursos académicos, traducciones y tratados religiosos.
En 1685, su alma máter creó una medalla en su honor. En 1895, la abadesa Mathilda Pynnsent, de las benedictinas inglesas de Roma, abrió la tumba de Elena, colocó sus restos en un nuevo ataúd y señalaron la tumba con una placa conmemorativa.
Juliana Morell o Morella, (Barcelona, 16 de febrero de 1594 - Aviñón, 26 de junio de 1653), poetisa, humanista y monja dominica española de expresión francesa. En 1608 se doctoró en leyes.
Hija de descendientes de judíos conversos, perdió a su madre cuando contaba dos o tres años de edad. Superdotada, aprendió a leer y escribir a los cuatro años con suma facilidad con los frailes dominicos de Barcelona, quienes declararon que ya no podían enseñarle nada más. A los siete años sabía ya catalán, griego, latín y hebreo. A los doce dominaba al menos el árabe, el siriaco, el italiano, el francés y el español. A los diecisiete hablaba, leía y escribía en catorce idiomas.
Su padre, Joan Antoni Morell, un conocido banquero y hombre culto, se vio implicado en un homicidio y huyó con ella, que por entonces contaba siete u ocho años, a Lyon, donde su hija se siguió educando añadiendo a sus saberes Filosofía, Matemáticas, Derecho civil y canónico, Astronomía, Física y Música.
En 1606 o 1607, cuando contaba doce o trece años, defendió unas tesis cum Logicas tum Morales dedicadas a Margarita de Austria, reina de España, y en 1608 recibió el grado de doctora summa cum laude en Aviñón, adonde se había trasladado con su padre y que por entonces formaba parte de los Estados Pontificios; protegida por la Condesa de Comté y huyendo del matrimonio que le preparaba su padre, entró en el convento dominico de San Práxedes de Aviñón como novicia.
Hizo los votos finales el 20 de junio de 1610. A los tres años ya era priora, y lo fue otras dos veces más; en ese convento pasó el resto de su vida hasta su muerte en 1656 y allí está enterrada. La alaban Lope de Vega en la segunda silva de su Laurel de Apolo y Benito Jerónimo Feijoo entre otros muchos. Se cuenta con una biografía de esta escritora, más bien una hagiografía, por parte de Gabriela de Vellay, escrita en 1662.
Obra
Morell Tradujo del latín al francés varias obras de San Vicente Ferrer comentándolas, en concreto la Vita Spiritualis (Lyon, 1617; París, 1619) con el título Traité de la vie spirituelle par S. Vincent Ferrier de l’Ordre de S. Dominique, traduit de Latin en Francez avec des remarques &annotations sur chaque chapitre; unos Exercices spirituales sur l’éternité, avec quelques autresméditations de divers sujets,& un petit exercice préparatoire pour la sante profession (Avignon, 1637); una traducción al francés de la Regla de San Agustín con varios comentarios y observaciones con el propósito de instruir (La regle de S. Agustín traduite en François, enrichie de diverses explications & remarques pour servir d’istruction, Avigon, 1680) que incluye como apéndice una biografía de la autora por parte de Marie de Beauchamp; una Histoire du retablissement & de la reforme de son monastere desante Praxede, avec les vies de quelques religieuses du dit monastere decedées de sontemps en opinión de vertu, manuscrita, y poemas en latín y francés conservados principalmente en forma manuscrita, así como también textos en prosa como la «Oración recitada ante Paulo V», que será impresa y fue probablemente su tesis doctoral leída en Aviñón ante el papa.
En 1685, su alma máter creó una medalla en su honor. En 1895, la abadesa Mathilda Pynnsent, de las benedictinas inglesas de Roma, abrió la tumba de Elena, colocó sus restos en un nuevo ataúd y señalaron la tumba con una placa conmemorativa.
Juliana Morell o Morella
Juliana Morell o Morella, (Barcelona, 16 de febrero de 1594 - Aviñón, 26 de junio de 1653), poetisa, humanista y monja dominica española de expresión francesa. En 1608 se doctoró en leyes.
Hija de descendientes de judíos conversos, perdió a su madre cuando contaba dos o tres años de edad. Superdotada, aprendió a leer y escribir a los cuatro años con suma facilidad con los frailes dominicos de Barcelona, quienes declararon que ya no podían enseñarle nada más. A los siete años sabía ya catalán, griego, latín y hebreo. A los doce dominaba al menos el árabe, el siriaco, el italiano, el francés y el español. A los diecisiete hablaba, leía y escribía en catorce idiomas.
Su padre, Joan Antoni Morell, un conocido banquero y hombre culto, se vio implicado en un homicidio y huyó con ella, que por entonces contaba siete u ocho años, a Lyon, donde su hija se siguió educando añadiendo a sus saberes Filosofía, Matemáticas, Derecho civil y canónico, Astronomía, Física y Música.
En 1606 o 1607, cuando contaba doce o trece años, defendió unas tesis cum Logicas tum Morales dedicadas a Margarita de Austria, reina de España, y en 1608 recibió el grado de doctora summa cum laude en Aviñón, adonde se había trasladado con su padre y que por entonces formaba parte de los Estados Pontificios; protegida por la Condesa de Comté y huyendo del matrimonio que le preparaba su padre, entró en el convento dominico de San Práxedes de Aviñón como novicia.
Hizo los votos finales el 20 de junio de 1610. A los tres años ya era priora, y lo fue otras dos veces más; en ese convento pasó el resto de su vida hasta su muerte en 1656 y allí está enterrada. La alaban Lope de Vega en la segunda silva de su Laurel de Apolo y Benito Jerónimo Feijoo entre otros muchos. Se cuenta con una biografía de esta escritora, más bien una hagiografía, por parte de Gabriela de Vellay, escrita en 1662.
Obra
Morell Tradujo del latín al francés varias obras de San Vicente Ferrer comentándolas, en concreto la Vita Spiritualis (Lyon, 1617; París, 1619) con el título Traité de la vie spirituelle par S. Vincent Ferrier de l’Ordre de S. Dominique, traduit de Latin en Francez avec des remarques &annotations sur chaque chapitre; unos Exercices spirituales sur l’éternité, avec quelques autresméditations de divers sujets,& un petit exercice préparatoire pour la sante profession (Avignon, 1637); una traducción al francés de la Regla de San Agustín con varios comentarios y observaciones con el propósito de instruir (La regle de S. Agustín traduite en François, enrichie de diverses explications & remarques pour servir d’istruction, Avigon, 1680) que incluye como apéndice una biografía de la autora por parte de Marie de Beauchamp; una Histoire du retablissement & de la reforme de son monastere desante Praxede, avec les vies de quelques religieuses du dit monastere decedées de sontemps en opinión de vertu, manuscrita, y poemas en latín y francés conservados principalmente en forma manuscrita, así como también textos en prosa como la «Oración recitada ante Paulo V», que será impresa y fue probablemente su tesis doctoral leída en Aviñón ante el papa.
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