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En 1571 llegan las primeras religiosas de la orden de Santa Clara a Chile, fundando monasterios en La Imperial, participando activamente en la Guerra de Arauco.
Fueron 13 las clarisas que llegaron a Santiago, entre ellas Francisca Ramírez, raptada en Osorno por indígenas y cautiva algunos años. Se asentaron en la casa que había sido del Gobernador Alonso de Sotomayor, hasta que el Capitán Gaspar Hernández de Lacerna les cede los terrenos al poniente del cerro (Huelen), donde estuvieron ubicadas más de trescientos años, dando origen a la Calle de las Claras, hoy Enrique Mc Iver.
Con los años su monasterio se extendió al norte, no sin problemas con el Cabildo. Su fama y fervor por parte de la sociedad, opacó incluso a las monjas Agustinas, favoritas de la colonia. Famosas eran sus mermeladas, cerámica perfumada y dulces. Su convento, de sencilla estampa colonial, tenía gruesos muros de adobe y la iglesia daba a la Cañada.
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Blanco, con pequeñas ventanillas, de una sola nave y sencilla torre, había sido remodelado en elegante neoclásico a fines del siglo XIX, alzándose pilastras, frontones, puertas talladas y en el interior lujosos altares, retablos, y antiguas obras de arte.
Las clarisas no estuvieron exentas de devoción y milagros. Profesó en 1762 la hermosa sor María Mercedes de la purificación de Valdés, hija del Maestre de campo Domingo Valdés y Francisca de Borja de la Carrera.
De reconocida belleza, era pretendida por los grandes caballeros de Santiago, pero eligió tomar los votos para dedicar su vida a Dios. Paradójicamente pasó sus siguientes 26 años enferma, muriendo en 1795. Luego de eso se le atribuyeron apariciones y milagros, causando gran fervor, acrecentando la fama del monasterio de Santa Clara.
Tan apreciadas eran las clarisas antiguas que todos los presidentes electos iban a visitar el convento apenas habían sido elegidos.
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Uno de los últimos en visitar el claustro en su esplendor fue el presidente Federico Errázuriz Echaurren, con su mujer, su madre e hija; siendo agasajados con dulces, mate, refrescos, el canto de tonadas y la ejecución al piano de rapsodias húngaras de Litz.
El presidente entusiasmado exclamó: “Vaya, no me suponía que hubiera en el convento tanto arte y señoras que tocaran tan bien!”… lo que demuestra el gran acervo cultural de las religiosas.
Hacia 1910 la necesidad de contar con un edificio de la Biblioteca Nacional propuso serios incidentes en el Congreso, quienes apelaban por la falta de fondos y un terreno adecuado para el edificio, barajándose las riveras del Mapocho y el Parque Forestal.
Finalmente se decidió adquirir el extenso monasterio de las Claras, no sin la desaprobación ciudadana, iniciándose su demolición entre 1909 y 1912.
La Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara
| Santa Clara de Asís. Fresco de Simone Martini. Siglo XIV. Basílica de San Francisco de Asís. |
La Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara (en latín: Ordo Sanctae Clarae, O.S.C.) es uno de los institutos religiosos de la Segunda Orden de San Francisco para religiosas. Estas monjas son conocidas como clarisas. La orden fue fundada por san Francisco de Asís y santa Clara de Asís en 1212.
Historia
La Primera Orden de San Francisco fue fundada en 1209. Sus miembros eran conocidos como hermanos menores. A partir de 1210 san Francisco de Asís tuvo su residencia habitual en la iglesia de Porciúncula, en Asís, Italia. Santa Clara, una joven muchacha noble de Asís a la que le gustaban los sermones de san Francisco, se fue de la casa familiar con una amiga llamada Pacífica y se presentó en Porciúncula en la noche del Domingo de Ramos de 1212. San Francisco les cortó el cabello y les dio un hábito como el suyo. Posteriormente, las mandó a vivir al monasterio de monjas benedictinas de San Paolo de Bastia. Al cabo de unos días se trasladaron al monasterio de benedictinas de Sant Angelo, en el monte Subasio de la provincia de Perugia. Posteriormente se les unió una hermana de Clara, Inés, a la cual Francisco también cortó el pelo. Tiempo después, obispo Guido de Cortona les entregó a estas monjas la iglesia de San Damián en Asís.1 El propio san Francisco organizó la comunidad de San Damián, les aconsejó y les entregó numerosos escritos sobre vida religiosa. El IV Concilio de Letrán de 1215 indicaba que todas las órdenes que no estaban aprobadas canónicamente debían tomar la regla de una orden ya aprobada. Las clarisas tomaron la regla benedictina. No obstante, Clara obtuvo de Inocencio III un singular "privilegio de pobreza". Francisco conoció al cardenal Hugolino de Segni, obispo de Ostia y Velletri, en 1216. El cardenal Hugolino aprobó la regla de las clarisas de San Damián en 1219. Fue la primera mujer que escribió una regla para una comunidad. Al principio a estas monjas se las conoció como hermanas menores, Cuando Hugolino usó el término hermanas pobres para el grupo de monjas de la iglesia de San Damián, san Francisco dijo que prefería que el nombre de las religiosas fuese el de damas pobres. Finalmente, el nombre "hermanas menores" fue suprimido por Gregorio IX en 1241. El papa Honorio III aprobó la regla de la Primera Orden de San Francisco con la bula Solet annuere del 22 de noviembre de 1223. En 1227 Hugolino fue escogido papa como Gregorio IX. El papa Inocencio IV aprobó unas reglas para las clarisas con la bula Quoties a nobis del 23 de agosto de 1247. No obstante, posteriormente el pontífice dijo en la bula Inter personas del 6 de julio de 1250 que esta no era obligatoria para las monjas. El 16 de septiembre de 1252 el papa Inocencio IV aprobó otra regla para la orden. El cardenal Reinaldo de Conti di Segni fue protector de los franciscanos desde 1227 y desde 1248 también lo fue de las clarisas.8 El 27 de abril de 1253 logró que el papa Inocencio IV visitase a santa Clara en Asís, donde pasaba el final de su vida.
| Monjas clarisas en Brasil |
La aprobación de la regla por bula de Inocencio IV tuvo lugar con la Solet annuere del 9 de agosto de 1253. Reinaldo llegó a sumo pontífice en 1254 como Alejandro IV y canonizó a santa Clara en la catedral de Agnani en 1255.5 En 1257 comenzó la construcción de la basílica de Santa Clara en Asís. En 1260 se enterró en este lugar el cuerpo de la santa. La basílica fue finalizada en 1265. En 1221 el papa Honorio III aprobó el Memorial del propósito de los hermanos y hermanas de penitencia que viven en sus propias casas (conocido como el Memoriale), que va dirigido a todas las órdenes de penitencia en general, y que fue la primera norma usada por la Tercera Orden de San Francisco, fundada en el siglo XIII para hombres y mujeres seglares franciscanos. La beata Isabel de Francia, hermana del rey san Luis IX, quiso fundar un monasterio de damas pobres cerca de París, bajo la inspiración de santa Clara. Elaboró una nueva regla que, posteriormente, fue estudiada y modificada por cinco teólogos franciscanos de la Universidad de París, entre los que estaba san Buenaventura de Fidanza. Esta regla fue aprobada por Alejandro IV el 27 de julio de 1263 y, finalmente, recibió la bula de Urbano IV Religionis augmentum del 27 de julio de 1263.12 Esta regla fue profesada por 10 conventos en Francia e Inglaterra, empezando por el primero de Longchamps, cerca de París. Aunque se trataba de una orden de clausura, tenía algunas modificaciones con respecto a la regla de santa Clara en espiritualidad y mitigaba el requisito de la pobreza, permitiendo que el convento tuviera rentas. Estas monjas también recibían asistencia espiritual de los franciscanos Durante su pontificado, Alejandro IV continuó siendo protector de franciscanos y clarisas. Cuando fue sucedido por Urbano IV en 1261, los franciscanos pidieron al papa que les asignase como protector al cardenal Juan Cayetano Orsini, lo que les fue concedido, aunque las clarisas tuvieron de protector a Esteban de Hungría, obispo de Palestrina. El papa Urbano IV, en la bula Inter personas del 19 de agosto de 1262, confirmó que en las circunstancias que se daban los franciscanos debían ser los que atendiesen las necesidades espirituales de las clarisas. Para tratar la jurisdicción franciscana de las clarisas y el papel del cardenal protector, el cardenal Cayetano de Orsino preparó una nueva regla para las clarisas, que fue aprobada por Urbano IV por bula del 18 de octubre de 1263. En esta regla el cardenal protector asignaba a las comunidades clarisas un visitador o un capellán, sin que este tuviese que ser necesariamente franciscano. También se consiguió la unificación con el mismo cardenal protector de todos los conventos de religiosas seguidoras de santa Clara, incluidos los fundados con la regla de la beata Isabel de Francia. La regla urbanista permitía que los conventos de clarisas tuvieran propiedades y rentas. También añadía el uso del escapulario.
Para tratar la jurisdicción franciscana de las clarisas y el papel del cardenal protector, el cardenal Cayetano de Orsino preparó una nueva regla para las clarisas, que fue aprobada por Urbano IV por bula del 18 de octubre de 1263.En esta regla el cardenal protector asignaba a las comunidades clarisas un visitador o un capellán, sin que este tuviese que ser necesariamente franciscano.También se consiguió la unificación con el mismo cardenal protector de todos los conventos de religiosas seguidoras de santa Clara, incluidos los fundados con la regla de la beata Isabel de Francia. |
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